CIUDAD SITIADA
por Lucía Pereyra
El miércoles 19 de marzo, la Ciudad de Buenos Aires amaneció bajo un fuerte despliegue policial que, a simple vista, evocaba las tensiones de los años de plomo en nuestro país. En su afán de poner en práctica el protocolo de seguridad, la ministra Patricia Bullrich movilizó a 2.500 efectivos de las fuerzas federales, gendarmería y prefectura. Como en una distopía orwelliana, desde la madrugada, un manto de terror y vigilancia se extendía como una sombra sobre las principales estaciones de ferrocarril del área metropolitana. Desde los altoparlantes sonaba en una voz femenina, metálica y repetitiva, que lanzaba un mensaje de intimidación: “Protestar no es violencia. La policía va a reprimir cualquier atentado contra la República”. Este mismo mensaje, que se repetía en las ...