viernes, noviembre 22

NI SANTOS, NI INOCENTES

El 28 de diciembre de 1990, el entonces presidente Carlos Saúl Menen, firmaba el decreto que indultó a las Juntas Militares, responsables del golpe de Estado de 1976 y de la desaparición y posterior genocidio de 30.000 argentinos. Fiel al estilo patético que caracterizó su gestión, Menem eligió el día de los Inocentes para “perdonar” a los militares procesados y condenados responsables de la «guerra sucia contra la subversión», a los inculpados por su actuación en la guerra de Malvinas, y a los apresados por los motines militares durante el gobierno de Alfonsín, extendiéndose el perdón también a los procesados Ramón Camps, Ovidio Ricchieri, José Alfredo Martínez de Hoz y Guillermo Suárez Mason.

Se mismo día, fueron indultados Mario Eduardo Firmenich por los crímenes que pudiera haber cometido como dirigente guerrillero, y Norma Brunilda Kennedy y Duilio Brunello, procesados por malversación de fondos públicos.

La ley del “Perdón” fue muy criticada por toda la sociedad (que había aplaudido a los juicios de los culpables del genocidio), especialmente por las asociaciones de Derechos Humanos, Y, obviamente, dejó satisfechos a la mayoría de los militares.

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