jueves, marzo 13

8M: CONTRA EL HAMBRE, EL SAQUEO Y LA CRUELDAD

El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, se vivió en la ciudad de Buenos Aires como una jornada intensa y significativa para las organizaciones feministas. Miles de voces se unieron en una masiva convocatoria que avanzó desde el Congreso de la Nación hacia la emblemática Plaza de Mayo, llevando consigo un mensaje claro y contundente: No más políticas de ajuste.

A diferencia de la visión tradicional que asocia esta fecha con un simple tributo a las mujeres, el 8M se erige como un espacio de reivindicación histórica. No se trata de un día de halagos individuales, sino de una lucha colectiva por la igualdad y el respeto. Esta manifestación, matizada por diferentes consignas y contextos, cobra mayor relevancia en un escenario político que deslegitima las causas feministas y promueve un discurso machista, como ocurre bajo la actual gestión de gobierno.

Este 8M ha sido el segundo bajo la presidencia de Javier Milei, caracterizada por un ataque constante a los derechos de las mujeres, migrantes y diversidades. El caso argentino no es aislado, en un mundo donde la crítica a la agenda woke derivó en una agenda antihumanidad, donde el fascismo y/o el individualismo extremo se volvieron ideologías de moda, alegando ser lo “contracultural”.

Esta actitud demanda una respuesta firme de quienes luchan por un mundo más equitativo. A medida que surgen políticas retrógradas y se alimenta un ambiente propicio para el machismo, el movimiento feminista se fortalece en su resistencia.

El discurso retrógrado de Javier Milei no se limita a simples palabras. En poco más de un año, desmanteló programas en áreas clave como la Educación Sexual Integral, la moratoria previsional, cuyas mayores beneficiarias son las mujeres, y cuestionó la figura penal del femicidio, una problemática desgarradora que cobra la vida de una mujer cada 29 horas en Argentina. Estos actos, más que simple retórica, son ataques directos a la dignidad y los derechos de mujeres y diversidades.

La situación de las mujeres en Argentina se encuentra gravemente afectada a raíz de la precariedad laboral y la desigualdad económica provocadas por las medidas de ajuste,  condenando a mujeres y diversidades a vivir en la vulnerabilidad. Así, en el contexto de este 8M, el grito unificado de miles de mujeres resonó en las calles, exigiendo: «Contra el hambre, el saqueo y la crueldad».

La ironía de la respuesta gubernamental, que intentó minimizar el impacto de la violencia al alegar que «las mujeres fueron las más beneficiadas» por la reducción de homicidios, contrasta cruentamente con la escalofriante realidad. Las cifras hablan por sí solas: entre enero y febrero de 2025, se registraron un promedio de 56 femicidios y 182 intentos de asesinato por violencia machista.

Según un promedio de los datos vertidos por los distintos observatorios sobre femicidios, entre el 1 de enero y el 28 de febrero de 2025 se registraron 56 femicidios de mujeres, lesbianas, travestis y trans; y un total de 182 intentos. Estas cifras dan cuenta de que la violencia machista existe y que, lamentablemente, los femicidios son un fenómeno cotidiano.

El ajuste del gasto público, que afecta principalmente a mujeres y diversidades, también agrava el panorama. En este contexto de crisis económica, esta población sigue siendo la más precarizada.

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