domingo, noviembre 24

SARA HEBE: «ES UN SIGNO DE ÉPOCA QUE LOS ARTISTAS ABANDONEMOS EL PURISMO»

por Javier Berro

Sara Hebe, quien llegará el sábado con una gran puesta en escena al Teatro de Flores para presentar su nuevo disco «Sucia Estrella», dialogó con la agencia de noticias Télam sobre su nueva obra, el feminismo, una industria musical en la que celebra se esté «abandonando el purismo» y postuló, retomando la voz de su clásico «Histórika», donde jugaba a ser una candidata presidencial trans, algunas propuestas para la Argentina de hoy.

Luego de la presentación en el clásico reducto rockero de Flores, la artista emprenderá una gira de tres meses por Europa donde tocará en festivales y shows por diferentes países como España, Suiza, Francia, Italia y Alemania, entre otros.

Su nueva obra, con la que continúa su expansión desde la música urbana de protesta hacia su mixtura con el punk, el pop y la música electrónica, cuenta con las colaboraciones de Ana Tijoux, The Colorated, Sassyggirl y Rattlesnakke y la producción repartida entre Ramiro J, Río del Pari, Don Peligro, Punga y Manuel Calmet: «Es la vez que más estoy disfrutando del lanzamiento de un disco. Me gustan los anteriores, pero siempre me gustan más los temas nuevos», resumió Sara, bendecida por la participación de tantos «amigos y colegas del ambiente de la música y la joda».

Señaló que hay canciones que «nunca» dejará de tocar pero que con este nuevo trabajo alcanzó lo que nunca creyó que iba a poder encontrar: «Todos mis discos son reflejo de una etapa, aunque no sea buena para armar concepto. Los artistas jóvenes que admiro sí son de armarlo, pero yo soy un desastre, de otra escuela y otra época. El concepto aparece cuando lo escucho después o en los ensayos», confesó la prolífica artista oriunda de Trelew, Chubut.

«El tiempo es un monstruo veloz que se viene encima, y quiero que suene bien en vivo. Nuestros recitales se caracterizan por ser diferentes a lo que se escucha en el disco. Tienen una cuota de tracción a sangre y rock. Más con este disco que es todo electrónico, pero en vivo va a ser de una potencia muy hardcore y fuerte», definió acerca de lo que será la presentación oficial.

¿Cómo fue apareciendo esta mixtura con los géneros electrónicos? ¿Y cuánto tuvo que ver que te abrieras a trabajar con otros productores además de Ramiro J, que se despidió del proyecto con estos últimos aportes?

Creo que es un signo de época que los artistas y las artistas abandonen el purismo; tiene que ver con este momento histórico. En lo musical, experimentamos con todo. Y también pasó que con Ramiro cumplimos un ciclo. Fueron muchos años de giras y me acompañó en la producción desde que empecé con mi primer disco. Él ahora se está dedicando a producir su propia música, muy metido en el house, haciendo una música buenísima. Era difícil que se bancara la gira de mi proyecto, queriendo hacer lo suyo. Creo que para poder sostener algunos vínculos está bueno distanciarse. Produjo la mayoría de los temas de «Sucia Estrella», como cuatro o cinco, y quisiera siempre tener temas producidos con él, pero esta separación hizo que me tuviera que abrir a conocer más gente y abrir el panorama musical. Así se fue condimentando el disco con el nuevo sonido y las improntas de otros productores.

¿Es «Sucia Estrella» una definición en sí mismo sobre la fama y el éxito? ¿Es una referencia directa al clásico de Ratones Paranoicos que alguna vez versionó Luis Alberto Spinetta?

Aparece escrito en «Refix», donde hablo de una espera, un ghosteo y de un amor que se le puede tener a alguien que un artista o una estrella que uno admire. Y ahí se adelanta esta idea sobre la falta de ética que hay en la industria de la música, donde hay producciones que están buenas, que son perfectas y están saliendo de Argentina como nunca antes hacia países como Estados Unidos. Pero creo que a veces la estética está por sobre la ética y ahí es donde se mancha un poco la pelota. Y «Sucia Estrella» remite a esto, de ver que algo brilla tanto pero que si te acercás un poco no está tan bien como parece. Cuando la escribí no me acordaba de aquella canción: amo muchas canciones de los Ratones Paranoicos porque sigo siendo ‘rolinga’ creo. Amo el rock & roll barrial, y cuando terminé de escribirla, como soy bastante colgada con muchos nombres de temas, me sonaba que estaba escrito en alguna canción, pero me terminó gustando cuando me enteré porque termina por hacer referencia a un pasado y también a mi carrera con mis discos anteriores donde hay más rock e instrumentos grabados. Es una referencia a la Sara de antes pero desde esto que estoy haciendo ahora.

En «Almacén de Datos», junto a Ana Tijoux Ana, hacés una lectura muy crítica pero divertida acerca del capitalismo de la música y la hegemonía de las plataformas digitales. ¿Dónde estás parada hoy para proyectar tu carrera dentro de esta industria?

Es que los chistes son cosa seria, ¿no? Creo que voy y vengo, si me tengo que ubicar en algún lugar es en el medio. Tocamos y ensayamos un montón para sostener un proyecto musical frente a tanta oferta. La de la música es la industria de un mercado de productos en serie, donde lo que a mí me gusta es cuando se encuentra singularidad en las cosas que se hacen, tanto en el arte como en cualquier lenguaje artístico. Yo soy muy permeable y admiro mucho a todas las producciones nuevas y los nuevos sonidos. Hay temazos. De ahí absorbo un poco y hago lo que me sale manteniendo mi esencia. Pero quiero trabajar, y me frustra mucho tener que estar ahí atrás para que me pongan en una ‘playlist’. Es un sistema que se mejora así mismo en uno de los mejores momentos del sistema capitalista y me da un poco de frustración, tristeza y desgano sostener una carrera de manera independiente, trabajando con mi gente, pero poniendo el dinero absolutamente yo. Quedé en la lona por hacer tantos videos, que es algo que me encanta, porque si no me gustara estar parada haciendo música en este sistema productivo estaría tocando en la calle como tantas otras bandas que hay invisibilizadas porque la industria no las mira. El mercado marca la existencia, eso es horrible.

 ¿Toda canción es política? ¿El artista debe asumir siempre un compromiso frente a la sociedad como fue tu caso?

No, para nada. Estoy en contra del deber ser. Un artista no tiene por qué tener esa responsabilidad o por qué pronunciarse ni nada. Muchas bandas han sido de gran ayuda para acompañar movimientos políticos o causas, sin que en sus canciones haya explícitamente pronunciamientos a lo político o lo social. Pero lo importante, y creo que todo el mundo estaría un poco mejor, si más bandas hacen acciones solidarias o van a un territorio de lucha con su música. La música es una herramienta de transformación social que nace desde lo íntimo cuando un artista la saca de la mierda y después también cuando acompaña a los movimientos. Seria muy importante que los artistas del ‘mainstream’ hablaran un poco más de las cosas que pasan, pero por ahí por contrato no pueden.

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