La empresa Benito Roggio Transporte firmó la semana pasada un contrato de asociación con la Deutsche Bahn, empresa ferroviaria estatal alemana. Una negociación a espaldas de usuarios, ciudadanos y trabajadores encabezada por Mauricio Macri, la canciller de Alemania Ángela Merkel y el Jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta.
La sociedad conformada por la empresa Benito Roggio, actual propietaria a través de la operadora Metrovías, y la empresa de ferrocarriles estatales alemanes Deutsche Bahn, acaba de conformar un tercer consorcio para competir en la licitación por la concesión del Subte en la Ciudad de Buenos Aires hasta 2034. Se entiende que, al igual que Roggio, la empresa estatal alemana no tiene otro objetivo que el usufructo económico de la red de metropolitana de subterráneos.
La oferta se confirmó luego de que la semana pasada Justicia porteña rechazara el amparo presentado en el mes de febrero por el Observatorio del Derecho a la Ciudad, que requería la declaración de inconstitucionalidad de la Ley que habilita la concesión del Subte por 15 años. Los motivos de la medida cautelar obedecían al incumplimiento de parte del Gobierno porteño de lo establecido en la Constitución de la Ciudad, pues la ley que autorizó el llamado a licitación para reconcesionar este servicio de transporte público hasta 2034, fue aprobada en la Legislatura porteña por mayoría simple y en una única lectura.
La demanda de nulidad demorada tres meses paseo por distintos juzgados, hasta caer en manos del Juez Osvaldo Otheguy y se resolvió apenas un mes antes que se presenten las ofertas de las empresas interesadas en quedarse con el manejo de la red. Contrariando la opinión de numerosos especialistas, el magistrado actuante, “no se verifica” que la concesión del Subte “implique modificaciones de uso o dominio de bienes públicos” circunstancia necesaria para que resulte obligatorio el llamado a una audiencia pública”. También entendió que “no se advierte prima facie” que se haya vulnerado la letra de la Constitución porteña donde se establece que las concesiones por plazos mayores a cinco años deben aprobarse por mayoría de dos tercios y doble lectura, puesto que la misma no abarca a la concesión de la operación y el mantenimiento del Subte. La sentencia resulta tan arbitraria que el Observatorio del Derecho a la Ciudad fue apelada de inmediato.
Al momento que la justicia dio vía libre a la concesión del Subte, se presentaron varios grupos, la mayoría integrados por empresas estatales de países europeos, interesados por la explotación comercial de la red: las empresas Keolis (subsidiaria de la SNCF, la compañía ferroviaria nacional francesa), Transport for London (empresa estatal que opera todo el transporte londinense, incluyendo el metro) y al grupo local Corporación América, controlado por el empresario Eduardo Eurnekian; y a otro integrado por la RATP (Empresa Autónoma de los Transportes Parisinos, también pública) y Alstom, constructora ferroviaria francesa participada por el Estado. La semana pasado se sumó a la compulsa el Deutsche Bahn.
Según informó al portal enelSubte que ya se ha firmado un contrato de asociación entre Roggio y la Deutsche Bahn. Por cuestiones relacionadas a la vinculación de Metrovías con la operación del ferrocarril Urquiza, la participación de la empresa argentina no se hará a través de Metrovías sino de Benito Roggio Transporte (BRt), su controlante. En tanto que Larreta y Macri pidieron la intervención de la premier Ángela Merkel para que la Deutsche Bahn participe de la licitación. Lo que confirma la decisión del Gobierno de entregar la operación del Subte a una empresa extranjera.
La Deutsche Bahn es una empresa propiedad del Estado federal alemán formada en 1994 como resultado de la fusión de las compañías Deutsche Bundesbahn (RFA) y Deutsche Reichsbahn (RDA). Además de ser la operadora hegemónica en la red ferroviaria alemana, tanto de trenes de pasajeros de larga distancia y regionales como urbanos (los “S-Bahn”) y de cargas, también controla servicios ferroviarios y de autotransporte en numerosos países europeos a través de varias subsidiarias, siendo la más importante de ellas el grupo Arriva.
La lógica de las operaciones internacionales de la Deutsche Bahn es la misma que la de la francesa Keolis (SNCF) o la recientemente creada Transport for London Consulting, filial de la estatal londinense para negocios extraterritoriales: producir utilidades que permitan reinvertir fondos en los sistemas de transporte de sus países de origen.