El martes 29 de mayo del 2012 se realizó la primer Mesa de Trabajo sobre el Deporte Social en la Ciudad de Buenos Aires en la Legislatura. De la misma surgieron distintas opiniones sobre la realidad actual del deporte en la ciudad y la necesidad de encarar nuevos programas.
De lo expuesto durante la jornada, surgieron diversas problemáticas de las que se derivaron tres instancias estrechamente relacionadas entre sí. En primer lugar la situación social de los niños, niñas y adolescentes en la Ciudad de Buenos Aires, en segundo lugar, el rol de las organizaciones sociales y los clubes de barrio y en tercer lugar, el estado en que se encuentran los programas estatales existentes y la situación de los trabajadores y trabajadoras.
En cuanto al primer punto, se presentó un Power Point basado en el Diagnóstico de la Situación Social en la Ciudad de Buenos Aires en el año 2011, publicado por la Unidad de Información, Monitoreo y Evaluación perteneciente al Ministerio de Desarrollo Social.
Respecto a la situación de la niñez en la Ciudad surge que existe una marcada infantilización de la pobreza: los menores de 0 a 18 años representan el 20,8% de la población. El 10,9% se encuentran bajo la línea de pobreza. De estos, el 31,5% de los niños y niñas de 3 y 4 años no se encuentran escolarizados.
El 25,8% de los menores de 5 años que viven en la Ciudad no cuentan con ningún tipo de cobertura de salud ni de obras sociales, planes de emergencia, mutuales ni prepagas. Entre los niños y niñas que se encuentran bajo la línea de pobreza, el 56,6% no posee cobertura ni obra social. Además, existe una tendencia hacia la inserción temprana en el mercado de trabajo: el 10% de los menores de 5 a 17 años que habita en hogares que se encuentran bajo la línea de pobreza trabaja.
En cuanto a los jóvenes y adolescentes, el mismo diagnóstico sostiene que una problemática importante es la desvinculación temprana del sistema educativo: el 11,3% de los adolescentes (15 a 24 años) se encuentra fuera del sistema educativo formal sin haber finalizado los estudios secundarios. A su vez, son víctimas de una doble exclusión: el 3,2% de personas de entre 15 y 24 años no estudian ni trabajan y no han finalizado el secundario. Entre los adolescentes y jóvenes pertenecientes a hogares de menores ingresos, este porcentaje se incrementa, siendo el 14,3% de personas las que se encuentran en esta situación.
La tasa de desempleo de los jóvenes de 19 a 24 años alcanza el 13,7%, siendo el nivel de desempleo de la Ciudad de Buenos Aires del 6,2%. El 24,3% de los jóvenes no cuenta con cobertura de salud de obras sociales. Otra situación que se registró: una de cada cinco (20,9%) adolescentes y jóvenes de los hogares de menores ingresos ha sido madre al cumplir los 25 años, situación que sólo experimenta el 1,6% de aquellas pertenecientes a los hogares de mayores ingresos.
En cuanto al segundo punto, sobre el rol de las organizaciones sociales y los clubes de barrio, los relatos y exposiciones tuvieron como punto común la necesidad de generar espacios comunitarios que recuperen esos valores y ofrezcan al niño, niña o adolescente actividades que complementen su desarrollo y contengan en su práctica una concepción distinta sobre el deporte.
Se trata de una mirada sobre el deporte en la que los chicos y chicas que no pueden pagar la cuota de un club o no tienen un desempeño excepcional en lo deportivo tienen las mismas oportunidades que aquellos que sí lo tienen. Porque el objetivo es jugar y divertirse.
Frente a un Estado que se muestra muchas veces ausente, las organizaciones sociales en todas sus expresiones, reemplazan ese rol para hacerse cargo de las necesidades más urgentes que tienen los niños, niñas y adolescentes y cubren esos espacios que los programas estatales no alcanzan.
En este último sentido, es que podemos introducir la tercera instancia que se hizo presente en el encuentro: la situación en que se encuentran los programas existentes y los trabajadores y trabajadoras que en ellos trabajan.
En la Ciudad existen distintos programas relacionados con lo deportivo que se distribuyen entre la Subsecretaría de Deportes, la Dirección de Niñez y Adolescencia y la Subsecretaría de Inclusión Educativa. En algunos programas, como Barrios en Juego, cuesta la convocatoria a los jóvenes, muchos no tienen presupuesto y otros son ejemplos claros de la tercerización de las políticas públicas. Sobre el programa Barrios en Juego también se ha dicho que cuando comenzó contaba con 45 educadores y educadoras, hoy en día sólo cuenta con 14.
En este marco, la precarización laboral es una característica que atraviesa a la mayoría de los profesionales involucrados en estos programas. Muchos han sufrido persecución ideológica por hacer públicas sus denuncias. Muchos docentes en clubes de barrio no cobran y el Estado no está presente para ayudar a aquellos clubes que no pueden pagar los salarios de sus profesores y profesoras.
Este diagnóstico nos lleva a comenzar a pensar y diseñar la política pública desde los vecinos y vecinas, las organizaciones sociales, los trabajadores y trabajadoras para terminar con una mirada focalizada de las mismas, donde los chicos y chicas no son sujetos de cambio y de derechos con emociones y trayectorias de vida que los marcan, sino individuos con una problemática puntual. En ese sentido quedó sentado el desafío: construir desde abajo, desde el conocimiento de nuestros barrios y problemáticas, las políticas públicas que necesitamos para que el deporte sea uno de los medios de integración social para nuestros niños, niñas y jóvenes. Es por eso que acordamos seguir adelante con estas «Mesas de Trabajo», donde la idea es construir, proponer entre todos, tomar la iniciativa.