Vecinos porteños protestaron hoy contra la colocación de rejas en un sector del Parque Lezama, una instalación que el Gobierno de la Ciudad inició esta mañana pese a los reiterados reclamos y sin que estuviera prevista en la licitación de la obra de restauración.
«No sabíamos nada, de pronto alguien nos avisó esta mañana y vinimos inmediatamente, pero hay mucha gente trabajando que no se enteró aún», comentó uno de los vecinos que se fueron agrupando este mediodía en el parque con carteles que visibilizaban el reclamo: «Yo quiero un parque libre, sin rejas».
Mauricio García, vecino que integra la Asamblea de Parque Lezama, precisó que en ese espacio esperan «que nos den una respuesta desde acá adentro, y vamos a juntarnos afuera o adentro para impedir que pongan las rejas, y si es necesario vamos a cortar la calle y hacer acciones para que nos escuchen».
«Ya pusieron 12 pilares y 3 paneles de rejas», aclaró en referencia al incipiente enrejado que el Ejecutivo porteño comenzó a colocar detrás del Monumento a la Cordialidad argentino-uruguaya, emplazado del lado de la Avenida Martín García, próximo a la calle Defensa.
«La colocación de estas rejas es ilegal porque hay un decreto del ’97 que declaró al Parque Lezama Monumento Histórico Nacional, y la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos no autorizó la medida. Sabemos que la Comisión está realizando alguna acción para pedir al gobierno de la Ciudad que paren el enrejado porque ellos no las autorizaron y además no están de acuerdo», enfatizó el vecino.
Fuentes de la Comisión confirmaron que «existe un decreto que declara al Parque Lezama Monumento Histórico Nacional», y precisaron que si bien los monumentos históricos pertenecen a la jurisdicción en la que están emplazados, «las obras deben tener un control de la Comisión previo y durante la realización de la obra».
El parque tiene hoy el aspecto de campo arrasado; si bien está en obra con un cerco perimetral que lo rodea, y hay algunas obras, también hay esculturas con roturas, veredas destruidas, pasto crecido, suciedad y abandono.
«Con este enrejado limitan la feria de artesanos y fundamentalmente limitan el uso del parque por los vecinos, y esto es fundamental porque nosotros vemos que con esta restricción se va a sectorizar y aislar a cada uno de los barrios que están alrededor del parque, San Telmo, La Boca y Barracas», dijo García. También añadió que el enrejado va a impedir que «venga la gente de noche, en verano por ejemplo, teniendo en cuenta que por acá hay muchas casas y departamentos chicos, habitaciones y hoteles y la gente necesita salir, tomar aire, y por eso viene al parque a jugar al fútbol, a tomar mate, estar en el anfiteatro, los chicos en los juegos».
La voz unánime de los vecinos es «no a las rejas, no tiene por qué haber rejas, lo que tiene que haber es seguridad».
Según García, desde el gobierno porteño «dicen que hubo ‘vandalismo’ a pesar de que está todo vallado por la obra. Pero el copón escrito con aerosol está desde el año pasado, no es reciente como dicen. Y las estatuas de Rómulo y Remo, cuya pieza original de bronce falta desde 2007 y luego se hicieron en cemento, faltan desde el año pasado, hecho que denuncian en septiembre, por eso la falta de esas piezas tampoco es reciente».
El pasado 26 de enero el subsecretario de Uso del Espacio Público porteño, Patricio Di Stéfano, denunció en el diario La Nación que había desaparecido la estatua de Rómulo y Remo del parque, y señaló que ese «acto de vandalismo» incrementaría el presupuesto de la obra de refacción en 100.000 pesos.
Por eso, García manifestó que «la movida mediática que (desde el Ejecutivo local) salieron a hacer hace un par de semanas por un supuesto vandalismo, nosotros lo refutamos, lo que fue ratificado por la comisaría», y enfatizó que esa supuesta denuncia fue «una excusa, un manejo mediático vil, cruel y traicionero».
A su vez, señaló que las obras de refacción del parque «vienen muy demoradas, se tendrían que haber terminado a fines de noviembre o principios de diciembre del año pasado porque eran cinco meses por licitación y ya van ocho meses de obra. Hay muchas falencias y negligencias por parte de la obra y de los funcionarios».
Por su parte, Edith Oviedo, comunera de esa jurisdicción, aseguró que «el año pasado, con la Comisión Nacional estuvimos trabajando desde la Asamblea, con los vecinos, y le presentamos al Ejecutivo nuestras propuestas sobre cómo deberíía quedar el parque además de tener un plan participativo de manejo».
«Nosotros decimos ‘no a las rejas’ -enfatizó- ni a lo que piensan hacer en el anfiteatro, que es poner un espejo de agua en ese cuadrado», que es donde ensayan grupos de candombe.
La comunera precisó que continuarán reuniéndose con la Comisión Nacional y que harán una «presentación legal» con el objetivo de «parar las obras y el enrejado».
Para Oviedo, las rejas significan que «desde las 20 no se puede acceder al parque, a pesar de que está rodeado de casas pequeñas, inquilinatos, hoteles, y es el espacio de las familias».
«Lo que rige acá es el negocio de las rejas y el concepto de una ciudad para pocos», dijo.