«Una práctica periodística con enfoque de género, que implica incluir una visión de derechos humanos en el relato de las noticias y producir una información inclusiva, puede ayudar a cambiar la vida de muchas personas y la mirada de la sociedad», aseguraron las comunicadoras del flamante espacio en Argentina de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género (RIPVG).
La visibilización de las diferentes formas de violencia hacia las mujeres, la utilización del vocabulario adecuado, la generación de conciencia sobre las formas sutiles de maltrato, el tendido de puentes entre víctimas y organismos son algunas de las buenas prácticas que identifican las periodistas Liliana Hendel y Silvina Molina, referentes locales de la RIPVG.
A modo de ejemplo del impacto de esta práctica, Molina recordó que «en 2012 junto a otras colegas logramos poner en la agenda nacional el caso de María Ovando, una mujer misionera que fue apresada porque se le murió su hija en los brazos mientras trataba de llegar a un centro de salud».
«El trabajo de organizaciones de mujeres y periodistas hizo posible visibilizar esta situación, poner en debate la situación de pobreza, indefensión e identificar que María, como tantas marías, fue víctima de todas las violencias. Hoy, ella está libre y el debate sobre violencias hacia mujeres se enriqueció, se extendió», sostuvo.
Hendel destacó que «cuando nos identifican por el modo en el que tratamos estos temas nos convertimos en puente entre las mujeres y los organismos que deberían escuchar y atender sin que medie una nota periodística».
«En ese sentido, relatar, describir con el lenguaje adecuado, visibilizar opera como acelerador de respuestas o movilizador de expedientes», dijo.
En las antípodas se encuentran el morbo, la desinformación, la falta de contexto al contar una historia, las imágenes que ponen a las mujeres en lugar de objeto, los chistes misóginos, la naturalización de la violencia.
«Cuando los medios no hacen coberturas adecuadas exponen, por ejemplo, a mujeres en situación de violencia a reportajes televisivos donde le preguntan «¿por qué te quedaste si te mata a palos?`. Este tipo de cuestionamientos son revictimizantes», consideró Molina.
En tanto, Hendel señaló que «la ideología machista y androcéntrica se expresa en primer lugar en el lenguaje, las imágenes, los chistes y naturaliza las violencias perpetuándolas».
«Estas prácticas casi invisibles sumadas a lo más visible como el morbo causan estragos en la construcción del sentido común», añadió.
El viernes, Molina y Hendel presentaron la representación local de la RIPVG, un colectivo de periodistas de distintos países de América Latina, Europa y Marruecos, nacido en 2005, en México, que se reúne cada dos años con el objetivo de intercambiar experiencia se información en pos de construir ciudadanía plena.
«Si bien ya teníamos participación en esta red internacional, sentimos la necesidad de fortalecer un espacio con impronta argentina, esto es, poner en agenda nuestras problemáticas particulares», sostuvo Molina.
Los objetivos de este nuevo espacio -al que se puede contactar enviando un mail a [email protected], por facebook a o vía twitter a @ArgentinaRIPVG– son en principio visibilizar la situación laboral del periodismo, instalar temas de género en la agenda mediática, capacitar a periodistas en temáticas de género, entre otros.
Molina comenzó a trabajar en temas de género a partir de un programa de radio que tenía en los 90, al que la llamaban mujeres víctimas de violencia. Autora de «Noticias que salvan vidas» y «Manual de Género para periodistas», Molina trabaja hoy como redactora de la agencia Télam y recibió el año pasado el Premio Lola Mora entregado por la Legislatura porteña.
Por su parte, Hendel, quien se define como una comunicadora feminista, es psicóloga y trabajó en varios canales de televisión y, en la actualidad, se desempeña en la Televisión Pública.