MANIFIESTO: NI UNA MENOS
Tiradas a la basura, desgarradas, en pelotas: en la montaña asquerosa, un cuerpo como una cosa, como una cosa ya rota y que no sirve para nada, los restos del predador, la carne que le sobró de su festín asesino. Afuera espera la prensa: las cámaras y micrófonos buscando mostrarle al mundo el dolor más lacerante, la frase más torturada, la cara más arrugada por la angustia que la arrasa. Ya terminó el predador. Seguirán la policía, los abogados, los jueces y las cámaras de TV: sigue la carnicería en una especie de show que explica los femicidios. Cada vez que asesinan a una adolescente se monta un teatro carroñero y culpabilizador. Cada acto de la piba convertido en causa eficiente de la muerte. La ropa erigida en símbolo de una conducta que llevaba inscripto su castigo: en el short se esc...