«Necesitamos la atención de la Ciudad. En el último tiempo de pandemia vinieron ajustando la cantidad de gramos que se le sirve a los platos de comida. No sabemos en qué se basan o cómo arman el menú para reducir la comida; es para que comamos como pajaritos. Nosotros no podemos estirar la olla», dice Eva Alarcón, trabajadora del comedor comunitario Padre Daniel de la Sierra de la Villa 21/24.
Lo hace en el marco de la movilización que integrantes de comedores porteños realizan frente Jefatura de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, donde entregan un petitorio en el Ministerio de Desarrollo Social y quedan a la espera del resultado de una reunión donde los responsables de esta cartera brindaran explicaciones sobre la reducción en los gramajes de las raciones de comida en esos espacios.
«El reclamo viene después de una serie de intentos de diálogo con el director del programa de Apoyo a Grupos Comunitario del Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat, (Mauricio) Giraudo, y el gerente operativo, Gustavo Posteraro. No tuvimos un diálogo en donde podamos llegar a tener resolución a los problemas del barrio», explica Alarcón y agrega: «la única reunión la tuvimos el viernes pasado con el director y el gerente operativo, que vinieron al barrio y nos dijeron que no van a devolver ningún gramaje».
Los comedores denuncian que el Gobierno porteño redujo los gramajes de cada porción de comida para cada beneficiario, como también la entrega de carne y que quitaron del menú la sopa.
«Tenemos 565 raciones y en el relevamiento que se hizo hace menos de un mes registramos que vienen 640, que vienen de lunes a viernes. Al tener más personas que las raciones que nos mandan no llegamos a cubrir el total. Recibimos mucha gente y aumentó mucho durante la pandemia la cantidad de familias que vienen a los comedores y merenderos de toda las villas de la Ciudad», afirmó Alarcón.
Los y las responsables de los merenderos exigen la aplicación de la Ley Ramona, que prevé la entrega de un reconocimiento económico a trabajadores comunitarios. «Queremos que se reconozca a las compañeras de los comedores como trabajadoras», asevera Alarcón, y agrega que se debe aumentar el subsidio para los equipamientos.