por Natalia Concannon
Miles de personas participarán mañana en más de 20 ciudades del país en la Marcha Mundial de la Marihuana, un evento internacional que en Argentina tendrá como consigna central el pedido de que cesen las detenciones por consumo, que representan unas 9.000 causas anuales, y por autocultivo.
«En nuestro país una persona es detenida por hora por consumo personal. Esto tiene un enorme impacto porque, en principio, nadie va a acercarse a pedir ayuda si te criminalizan», señaló Sebastián Basalo, director de la revista THC e integrante del Centro de Estudios de la Cultura Cannábica (CECCa).
Basalo, quien tiene una trayectoria en su militancia por la temática desde hace años, sostuvo que «se trata de una problemática muy seria que involucra derechos de un gran porcentaje de la población».
Según datos de la Procuraduría de Narcocriminalidad (PROCUNAR), en 2012 se abrieron 9.414 las causas por tenencia para consumo personal (figura comprendida en el artículo 14, 2° párrafo, de la Ley 23.737).
En algunas ciudades -como Mendoza (60,7), Córdoba (52,2) y Resistencia (51,5)- sólo estas causas representan más del 50 por ciento de las abiertas en relación a la Ley de Estupefacientes.
«Si pensamos en consumo problemático, la única solución que ofrece el Estado es mandarte preso, esto no puede seguir sucediendo en un país que es referente en derechos humanos, que ha metido preso a cientos de genocidas, que ha ampliado derechos como el matrimonio igualitario o la ley de identidad de género», indicó.
Más allá del derecho a la salud ante el consumo problemático, el director de THC defiende también el derecho a elegir el modo de vida: «cada persona puede hacer con su vida íntima lo que quiera mientras no afecte a otros, entonces, por qué criminalizar el consumo aunque sea con fines recreativos».
Otro punto del petitorio de la marcha tiene que ver con el uso medicinal sobre el que, sus militantes sostienen, «existe cada vez más consenso acerca de los beneficios que genera para el tratamiento de algunas enfermedades específicas».
La criminalización del autocultivo es otro de los problemas que señalan los organizadores de la marcha y sobre este tema no existen estadísticas oficiales, aunque los militantes conocen y enumeran distintos casos.
«Pablo Aguirre fue condenado a 4 años de prisión por nueve plantas de marihuana (la sentencia no está firme porque apeló) y Fernando Colimbini, está cumpliendo su condena en prisión domiciliaria, por ocho plantas; estos son sólo dos casos», describió Basalo.
Matías Faray, miembro de la Agrupación Cannabicultores del Oeste (ACO), indicó que «la prohibición del autocultivo tiene muchas implicancias, la primera de ellas es que te obliga a entrar en contacto con el narcotráfico para consumir».
«La mayoría de las personas que consumen marihuana no consumen otras drogas; sin embargo, cuando vos para obtener el cannabis tenés que dirigirte a un ‘dealer’, éste puede ofrecerte otras sustancias que comercializa que a vos ni se te hubiera ocurrido probar si tuvieras tus propias plantas», indicó Faray.
En este sentido, remarcó que «la marihuana no es en sí el ingreso al consumo de otras drogas, esto es falso; sí puede ser el contacto con el narcotráfico lo que te puede habilitar ese acceso».
El militante de ACO indicó, además, que «la falta de regulación por parte del Estado atenta contra la salud porque en el mercado la marihuana se rebaja con otras sustancias, algunas que pueden ser altamente nocivas, esto no pasaría si hubiera algún tipo de control».
«Despenalizar no es legalizar, es dejar de meter a las personas en cárcel por una elección personal de consumo, y si se tiene un problema con este consumo el Estado debe asistir, no encarcelar. Además pedimos regular que pondría un freno al verdadero delito que es el narcotráfico», sostuvo.
«Todos los estados que regularon y despenalizaron mejoraron sus estadísticas de consumo problemáticos, sobredosis, criminalidad», indicó Faray.
Y entre esos casos mencionan los cinco estados de EE.UU que a dos años de implementar normativas de regularización redujeron un 22 por ciento la deserción escolar juvenil, un 20 por ciento las sobredosis por drogas, un 10 por ciento la tasa de suicidios y un 30 por ciento los arrestos a adolescentes (datos del Centro de Justicia Juvenil y Criminal (CJCJ).
En 2014, se estima que en la Ciudad de Buenos Aires participaron de la marcha unas 150 mil personas.
«Por su puesto que no todos los que participan tienen en claro las consignas y éste es un problema porque la marcha convoca a gente que va sólo para fumar, e incluso para beber, pero es algo que se escapa a quienes participamos de la organización», describió Faray.
Esta tensión se refleja en las redes sociales como Facebook donde además de la convocatoria oficial al evento (Marcha Mundial de la Marihuana 2015), existen otras convocatorias que promueven el consumo de alcohol y que son fuertemente criticadas por los usuarios que buscan que la marcha refleje un problema social y genere conciencia.
En la Ciudad de Buenos Aires la concentración se realizará desde las 12 en Plaza de Mayo y a las 16 marchará hacia el Congreso de la Nación.