La inflación de julio en la Ciudad de Buenos Aires registró un incremento de 5,1%, acumulando en los primeros siete meses del año una suba de 98,5%. Mientras que la trayectoria interanual de este indicador se ubicó en 264,9%. Este índice se desprende del informe sobre el Índice de Precios al Consumidor (IPCBA) elaborado por la Dirección General de Estadísticas y Censos porteña.
En otro informe, sobre Líneas de pobreza y Canastas de consumo, este mismo organismo señala que una familia tipo, compuesta por dos mayores laboralmente activos, dos menores en edad escolar y propietaria de la vivienda que habita, necesitó percibir un ingreso de $521.602 en julio para no caer en la indigencia. Mientras que para sostenerse al margen de la pobreza, sus haberes debieron superar los $929.845. En tanto que, para mantenerse en la clase media, debió percibir un total de $1.160.192.
La Dirección General de Estadística y Censos de la Ciudad de Buenos Aires evalúa mensualmente el poder adquisitivo de los hogares porteños según su capacidad de acceso a los distintos bienes y servicios dispuestos en las denominadas canastas de consumo. De esta forma, los costos de la Canasta Básica Alimentaria (CBA) y de la Canasta Básica Total (CBT) son los indicadores que establecen las líneas de indigencia y de pobreza en el territorio porteño.
Esta medición se lleva a cabo sobre cinco categorías de «hogares tipo», todos ellos propietarios de la vivienda que habitan, cuya conformación oscila entre una y cuatro personas de distintos rangos etarios. Vale destacar que, dado que no se consideran ‘gastos de consumo’, este estudio no contempla el pago de alquiler ni de expensas.
Como se señala en el primer párrafo, y en forma contraría a lo que indica el INDEC, la inflación en la Ciudad de Buenos Aires, la más rica del país, alcanzó el 5,1%. Esta alza responde fundamentalmente a las subas en los gastos de vivienda, agua, electricidad, gas y combustibles, como también al incremento en el costo de los alimentos, el aumento de las prepagas, los incrementos en los valores de los gastos comunes por la vivienda, como por ejemplo el salario de los encargados de edificios. Y le siguieron en importancia, las subas en los precios de los alquileres y en la tarifa residencial del servicio de suministro de agua.
Por otra parte, los alimentos experimentaron un importante incremento en los principales productos de primera necesidad. De esto da cuenta el informe sobre canastas de consumo que indica que la Canasta Básica Alimentaria (CBA) que es aquella que marca el límite de la indigencia, tuvo el mes de julio un alza del 10,9% en relación con el mes anterior y un incremento interanual de más del 270%.
Mientras que la Canasta Básica Total (CBT), que establece el piso de la pobreza, mostró en julio un incremento del 10,4% y un alza del 272% respecto al mismo mes del año pasado.
En tanto que la Canasta Total (CT), que es aquella que en diferentes proporciones mide al sector medio frágil, la clase media y los sectores acomodados, registró un incremento del 10,4% en comparación con junio pasado y del 277% respecto de julio de 2023.
En julio, los recursos para cada uno de esos niveles en una familia ‘tipo’ conformada por cuatro miembros en el distrito fueron los siguientes: en situación de indigencia hasta $ 521.602; pobreza no indigente, de $ 521.602 hasta $ 929.845; no pobres vulnerables, de $ 929.845 hasta $ 1.160.192; sector medio frágil de $ 1.160.192 hasta $ 1.450.239,59; clase media de $ 1.450.239,59 hasta $ 4.046.114,72 y sectores acomodados $ 4.640.766,68 o más.
En paralelo, medidas económicas del Gobierno hundieron la actividad económica, desacelerando el ritmo de la suba de precios. Aun así la inflación sigue en niveles elevados; a nivel interanual fue de 263,4 % en julio (según datos del INDEC). El plan de ajuste golpea duramente las mayorías sociales, aumentando la pobreza. El poder de compra de los salarios y jubilaciones sigue en caída.