La Marcha Mundial de la Marihuana se realiza cada primer sábado de mayo en distintas partes del mundo desde 1999. Sólo en Argentina, este año, congregó a más de 100.000 personas.
El sábado 3 de mayo, se realizaron en movilizaciones en 22 ciudades del país. En la ciudad de Buenos Aires, miles de productores y consumidores de cannabis se congregaron en Plaza de Mayo, y luego marcharon hacia el Congreso Nacional en reclamo de la legalización de la marihuana, tanto para fines medicinales como recreativos.
El cambio de la normativa vigente es la consigna bajo la que decenas de personas que participaron en la marcha, se mostraron consumiendo cannabis “como forma de protesta hacia las leyes que criminalizan a los usuarios por la tenencia de esas sustancias”, señalaron.
Matías Faray, de la Agrupación Cannabicultores del Oeste, explicó que reclaman «por el autocultivo y el inmediato fin de los allanamientos, detenciones y procesos penales a cultivadores de cannabis». Asimismo, por la «la regulación de los Clubes Sociales de Cannabis para el acceso al cannabis y sus semillas», y también por la «tenencia», para el «urgente cese de las detenciones y procesos penales a los usuarios».
El reclamo también se extiende a un pedido por la aprobación de una ley de atención pública, universal y gratuita de los problemas asociados al uso de sustancias, y por la modificación de la Ley 23.737 de Tenencia y tráfico de estupefacientes, porque «está arruinando proyectos de vida», según sostuvo el activista. La disposición y el uso medicinal e industrial de la planta, es otro de los reclamos que señala Faray. Considera que la legislación impide que las empresas dispuestas a invertir en este cultivo se atrevan a hacerlo.
Daniel, otro de los participantes que, con su esposa e hija, desde la ciudad de Viedma para participar de la de la marcha, se refirió al respecto: “Vine en apoyo, porque yo soy productor, consumo lo que planto, y estoy de acuerdo con la legalización -dijo-. En Viedma tenemos amigos que son vecinos cannabicultores, y así como algunos producen vino o cordero, otros cultivamos plantas para fumar».
En tanto, Walter, un joven de Florencio Varela, explicó que «la marihuana no está bien vista porque se asocia con otras drogas como la cocaína o el paco, pero no tiene nada que ver, porque estamos hablando de una planta y no de químicos preparados».
En tanto, Gabriel Jinkus, abogado e integrante del Centro de Estudios de la Cultura Cannábica, afirmó que «año a año, con el crecimiento de la Marcha, se está demostrando que esto merece una institucionalización con una ley que nos permita a todos disfrutar de la planta tanto en su rol de esparcimiento como medicinal».
Facundo Rivadeneira, de la Agrupación Cogollos del Oeste, afirmó que «hay que informar a la gente», ya que «hoy creció la aceptación social pero hay sectores en donde es difícil llegar en donde aún permanece el estigma».
«Somos usuarios: no somos ni enfermos ni delincuentes, y utilizamos una sustancia como así otras personas toman todos los días café o fuman tabaco», afirmó.
Rivadeneira se refirió a las recientes actividades que se realizaron en distintos espacios institucionales, como jornadas en el Congreso de la Nación, la Legislatura porteña y en la Universidad de Quilmes.
«Se nota que con estas acciones existe una intención de cambiar la legislación, pero a la vez hay tanto miedo que se quiere ir muy de a poco», dijo: «es por eso que estamos acá, firmes, para seguir generando espacios de apertura».