El pozo de aljibe descubierto durante una excavación arqueológica en el sótano de una casa ubicada en la zona más antigua de Buenos Aires es uno de los avances del trabajo de un equipo interdisciplinario por rescatar la historia la Ciudad.
En Bolívar al 400, en el barrio de San Telmo, se erige una vivienda del 1800 que era de la familia Estrada, donde hasta 2010 funcionó la editorial del mismo nombre y que ahora es sede de la Dirección de Patrimonio y del Instituto Histórico de Buenos Aires.
La historiadora Liliana Barela, titular de ambos organismos, recorrió las instalaciones de la antigua casa donde se perforó una de las habitaciones para así introducirse en el sótano identificado gracias a los planos de la edificación.
«Ingresamos por un lugar que los profesionales consideraron aptos y nos encontramos con una cisterna para juntar agua, es decir, en este lugar había un aljibe que nos ubica en 1800, hecho alrededor de una casa, por eso creemos que seguiremos encontrando cosas», explicó la funcionaria.
El hallazgo sigue confirmando lo que ya sabían: que el edificio guarda reliquias en sus pisos, paredes, techos y subsuelo. La casa fue reconstruida en distintos períodos. Por ejemplo, unas columnas ubicadas en el recinto donde se hizo la excavación «son típicas de 1970, de hierro revestido, y el techo con placas de telgopor esconde bovedillas originales de 1820, pintadas con cal de la época», compartió la historiadora.
También el equipo, conformado por paleontólogos, arqueólogos, antropólogos, historiadores, entre otros profesionales, tiene en claro «que hay que seguir, porque el sótano ocupa toda la casa y el techo que tenemos para investigar es el más amplio con historia», destacó Barela.
El ingreso al pozo recién descubierto es, por ahora, precario «pero seguro, ya que los especialistas supervisan que así sea», aseveró la profesional. Un agujero posibilita que los investigadores ingresen, al igual que periodistas y fotógrafas intrépidas, con casco y acompañados, utilizando una escalera de soga.
«Tenemos que modificar el ingreso a la casa, identificar la escalera original que permitía el descenso al sótano, por lo que debemos seguir con las obras para que, en algún momento, podamos habilitarla para la visita del público», señaló la funcionaria.
El equipo de trabajo está descubriendo las placas históricas que guarda el sótano gracias a elementos que van recuperando y que se exhiben en dos vitrinas.
Allí pueden verse objetos contemporáneos, sobre todo elementos relacionados con el trabajo de la editorial Estrada, por eso «la labor es seguir hasta llegar a descubrir qué más nos depara este escenario».
El fondo de esta edificación se anexa a otra, la conocida como Casa del Virrey Liniers, que tiene ingreso por calle Venezuela al 400 y que en su momento «fue una sola construcción que pertenecía a los Estrada», explicó Barela.
El lugar es monumento histórico nacional y desde el año pasado se realizan aen el patio excavaciones, que permitieron encontrar «objetos y paredes que nos invitan a seguir trabajando para ir identificando cómo era la casa original», contó la historiadora.
Uno de los descubrimientos más curiosos «nos permitió llegar al siglo XVIII, al encontrar amuletos contra la mala suerte, que era la figura de una mano, usados por los esclavos, algunos de los cuales se siguen utilizando, sobre todo en Brasil».
Después, en la misma excavación se encontró uno igual «pero de plástico, o sea que alguien seguía usando esa mano como amuleto en otro momento histórico: el amuleto atravesó la historia, las generaciones», reflexionó la profesional.
Desde 2011 es el espacio cultural Virrey Liniers, que ahora exhibe planos de las «casas chorizo» de los años 1890 y 1900, y donde se exponen objetos del barco español del siglo XVII descubierto el 29 de diciembre de 2008 en Puerto Madero. En la embarcación «se sigue trabajando» confirmó la titular de la Dirección de Patrimonio y relató que las historias de fantasmas no están ausentes, ya que «hay personal que dice que cerca de las reliquias del barco pasan cosas extrañas, pero amigables».
Los edificios de Bolívar y Venezuela también son utilizados para realizar restauraciones que están a cargo de profesionales y estudiantes.
Descubrir la antigua Buenos Aires también es posible, por ejemplo, mientras se realizan obras en el transporte subterráneo, haciendo «arqueología de rescate, porque nos da información y es fascinante», dijo Barela.