viernes, noviembre 22

SE ACABÓ LA MILONGA

por Abel Sanabria

La milonga porteña más tradicional, Sunderland, fundada hace casi un siglo en el barrio de Villa Urquiza, continuaba cerrada y casi no tiene posibilidades de reabrir este sábado pese a que el fin de semana anterior, por el cierre que le impuso el gobierno porteño, allí no se votó como se hizo siempre en todas las elecciones.
El organizador de la milonga, Jorge Rodríguez, explicó  que varios funcionarios de la Ciudad de Buenos Aires fueron al club y tomaron medidas como para sugerir alguna reparación que les permita abrir, pero no resolvieron nada en concreto.
Hace más de dos semanas el club fue clausurado por el gobierno metropolitano por carecer de mangueras antiincendio, “estructuras fijas” que no exige la ley vigente debido a que se manejan con un sistema de matafuegos, “estructuras móviles” que sí están avaladas por la normativa en curso.
En tanto, los voceros del Ministerio de Cultura porteño -a cargo de Hernán Lombardi- no responden a ninguna requisitoria ni sobre el caso de Sunderland ni por las clausuras que impusieron a otras milongas de la Ciudad, la cuna el tango, declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Rodíguez explicó que los inspectores habían sugerido achicar la cancha de básquet donde funciona «Malena», la milonga del club Sunderland, lo que implicaría “un costo enorme y un trabajo que llevaría mucho tiempo” y sin mucho sentido, pues lo que se puede prender fuego al usarla como pista de baile “son muy pocas cosas”.
Los sábados a la noche, los organizadores de la milonga -que nació en 1919- colocan sillas y mesas con manteles, como toda decoración o comodidad: no hay revestimientos en las paredes y ni siquiera cortinas en las ventanas.
El pedido de achicar la cancha de básquet «es muy extraño porque el club tiene competencias oficiales y las medidas del lugar son reglamentarias», en tanto que la colocación del sistema de mangueras que pidieron los inspectores demandaría, además de muchos más caños en las paredes, “un nuevo tanque de agua en la terraza sólo para los casos de incendio”, explican en el club.
Sunderland nació por iniciativa de los vecinos de Villa Urquiza a principios del siglo pasado y lleva su nombre en honor al comerciante inglés que prestó el dinero para que se pusiera en marcha el proyecto.
En los años 90, cuando el tango casi no se bailaba en la ciudad, este club, junto a su vecino “Sin Rumbo” y el «Glorias Argentinas» de Mataderos, eran los únicos lugares donde había milonga ya que un centenar de parejas mantuvo la costumbre de reunirse y bailar todos los sábados en el lugar.
Cuando surgió el proyecto de realizar la obra teatral Tango Argentino, de este club salieron los bailarines que recorrieron el mundo con la obra que lo de nuevo a Europa, Estados Unidos y Oriente, por lo que también renació en la ciudad y ahora Buenos Aires cuenta con cerca de 80 milongas en sus barrios.
Allí daba clases Carlitos Pérez con su esposa, Rosita, maestros de todos los maestros bajo cuya guía prendieron los danzarines que ahora recorren las milongas porteñas con «el estilo Villa Urquiza», que consiste sólo en caminar con la música, sin adornos o firuletes.
Tras el cierre de Sunderland, la ciudad clausuró la semanas pasada la milonga Club Atlético Fernández Fierro (CAFF) de Almagro, donde además de bailar los jóvenes, futuros milongueros, tocan todas las nuevas orquestas de tango u otros géneros. Sin Rumbo fue clausurrada por no tener los papeles un sábado a las dos, cuando fueron los inspectores.
Otra milonga muy famosa afectada es el Parakultural o Canning, a la que le impusieron que no podía tener más de 200 asistentes, lo que impactará en su economía ya que en julio y agosto es temporada alta de turismo tanguero por la realización del Campeonato Mundial de Tango y el Festival de Buenos Aires, auspiciado por el Gobierno de la Ciudad.

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