“Hoy estamos aquí, en esta jornada por la memoria, para homenajear a los compañeros caídos durante el terrorismo de Estado, que estuvieron secuestrado en este infame centro clandestino de detención. Hacemos este homenaje, reivindicando su lucha, su compromiso militante, su dignidad de jugarse todo por el proyecto de una sociedad de iguales, de justicia social para todos. Y como sostenemos que el mejor homenaje a los compañeros es continuar su lucha, hacemos esta jornada desde la militancia, desde la construcción colectiva de la memoria, con las organizaciones que hoy caminan sobre aquellas huellas que los compañeros dejaron en nuestros barrios”.
Estas palabras fueron leídas el sábado 6 de julio en el acto de conmemoración a la primera actividad de señalización del ex Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio (CCDTyE) “Club Atlético”, organizado por un conjunto de organizaciones sociales y de Derechos Humanos,(1) en la Plaza “30.000 Compañeros” (Paseo Colón entre San Juan y Cochabamba) del barrio de San Telmo. A 17 años de la primera jornada por la memoria, cuando visibilizaron para el barrio la existencia de ese centro clandestino por donde pasaron pasado más de 1.500 compañeros, militantes políticos y luchadores populares.
Entre las distintas formas que encontraron para construir un nuevo relato, denunciar y hacer visible lo que había permanecido oculto se erigió el “el tótem” o “la silueta” con su ritual de encendido de antorchas, “la figura”, “El muro”. Esto se hizo en el año 1996, momento en que regía la ley de impunidad, como una forma de correr el velo de demonización que se había instaurado sobre los compañeros caídos.
“Lo hicimos mientras caminábamos el barrio señalizando los lugares por donde habían transitado los compañeros de San Telmo y La Boca. Realizando ‘la marcha de las antorchas’, explicaron en el acto del sábado y añadieron “esa visibilización social humanizó a los compañeros desaparecidos, los insertó socialmente, se reconoció su identidad política y su lucha”.
Luego vinieron los ‘escraches’ a los represores en sus domicilios, las políticas de impunidad del sistema, que sacó a los luchadores a la calle donde hicieron, con continuidad un aporte a la lucha por ‘memoria, verdad y justicia’, punta de lanza del movimiento de derechos humanos, entendiendo que la memoria, el relato sobre la historia reciente, era un terreno en disputa con el poder.
Paralelamente, a esto, el proyecto neoliberal del menemismo, que consolidaba lo que había comenzado la dictadura del terror, con una desocupación sin precedente y el 52% de la población sumida en la pobreza, movilizaba a otros sectores sociales que acuciados económicamente, con piquetes y cacerolas, cambiaron la correlación de fuerzas en el 2001 y lograron un quiebre institucional que posibilitó luego que reivindicaciones sentidas de los DDHH, sean políticas de Estado.
Desde el 2001 la política de memoria estuvo presente en las nuevas formas orgánicas surgidas en la lucha, en nuevos compañeros y fue tomando otras expresiones, así surgieron las baldosas por la memoria, extendidas a más de 18 barrios de la ciudad de Bs As y la reseña histórica de cada compañero, la recuperación del “Atletico” como “Sitio de memoria”, la denuncia sobre “Garaje Azopardo”, otro centro clandestino de detención de la policía federal por el que aun pelean su recuperación como sitio de memoria.
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1. Organizaciones convocantes: Coordinadora Barrios por la Memoria; Asamblea del Parque Lezama; Asamblea Popular Plaza Dorrego – San Telmo; Movimiento Evita Comuna 1; Cooperativa San Telmo (ex Padelai); Corriente de Educación Popular Paulo Freire.