por Lucía Pereyra
Las construcciones «premium» o lujosas superan el 50% del total de las viviendas proyectadas en los últimos 15 años en la Ciudad. Este dato se desprende un diagnóstico elaborado por el abogado del Programa Derecho a la Ciudad de la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), Felipe Mesel y el decano del Departamento de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad Nacional de Avellaneda, Jaime Sorín.
Ambos profesionales advierten que el territorio porteño atraviesa un proceso de financiarización del mercado inmobiliario que concibe a la vivienda como un activo financiero y tiene como protagonistas a grandes grupos empresarios que desplazan a los pequeños propietarios.
«Lo que se viene construyendo en la Ciudad, desde hace 15 años, responde a un prototipo de especulación inmobiliaria a futuro que apunta al aumento de valor de las propiedad y por lo tanto de la renta», analiza Jaime Sorín, que considera que el proyecto de Ciudad de Horacio Rodríguez Larreta da cuenta de un modelo de negocios, de venta de tierra pública y de incremento de las alturas que, lejos de dar respuesta al déficit habitacional, obedece a una lógica de mercado, donde el Estado no interviene ni controla.
En el mismo sentido, Mesel, considera que la centralidad urbana de la Ciudad es «expulsiva». «Entre 2005 y 2018, más del 50 por ciento de los permisos de obras que se presentaron ante el Gobierno porteño fueron destinados a viviendas suntuosas y lujosas, que son las dos categorías más altas de viviendas que existen. Se trata de viviendas que no se corresponden con la demanda, sino que configuran una sobreoferta de inmuebles premium que, dado que el suelo es un recurso escaso y finito, compiten contra otros usos», explica.
El reporte da cuenta de una tendencia de obras de construcción con una concentración en el norte de la Ciudad, abarcando sectores de las Comunas 1 y 2 localizados en los barrios de Retiro, Puerto Madero y Recoleta; y focalizadas con mayor intensidad en los barrios de Belgrano, Núñez, Colegiales, Palermo y Villa Urquiza.
En tanto, un informe elaborado por Jonatan Baldiviezo, Ana Fernández Borsot, y Magalí Zirulnikoff, del Observatorio del Derecho a la Ciudad (ODC), subraya que se insiste en la idea del mercado de la vivienda como una cuestión ‘entre privados’ que no necesita regulación ni intervención estatal, es decir, de la comunidad políticamente organizada. Y asegura que la mercantilización de la vivienda en el territorio porteño por parte del mercado inmobiliario parte de la concepción de que se trata de un activo financiero. «Con este proceso, la ‘inversión’ en inmuebles ha superado la tradicional ‘reserva de valor’ para pequeños propietarios, pasando a ser el objeto de especulación de grandes grupos concentrados que impulsan complicadas operaciones especulativas en mercados de valores».
De acuerdo con datos proporcionados por el Colegio de Escribanos, el total de operaciones de compraventa de inmuebles en la Ciudad de Buenos Aires registró una suba del 57 por ciento en agosto pasado con respecto al mismo período que en 2020, mientras que en septiembre el incremento alcanzó el 29 por ciento, también comparado con datos de 2020. En el corredor norte registra la mayor cantidad de transacciones del mercado inmobiliario, algo que se observa principalmente por la cantidad de alquileres, con eje en las Comunas 2, 1 y 14.
Respecto a la venta de tierras públicas, en particular las que corresponden a los predios de Costa Salguero, Sorín asevera que este proyecto generará una enorme fragmentación de la Ciudad, creando una zona más ‘VIP’ que va de la Avenida Del Libertador hacia el río.
Mesel, por su parte, asegura que existe una tendencia de parte del Gobierno Ciudad de propiciar negocios de alta rentabilidad económica a partir de la venta de tierras publicas, sin tener en cuenta que, en términos de calidad de vida, estos predios constituyen un activo estratégico para la población ante el creciente déficit de espacios verdes urbanos.