viernes, noviembre 22

FAMILIAS RESISTEN EL DESALOJO DE UN HOTEL EN RECOLETA

Diez familias que habitan un  precario hotel, clausurado hace más un año, del  barrio de Recoleta se atrincheraron en el inmueble tras la decisión de su dueño de desalojarlos por la fuerza con «patovicas», situación que convocó la presencia de la Policía y de Bomberos de la Ciudad.

Fuentes policiales afirmaron que no hay orden de desalojo para el inmueble ubicado en la avenida Pueyrredón al 1300, sino que los efectivos policiales acudieron al lugar tras un llamado al 911 luego de que uno de los habitantes del lugar comenzara a tirar cosas por la ventana y tras amenazar con arrojarse a la vía pública.

«Personal de la Comisaría Vecinal 2 B de la Policía de la Ciudad y de Bomberos se desplazaron este mediodía hasta el hotel familiar, donde una persona amenazaba con arrojarse al vacío al tiempo que lanzaba elementos a los oficiales», indicaron fuentes de esa fuerza.

Además, indicaron que unas 27 personas se encontraban en el interior del inmueble y se negaban a salir del lugar.

El dueño del edificio «venía sacando a los moradores, pero los últimos (habitantes) que quedaron ayer le pusieron un candado a la puerta», añadieron las fuentes.

Desde el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires advirtieron que el hotel familiar «tiene una clausura de la Agencia Gubernamental de Control (AGC) hace un año».

En el lugar, uno de los habitantes identificado como Alejandro aseguró a la prensa que «el viernes (pasado) vino un matón, patovica y se metió a fumar acá (en el hall) y nos dijo que nos teníamos que ir, entonces decidimos encadenarnos a nuestra casa».

«Logramos que el tipo se vaya, lo sacamos, pero hoy temprano vinieron otros y dijeron que teníamos diez minutos para salir y llevarnos nuestras cosas o nos iban a sacar a la fuerza. Tengo una mini empresa de cerramiento en balcones, pago impuestos, alquilo, no quiero apropiarme de nada, necesito un lugar donde vivir», apuntó el hombre muy conmocionado.

Una mujer que vive en el lugar junto a sus dos hijas y su marido relató que: «hasta el mes de abril le pagamos a una chica el alquiler, nosotros pagamos 22.000 pesos, después desapareció y mandó a un tipo el viernes pasado, que entró fumando marihuana y dijo que nos teníamos que ir porque el dueño quería el lugar».

Los moradores del edificio afirmaron que hace unos días les contaron el suministro eléctrico y el agua, por lo que tenían que ir a buscar con baldes a casas de vecinos o canillas de la vía pública.

«Con los vecinos logramos sacarlo y hoy a la mañana apareció un tipo que supuestamente es el dueño con otros dos que dijeron que eran policías y que tenían una orden de desalojo y nos dieron diez minutos para irnos o nos sacaban a la fuerza, después nos enteramos que no hay orden y qué no eran policías», sentenció la joven.

La mujer que no quiso dar su nombre aseguró que no encontraron «ningún lugar que nos alquilen con criaturas, es muy difícil la situación y la semana pasada me quedé sin trabajo».

Otro de los vecinos, que vive en el lugar «hace dos años» precisó que le pagaban el alquiler a una encargada y que «los precios cambiaban según la habitación, yo pagaba 35.000 pesos por mi pieza compartiendo el baño y la cocina».

Mauricio Bermúdez (35) vive con su mujer y sus dos hijas de 1 y 5 años hace más de dos años en el hotel. El hombre aseguró a Télam que no recibieron orden de desalojo, que hace dos meses les cortaron los servicios (gas y luz) y que utilizan el restaurante que está en el piso de abajo para abastecerse de agua.

«En este momento tengo miedo por mi familia porque no podemos quedar en la calle, a pesar de que nosotros siempre pagamos y estuvimos al día hasta marzo, que la encargada se fue y no quedó nadie para pagarle», contó. Según los testigos y habitantes del lugar se trata de diez familias que permanecen en el hotel, algunas viven allí hace más de 20 años y de ser desalojados quedarían en la calle.

Según las imágenes que se difundieron del lugar, el inmueble que consta de 20 habitaciones, se encontraba en muy malas condiciones edilicias, con manojos de cables de electricidad colgando, conexiones de agua y gas realizadas con empalmes de caños de manera precaria.

Foto / Fuente: Télam

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