viernes, noviembre 22

CINEMIGRANTE REPUDIA LOS ACTOS DE VIOLENCIA

CineMigrante repudia todos aquellos hechos de violencia sucedidos en Villa Soldati y las expresiones discriminadoras y xenófobas manifestadas por el Jefe de Gobierno, Ingeniero Mauricio Macri, y funcionarios como Rodríguez Larreta y Alicia Pierini que sólo provocan y sustentan hechos de mayor xenofobia, discriminación y violencia para nuestra sociedad.

Apoyamos el camino inaugurado por la Argentina, un camino insoslayable de reconocimiento de derechos; camino que implica el reconocimiento igualitario del ser humano por encima de cualquier distinción o diferencia: de raza, color, sexo, etnia, religión o nacionalidad. Esto ha significado colocar en el centro de las políticas de estado al ser humano como sujeto de derechos inalienables; derechos que un Estado no tiene prerrogativas de violar por el simple hecho de que son de pertenencia exclusiva del ser humano, de la humanidad.

Y en ese mismo sentido, este camino de derechos es fruto necesario de una experiencia histórica que da cuenta que la violación sistemática de los derechos pertenecientes al hombre como humanidad son parte de la instauración de modelos económico-sociales de exclusión y diferenciación social sostenidos, o bien a través de represiones sistemáticas, o bien a partir de diferenciaciones en el acceso a derechos a grandes sectores de la sociedad. El derecho a que nadie sea sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, ni a ser arbitrariamente detenido, el derecho a un reconocimiento y trato igualitario, el derecho a vivir en condiciones dignas, el derecho a la salud, el derecho a la educación, el derecho a la seguridad social, el derecho a la participación política, el derecho al acceso a la justicia como órgano imparcial sin distinción alguna, el derecho a la libertad de expresión, a la libertad de acceso a la información, necesariamente deben formar y forman hoy parte de las agendas de discusión de las políticas públicas en la Argentina.

Y dentro de este camino, hoy piso inderogable de derechos, el derecho a migrar y a un trato igualitario que prescinde de la determinación de pertenencia a una nación como condición para la garantía de derechos económicos, sociales, políticos y culturales son parte esencial de una agenda que promueve la integración social y no la diferenciación, sostén de la exclusión.

En el 2003 el poder legislativo, tras convocar a una gran cantidad de organizaciones de derechos humanos, organizaciones de migrantes, áreas de gobierno y gobiernos regionales aprobó una ley de migraciones de vanguardia para la región y para el mundo. Una ley que reconoce la esencia humanista de nuestra Constitución, esencia fundante de nuestro concepto de Nación: conformamos este país todas/os aquellas/os que habitamos el mismo suelo, gozando de derechos y obligaciones por el hecho de habitar una misma unidad geográfica. Claro ejemplo de esta esencia, presente está en estas palabras del Preámbulo “… para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino.”

Habría que decirle al Ingeniero Macri que nada más distante a una situación de ‘descontrol’ son las acciones que la Ley 25.871 inauguró tras su implementación: la regulación de los corrientes migratorias presentes en la Argentina de acuerdo a tratados internacionales en materia de derechos humanos, la estandarización de los criterios migratorios de acuerdo a las leyes internacionales, la identificación de las personas presentes en un país a través del acceso a una documentación en regla, el acceso a derechos a una gran parte de nuestra sociedad que día a día con su esfuerzo forjan esta Nación.

Evidentemente, correr el eje de discusión, como lo intenta el Ingeniero Macri, hacia quiénes sí o quiénes no son depositarios de derechos tiene como objeto no dar a conocer las obligaciones que como Jefe de Gobierno debe asumir; obligación a garantizar el derecho a una vida digna, a un trabajo digno, a la educación, a la salud, a la vivienda, a la justicia, a la participación y organización política, a la información, a la no discriminación ni por raza, sexo, religión, color de piel o nacionalidad. Esto ya no debe estar más en discusión en nuestro país.

 Lamentablemente las declaraciones del Ingeniero Macri representan, una vez más, una amenaza a los esfuerzos que la sociedad en su conjunto viene dando en pos de una sociedad que integra las diferencias, de una sociedad que profundiza sus lazos de hermandad con la región suramericana, de una sociedad que se reconoce tanto indígena como latinoamericana y sostiene prácticas políticas de reconocimiento de los derechos del ser como humanidad más allá de las fronteras.

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