Alicia Zubasnabar de De la Cuadra, más conocida como «Licha», falleció hace seis años, y por las cosas de la vida y las miserias de la dictadura militar, no pudo abrazar a su nieta nacida en cautiverio y cuya identidad le fue restituía el 22 de agosto de este año y se convirtió en el nieto 115 en recuperar su historia.
Ana Libertad fue el nombre de la lucha de la primera presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, ya que en la casa platense de «Licha» se fundó Abuelas Argentinas con Nietitos Desaparecidos, el primer nombre de la entidad de las hoy conocidas como Abuelas de Plaza de Mayo.
«Licha» peleó por su búsqueda y la de sus compañeras hasta unos días antes de cumplir 93 años.
Una mañana de diciembre de 1977, María Isabel Chorobik de Mariani, «Chicha», quien también buscaba, y busca, a su nieta Clara Anahí, tocó la puerta de la casa de «Licha», en La Plata, y al poco tiempo, las que buscaban a sus nietos secuestrados o que debían haber nacido en cautiverio sumaban doce, entre ellas estaba Estela Carlotto.
A esa casa de La Plata, llegó «Licha» en 1959, desde el pueblo correntino de Sauce, con su marido Roberto Luis De la Cuadra y sus cinco hijos: Estela, Soledad, Luis Eduardo, Roberto José y Elena.
A mediados de los ’70, los chicos De la Cuadra tenían una activa participación política.
Poco después del Golpe del 24 de marzo de 1976, el 2 de septiembre, varios hombres armados, con la cara tapada con medias y ropa de fajina irrumpieron en su casa de los De la Cuadra. Se llevaron a punta de pistola a Roberto José, que era obrero en YPF.
El 23 de febrero de 1977 la secuestraron a Elena, con un embarazo de cinco meses, y a su compañero Héctor Carlos Baratti.
En diciembre de 1977, detuvieron a Gustavo Freire, esposo de Estela, otra de las hermanas De la Cuadra que entonces se vio obligada a partir al exilio.
Pero la vida quizo que «Licha» se ponga al frente de una misión: buscar a los hijos de los hijos.
En julio de 1977, le dejaron a «Licha» un papelito debajo de la puerta de su casa: «16/6 la señora tuvo una nena, que no saben dónde está la nenita, los padres están bien, de la Cuadra», decía.
Su hija Elena dio a luz a Ana Libertad el 16 de junio de 1977 en un calabozo de la Comisaría 5ª de La Plata.
Ese aviso aceitó más la voluntad de «Licha» y redobló los esfuerzos: pensó en las relaciones familiares con la Iglesia católica y llegó al despacho de monseñor Emilio Graselli.
Hoy, la justicia solicitó llamar al ex capellán del Vicariato castrense Emilio Graselli, imputado de «captar» información de los familiares de desaparecidos, a quienes recibía en una capilla, para luego «desorientarlos dolosamente».
«Licha» no imaginaba que dentro de la Comisaría Quinta de La Plata, donde funcionó un centro clandestino de detención, el cura Christian von Wernich le dijo a su yerno Héctor, el padre de Ana Libertad, que no le daría la nieta a sus abuelos porque «la iban a criar igual que a sus hijos».
Elena dio a luz a Ana Libertad el 16 de junio de 1977 en un calabozo de la Comisaría 5ª de La Plata. Nunca más se supo de ella.
En diciembre de 2009, el Equipo Argentino de Antropología Forense identificó el cuerpo de Carlos Baratti: había sido enterrado como NN en el cementerio de General Lavalle. Su cuerpo había sido arrojado al mar en un vuelo de la muerte.
En la casa de La Plata de «Licha», en un sillón de pana verde, se fundó Abuelas Argentinas con Nietitos Desaparecidos, la institución que 37 años después anunciaba que una joven accedió a realizarse el estudio de ADN que confirmó que era hija de Elena y Héctor, ambos militantes del Partido Comunista Marxista Leninista (PCML).
Ana Libertad hoy sabe de la lucha de su abuela «Licha», quien «luchó hasta el fin, dejó su legado: el ejemplo de una heróica Madre-Abuela, siempre en el camino de la lucha y la resistencia», tal como la despidieron las Abuelas de Plaza de Mayo en junio de 2008.