Desde hace un año permanecen en la calle y aun no tienen respuestas de la Justicia.
Los trabajadores de la gráfica MOM esperan un aval judicial para producir, bajo el formato de la autogestión, en la planta del barrio porteño de Pompeya. Por esta razón, desde mayo de 2013 acampan en la vereda del taller gráfico tras haber sido desalojados por la Policía Metropolitana y Gendarmería.
Habían permanecido 12 meses dentro de la empresa, luego de que el empleador Christian Langenheim incumpliera sucesivamente el pago de sueldos, vacaciones y aguinaldos. En la calle, resguardan el inmueble para evitar su vaciamiento.
«Seguimos luchando por preservar los puestos laborales. Esperamos volver a entrar a la empresa y que el juez nos de alguna respuesta», dijo a esta agencia el titular de la Cooperativa Mom, Telésforo Gallardo, al cumplirse un año del acampe.
El año pasado, el juez Fernando Durao -del Juzgado Comercial N°5 de la Ciudad de Buenos Aires- dictó la quiebra de Lanci Impresores (Mom), concursada desde 2008, pero aun no les dio respuesta a los asociados, quienes piden continuar trabajando en el taller gráfico.
Los trabajadores de la empresa gráfica del barrio porteño de Pompeya, que permanecieron un año dentro del taller ante la falta de pago de salarios y el abandono del empresario Christian Langenheim, conformaron la cooperativa para proteger la planta y evitar su vaciamiento u otras maniobras especulativas por parte de la patronal.
El desalojo y la «persecución»
Finalmente, el 14 de mayo de 2013 fueron violentamente desalojados por la Policía Metropolitana y la Gendarmería, tras la orden impartida por la jueza contravencional y de Faltas 16 de la Ciudad de Buenos Aires, Claudia Alvaro.
A horas de la expulsión, Gallardo graficó a Ansol: «Nos tiraron gas pimienta mientras nosotros no pusimos resistencia, sino que pacíficamente resistimos en nuestra fabrica».
Fue la misma magistrada quien, en septiembre pasado, dictó una medida de restricción contra tres integrantes de la Cooperativa Mom –para que permanecieran a más de 500 metros de la planta-, que fue calificada por el sector cooperativista como «persecutoria».
«La elección de los compañeros fue al azar. Si estuviéramos a cinco cuadras podrían vaciar la fábrica y nosotros estamos haciendo la permanencia en la carpa, cuidando las fuentes de trabajo y a la planta», analizó Adrián Leguizamón, asociado de la Cooperativa Mom.
Un año después, los trabajadores insisten en la «durísima» instancia que atraviesan desde hace 12 meses y apelan a la comunidad a acercarse al acampe (Mom 2862, esquina Tabaré) a «brindar cualquier ayuda posible».
Fuente: Agencia de Noticias ANSOL