sábado, noviembre 23

LA HISTORIA OFICIAL

En la cúpula del Centro Cultural Kirchner, la Gerencia de Fiscalización del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), presentó «La historia oficial», un libro acerca de cómo nació «La historia oficial», de Luis Puenzo, el primer filme acerca de la apropiación de niños durante la última dictadura cívico-militar.
La sala a tope, recibió no solo a las autoridades del Incaa, como su presidenta Lucrecia Cardoso, la gerenta de Fiscalización del organismo, Verónica Sánchez Gelós, y a la impulsora del libro, Patricia Moro, sino al director de la obra que trajo el primer Oscar de Hollywood a la Argentina entre muchos otros reconocimientos.
A Puenzo lo fueron secundando en el escenario diferentes protagonistas de «La historia oficial», con quien entonces fue su productor Marcelo Piñeyro, el montajista Juan Carlos Macías, el director de fotografía Félix «Chango» Monti o algunas de sus figuras como Hugo Arana y Analía Costa, quien fuera la niña en cuestión.
En sus 144 páginas, la publicación recoge reproducciones de pressbooks, afiches, fotografías tanto del filme como de diversas notas, la transcripciones de algunas de ellas, una entrevista especial a Puenzo, así como el listado de todos los premios que obtuvo como los cosechados en Cannes, el destinado a actriz para Norma Aleandro (compartido con Cher), y el ecuménico.
Las entrevistas especiales para este trabajo, en el capítulo 2 titulado «Los testimonios de La historia oficial» tuvieron como protagonistas además de Marcelo Piñeyro, Juan Carlos Macías y Félix Monti, de Orlando «Orly» Rodríguez, Raúl Outeda, Patricio Contreras, Manuel Antin, el exhibidor Rabeno Saragusti, los distribuidores Bernando y Paula Zupnik; Margarita Gómez; el camarógeafo Héctor Morini; Manuel Irarzábal, Naría Inés Teyssie; los hijos del cineasta, Lucía, Sebastián, Pepe y Nico.
El capítulo tercero, «La preservación de la historia», tiene como eje la restauración del filme, contada por Beto Acevedo, la recuperadora de materiales Susana González, Lucas Guidalevich y demás integrantes del staff del laboratorio Cinecolor que se encargó de la copia digital que este mismo año se vió en Cannes.
El escenario del espacio vidriado del CCK, repleto de protagonista de la historia alrededor del filme que toma la historia de una profesora que un día descubre que su hija adoptiva podía ser en verdad hija de de víctimas de la dictadura cívico-militar, con Norma Aleandro y Héctor Alterio como figuras centrales, sirvió a Puenzo y a alguno de ellos para expresar lo que significó para sus vidas, y recordar experiencias durante su rodaje.
Puenzo arrancó su exposición hablando de las políticas culturales que permitieron que su obra fuese restaurada y que, además, hubiese un libro que pudiera reflejar la experiencia de su producción, la respuesta que tuvo y finalmente su puesta en valor técnico diciendo que «Los 30 años de la presentación de mi película son una fenomenal excusa la presentación del libro y estar acá juntos en un momento muy particular: antes de que este monumental centro cultural sea shopping», señaló en referencia al futuro del lugar en que se realizó el acto.
Entre los que hablaron fue Marcelo Piñeyro uno de los que fue escuchado con mayor atención al contar como durante el rodaje del filme y frente a las amenazas sufridas por la niña Analía Castro y su madre, y frente a un reclamo al poder político ya en tiempos de democracia, fueron derivados a la Side, donde tras recibir respuesta inadmisibles por parte de los encargados del lugar, vivió unos minutos de pánico al retirarse por indicación de los encargados del lugar, pasando primero por el subsuelo.
«Quiero felicitar a Luis Puenzo porque lo que él hizo significó tanto para tantos y como está presente parte del equipo que impulsó la película, les quiero agradecer a todos la valentía de haber encarado este proyecto hace más treinta años porque que ustedes lo hayan hecho posibilita que mi generación en particular estemos hoy acá también formando parte de este gobierno que en estos doce años ha hecho de la política de la memoria y de los derechos humanos vital y central para todos los argentinos”, dijo Lucrecia Cardoso

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