por Emilia Racciatti
Con talleres de filosofía, escritura y dibujo, conferencias de escritores y narradores, espacios de intercambio para la recomendación de libros y una pieza audiovisual del grupo teatral Piel de Lava, el Museo Latinoamericano de Buenos Aires (Malba) realizó hoy una nueva edición de su tradicional «Fiesta de la lectura», una jornada que se pudo seguir on line de manera gratuita y cuyos videos se estrenaron y quedaron disponibles para quienes quieran renovar el encuentro con los libros y pensar la lectura como práctica compartida.
El encuentro comenzó con una exposición del historietista, ilustrador, pintor y editor Liniers que, desde Vermont (Estados Unidos), desistió de la posibilidad de guiar un trabajo de dibujos por Zoom y se dispuso a compartir las lecturas de su infancia. Así aparecieron Quino con Mafalda, Stephen King con «Cementerio de animales» o «It» y Héctor Oesterheld con «El eternauta» como aliados que transformaron lo que luego convirtió en trabajo.
En las ventanas que componían el mosaico de participantes de la actividad que comenzó a las 11 de la mañana, había niños -algunos solos, otros con sus padres- y adolescentes atentos a las palabras del creador de Macanudo, al que escuchaban con auriculares frente a sus computadoras.
A los padres, Liniers les recomendó la novela «Matar a un ruiseñor», de la estadounidense Harper Lee, que transformó en la preferida de su personaje Enriqueta y es una lectura compartida con sus hijas.
El ilustrador se recordó como un niño lector que asumía su timidez «metiendo la cabeza frente a los libros» y remarcó que identificaba el momento de lectura como un instante de calidez en el que se sentía «protegido». Y confesó que algo de eso influyó en el momento de crear a esa niña llamada Enriqueta, que decidió dejar siempre en la infancia.
Destinado a adolescentes y jóvenes se realizó luego el taller de filosofía «Aprender a pensar distinto de como se piensa», organizado y dictado por el docente e investigador Lucas Soares, que aclaró que no se trataba de dar pistas para «pensar mejor» sino que buscaba ser un espacio para pensar a la filosofía como «un modo de vida, un tránsito más que una meta».
A medida que Soares hablaba, iba compartiendo la pantalla con un documento de word en el que se iba punteando las ideas que desarrollaba y los textos que recomendó para dar continuidad a los ejes planteados en el taller. En ese listado aparecieron Platón, San Agustín, Pascal y Epicuro, entre otros.
El director de la colección «La revuelta filosófica», de la editorial Galerna, definió al filosofo como «un pasajero en tránsito» que intenta pensar en una vida sin verdades absolutas, ya que comparó el pensar filosóficamente con «abrir caminos en el bosque».
En ese sentido lo situó «como un pensar que yendo para atrás, avanza», ya que necesita de leer a los clásicos para entender el presente, leer lo viejo para entender lo nuevo. Sin embargo advirtió que en filosofía «no entender» no debe ser visto como un impedimento sino como un desafío: «Hay que dejar que el no entender decante».
Para el investigador, lo importante es aproximarse a las capas de sentido de un pensamiento y eso es lo que intentó promover en este taller que se estrenó en el canal de YouTube del Malba a las 15 y se pudo seguir en directo por esa vía -y por Zoom- y quedó publicado para quienes lo quieran volver a ver o descubrir a partir de hoy.
Esta 14ª edición también contó con recomendaciones de la librera y escritora Cecilia Fanti que desde la cuenta de Instagram del Museo propuso lecturas a grandes y chicos y una conferencia de la narradora y ensayista chilena Diamela Eltit sobre sus lecturas de formación, un recorrido personal sobre la conformación de su biblioteca titulada «Cerrar los ojos».
El cierre de la jornada estuvo a cargo del grupo de teatro Piel de Lava, integrado por las actrices Elisa Carricajo, Valeria Correa, Pilar Gamboa y Laura Paredes, quienes llevaron libros marcados que influyeron en su formación como colectivo y en esa forma de trabajo en la que la autoría y creación de las obras es colectiva.
Cada una de las lecturas elegidas y compartidas remitían a una escena que las llevaba a sus ensayos, sus primeros encuentros en el año 2000 y la elaboración de obras que crearon y llevaron a cabo desde entonces como «Colores verdaderos» (2003), «Neblina» (2006), «Tren» (2010) y «Museo» (2014) y «Petróleo» (2018).
La pieza audiovisual producida especialmente para esta cita del Malba se tituló «Historia de una lectura» y condensó fragmentos de trabajos de Antonin Artaud, Roland Barthes, Rosario Bléfari, Manuel Puig o Raymond Carver que las actrices recuperaron como emblemáticos a la hora de desarrollar sus procesos de exploración sobre los mecanismos actorales y la dramaturgia grupal.
«Me acuerdo de haber terminado de leer el libro y haber entrado a lo de Elisa por ese pasillo largo del PH y recuerdo la sensación de una época dorada», rememoró Gamboa después de leer un fragmento del cuento que llevó: «El baño», de Carver. Definió así a ese etapa porque explicó que no se buscaba tener vínculos sino que se encontraba «de manera voraz gente para amar durante 20 años mientras eran solo guiados por la curiosidad».
La rememoración de un tiempo pasado a partir de las lecturas se instaló así como una posibilidad para evocar momentos de encuentros a partir de los cuales las actrices comenzaron a dar forma a un método propio en el que combinan actuación, la dramaturgia grupal y la dirección teatral.
Para Carricajo, la potencia de la literatura es eso que pasa cuando releemos un texto y decimos «pero esto que me había pasado, esta revelación que tuve no se si estaba acá». Pero señaló que hay algo propio de la etapa de formación, en la que armamos las alianzas para la vida adulta en la que la literatura que es constitutivo.
La jornada terminó con las voces de las integrantes del grupo teatral alejándose como ecos de una conversación que seguía aunque la cámara y los micrófonos ya no las alcanzaban.
Todos las actividades de esta nueva edición de la Fiesta de la Lectura que el Malba realiza todos los años en distintas estaciones quedaron registradas en su página web para descubrir o volver a mirar las exposiciones y propuestas para volcarse a los libros en época de proliferación de pantallas.