Marcela Fiorillo, pianista argentina radicada en Australia, interpela al célebre bandoneonista desde los rigores de su formación clásica. Las presentaciones de Piazzola Tango, se realizarán el martes 6 y miércoles 7 a las 21 en Clásica y Moderna de avenida Callao 892.
«Piazzolla me dio la chance de abordar su obra desde un espacio no reñido con el pianismo académico, sino, por el contrario, nutriéndose e interactuando con él. Su música me permite que no haya saltos de categorización cuando toco Beethoven, Liszt , Ginastera o la de Astor», afirma la pianista.
Fiorillo interpretará un amplio repertorio que comprenderá temas clasicos como «Adiós Nonino», «Oblivion», «La muerte del ángel» o «Tangata», todos incluidos en su álbum «Piazzolla Anniversary».
Graduada en el Conservatorio Nacional de Música de Buenos Aires Carlos López Buchardo, Fiorillo se encuentra en la etapa de preparación de un nuevo disco, «Bridges», dedicado a los compositores clásicos latinoamericanos.
A propósito de sus conciertos en Buenos Aires, la pianista sostuvo ante la prensa:
– La obra de Piazzolla fue abordada por múltiples músicos y desde diferentes tímbricas, ¿qué desafíos supone interpretarlo en ese contexto y qué elementos son necesarios trabajar en el traslasdo de su obra al piano?
– MF: El desafío que implica abordar la obra de un gran compositor y trasladarla al lenguaje de algún instrumento en particular es siempre significativo. Piazzolla logró anular con su así llamado «nuevo tango», la división tan estereotipada entre el músico académico o el músico popular; o la audiencia de música clásica y aquella de música popular. De allí que sus obras hayan sido abordadas tanto por Bragato; Suarez Paz; Ziegler; Baltar; Zenko, como por Kremer; Barenboim; YoYo Ma o Rostropovich y muchos más.
Y creo profundamente que el verdadero desafío radica en plasmar esa recreación sin alterar el verdadero mensaje, bajo el único propósito de potenciarlo o decirlo desde la autenticidad con que uno lo interpreta.
El piano es un instrumento bastante ideal para el lenguaje piazzolleano. El lenguaje por excelencia del piano es el correspondiente al siglo XIX. Lenguaje que por su textura, tratamiento sonoro, armónico y formal se ajusta perfectamente al discurso de Piazzolla.
Por otra parte, las claras influencias de Bach y el lenguaje contrapuntístico; el territorio armónico de Ginastera; así como los elementos provenientes del jazz, que encontramos como influencias significativas en la obra de Piazzolla, encuentran en el lenguaje del piano formas directas para su desarrollo.
En mi caso -siendo una pianista de formación clásica- Piazzolla me dio la chance de abordar su obra desde un espacio no reñido con el lenguaje del pianismo académico, sino nutriéndose e interactuando con él. Para mí no hay saltos de categorización cuando toco Beethoven, Liszt, Ginastera o Piazzolla.
-¿En qué aspectos su música asume una marca territorial y en cuáles un lenguaje que tiene un alcance universal?
– MF: La emocionalidad, la profundidad, la pasión, el lirismo y el ritmo desafiante son los elementos de la música de Piazzolla que favorecen su recepción en el exterior y en tan diversas culturas.
En este sentido podría citar algo que me ocurrió en dos conciertos totalmente diferentes -uno en Australia, el otro en Kuala Lumpur- con este repertorio: al terminar el concierto vinieron a saludarme dos personas absolutamente emocionadas diciendo: «Esta es la obra que quiero se toque para mi funeral»…los dos hablaban de «Oblivion». Creo que esto demuestra muy simplemente el lenguaje universal de su obra, y la profundidad de llegada al espíritu de la gente sin importar la procedencia o cultura.
Sin embargo, hay aspectos de su música que asumen una marca territorial, como aquellos que describen los sonidos de Buenos Aires. Así hay recursos sonoros como el «látigo» en el violín, o ciertas percusiones sobre el instrumento que describen el paisaje sonoro de la ciudad y que no siempre son entendidos en su totalidad por músicos extranjeros (al abordarlos más desde un tecnicismo que desde la realidad sonora y emocional generada por ellos).
Los textos en su música también reflejan esos territorios no fácilmente abordables por otras culturas. Por ejemplo, pocas veces las traducciones pueden reflejar el contenido de dichos textos. De allí, que «María de Buenos Aires», por caso, tenga una cláusula que impide la traducción de la obra en su performance.