De los 2094 femicidios registrados desde 2008 hasta el año pasado, 99 fueron perpetrados por padres o padrastros de las víctimas, de las cuales 17 presentaban indicios de haber sido abusadas por su asesino, tal como ocurrió esta semana en Mendoza cuando Roque Arroyo mató a puñaladas a su hija Ayelén, que lo había denunciado por violencia sexual.
El dato surge de un análisis que aportó el Observatorio de Femicidios ‘Marisel Zambrano’ dependiente de la Casa del Encuentro, que identificó que 65 asesinos eran padres y 17, padrastros de las víctimas.
El registro de la ONG detectó que 30 de los femicidas se suicidaron luego de asesinar a sus hijas o hijastras, 14 de ellos tenían denuncias previas y cuatro tenían prohibiciones de acercamiento.
«En el caso de Ayelén no sólo fue su padre quien la asesinó, la Justicia también es cómplice. La palabra de Ayelén para la Justicia no es válida. ¿Y para sus hermanos? Se establece una cofradía masculina en la cual se protegen los hombres y mantienen su dominio sobre las mujeres que consideran como suyas», reflexionó la presidenta de Casa del Encuentro, Ada Rico.
A la pregunta de ¿Cómo llega un padre a matar a su hija?, Rico respondió: «Seguimos en la estructura del ‘pater familia’. El varón que trata a su pareja o a su hija como si fuera su dueño y por ello pueden abusarlas o matarlas, replicando la noción del patriarca. Se trata de hombres que pretenden la dependencia tanto emocional como social y económica, y no soportan la autonomía de su pareja o sus hijas».
Otro dato que impacta es que 59 víctimas del trágico listado tenían entre 2 y 12 años.
«En muchos de estos femicidios el asesinato de hijas se utiliza como castigo hacia la madre, violentándola desde otro lugar, no agrediéndola directamente, dirigiendo la violencia hacia quien ella más quiere», agregó la dirigente social.
Como siempre advierte Rico, «las estadísticas son personas»; por eso, el femicidio de Ayelén Arroyo ocupa hoy la primera plana mediática: porque es el tercero en Mendoza en una semana, porque ella denunció el abuso de su padre, porque a pesar de eso la justicia lo liberó y su padre la asesinó.
Este año, otra Ayelén fue asesinada, en este caso por su padastro. Ella era Brisa Ayelén Argüello, tenía 17 años y la mató Juan Domingo Díaz, de 30 años, que se suicidó.
El asesinato de la joven ocurrió en Córdoba en julio. La hermana de la víctima declaró que el hombre le dijo: “Si no sos mía, no vas a ser de nadie”, y le disparó con una escopeta.
«Es necesario nuestro compromiso como sociedad para poder decir realmente ‘Ni Una Menos. Nunca más’. Para eso hay que consolidar la igualdad real entre mujeres y hombres, reconociendo que la violencia contra ellas constituye una práctica social, cuyo sustento fundamental es la discriminación y la construcción de relaciones de subordinación», indicó Rico.
La ONG realiza el relevamiento de los femicidios desde 2008 en base a las noticias publicadas en 120 medios nacionales, entre ellos, la agencia Télam.