martes, abril 1

1982. LUCHE Y SE VAN

El 30 de marzo de 1982, una masiva movilización popular colmó Plaza de Mayo. Esa era la primera vez, desde 1976, que el movimiento obrero enfrentaba a la sangrienta dictadura militar.
La convocatoria la hizo una devastada CGT, pero por sobre todo decenas de miles de personas y organismos defensores de Derechos Humanos salieron a la calle a desafiar a un gobierno militar cada vez más desprestigiado.
La crisis económica, la violación constante de los derechos humanos, la desaparición forzada de personas, el descomunal incremento de la deuda externa debilitaron al régimen militar.
La gente perdía el miedo y el llamado Proceso de Reorganización Nacional instaurado el 24 de marzo de 1976 a partir del golpe de Estado cívico, militar y eclesiástico era cada vez más repudiado.
La prensa extranjera denunciaba campos de concentración y exterminio, las Madres de Plaza de Mayo gozaban de reconocimiento internacional y Adolfo Pérez Esquivel había recibido el Premio Nobel de la Paz en 1980 por su defensa de los derechos humanos en Latinoamérica.
Tal vez este hecho fue el que impulsó a la CGT a romper el cerco del terror y realizar un congreso en Liniers, el 7 de noviembre de 1981. La consigna fue: ¡Paz, pan y trabajo!
La respuesta a esta movilización, además de la furiosa represión, fue la declaración de la guerra de Malvinas tres días después de esta movilización.
Pero el 30 de marzo de 1982 en las calles se cantaba: ¡Se va a acabar, se va a acabar la dictadura militar! Ese día, hubo miles de detenidos en el país y en Mendoza fue asesinado Benedicto Ortíz.
“Gimnasia subversiva”, tituló la prensa afín al régimen militar al día siguiente. Pocos le creían.
Esta no fue la primera demostración de oposición obrera a la dictadura. Sí, la más masiva, combativa y apoyada por el conjunto de la población que había sido pasiva hasta el momento o directamente apoyaba la dictadura militar en su época de la “plata dulce”.
En 1977 hubo una oleada de luchas en el último semestre. El 1 de marzo de ese año fue fundada la Comisión de los 25, formada por varios sindicatos, entre los que se encontraba Cerveceros, dirigido por Saúl Ubaldini y otros que se oponían a la CGT oficial, adicta a la dictadura. La conflictividad obrera volvería a aumentar particularmente a partir de 1979, cuando el proyecto económico de la dictadura comenzaba a entrar en crisis.
En enero del 79 se produjo la primera toma de fábrica y el 27 de abril se produce la Jornada Nacional de Protesta.
En 1980 se desarrollan varios conflictos, incluso con tomas de fábrica. En noviembre, “los 25” se convierten en la CGT Brasil.
El 30 de marzo de 1982 marcó el fin de la dictadura militar. Hubo una terrible represión y muchos detenidos que fueron llevados a la Cárcel de Devoto, que se enteraron allí mismo, el día 2 de abril, tras escuchar la arenga prepotente de Galtieri sobre el desembarco del ejército argentino en las islas Malvinas.
No lo podían creer. Esos represores, entrenados en las escuelas yanquis, escuelas de imperialismo, no podían conducir ninguna guerra antiimperialista.

No lo hicieron.

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