domingo, noviembre 24

CIUDAD BASURA

Gerardo Codina, presidente de la ONG «SOS Buenos Aires» presentará el próximo jueves 18 de abril su libro «Ciudad Basura», en el que traza un crítico panorama de los problemas que afronta en el corto plazo la Ciudad de Buenos Aires con la gestión integral de sus residuos. La presentación se llevará a cabo el jueves a las 19 en la sala Juan L. Ortiz de la Biblioteca Nacional, según informaron los organizadores en un comunicado.
«Hoy las prioridades están al revés. La ciudad gasta 18 veces más en enterrar basura, que en reciclarla», manifestó Codina, y explicó que esa forma de asignar recursos es dinero «que tiramos a la basura».
La solución de enterrar la basura en los llamados «rellenos sanitarios», cuestionada duramente por los ambientalistas y que «pergeñó la última dictadura militar, agota su capacidad física de recibir residuos», según señaló el comunicado.
El único relleno habilitado, el de José León Suárez, recibe hoy 14.000 toneladas diarias, 6.000 de ellas de la ciudad, pero en abril se completaría.
“Si se hubiera cumplido con la Ley de Basura Cero, reglamentada en 2007, hoy estaríamos frente a una situación manejable. Pero en vez de reducir en cinco años a la mitad la cantidad de basura que se entierra, se la aumentó un 50 por ciento», señala.
El libro será presentado por  el Dr. David Iud, miembro del espacio Carta Abierta,  abogado, docente universitario y especialista en el tema y Eduardo Epszteyn,  actual Auditor General de la Ciudad.

El problema actual que aborda el texto
La solución de enterrar la basura en los llamados «rellenos sanitarios», cuestionada duramente por los ambientalistas y que pergeñó la última dictadura militar, agota su capacidad física de receptar residuos. El único relleno habilitado, de José León Suárez, recibe hoy unas 14.000 toneladas diarias, 6000 de la ciudad. Pero en abril se completaría. Esto motivó el enojo público de Scioli con Macri en noviembre del año pasado y el acuerdo que firmaron a las apuradas el 4 de diciembre. En él la ciudad se comprometía a reducir un 29% la cantidad de basura remitida al relleno al 1º de marzo. Tampoco se cumplió esa meta.
Tanto el macrismo como la conducción moyanista del sindicato del CEAMSE, quieren que Nación acepte extender los rellenos sobre Campo de Mayo. Esa salida –más de lo mismo– fue rechazada por Cristina Fernández. Además, los otros vecinos de la zona (Don Torcuato y San Miguel) no quieren saber nada con que se les vaya encima el relleno.
La mala gestión de la CEAMSE estos años hizo que varios de esos «rellenos» se convirtieran en trampas mortales para las barriadas próximas. El primero, que fue gestionado por Techint, estaba en Villa Domínico. Los vecinos se movilizaron para que lo cierren en 2003, luego que se dieran cuenta que sus hijos padecían una epidemia de leucemia causada por los gases emanados del enterramiento. Así las cosas, ahora nadie quiere un vertedero en sus cercanía y la ciudad se verá obligada a tratar su basura dentro de su territorio.
Macri, en vez de reducir en cinco años a la mitad la cantidad de basura que se entierra, la aumentó un cincuenta por ciento. En 2006 fueron 1.400.000 toneladas. En 2012 tendrían que haber sido 700 mil. Fueron 2.100.000. ¡Tres veces más!
Los porteños estamos poco informados de todo esto, pero igual padecemos ya sus consecuencias. Una ciudad cada vez más sucia, que huele mal, con sumideros tapados y sin reglas claras acerca de qué hacer con la basura, tiene que cambiar en poco tiempo todo su sistema de gestión de residuos, preservando la calidad del ambiente.

Las alternativas posibles

En La Plata están trabajando en una opción sin enterramiento. Así se hace en muchos países del mundo, por caso los europeos. Separadas las diferentes fracciones de la basura, tienen destinos distintos, pero útiles para la sociedad y el ambiente. Plásticos, papel, metales, telas, vidrio y madera, se pueden reciclar. Los desechos orgánicos se pueden compostar para generar gases combustibles y suelo para cultivos. Los restos de la construcción pueden reutilizarse como insumos de la misma actividad o como rellenos inertes, que no dañan ni suelos ni aguas subterráneas. El resto, lo que no se puede valorizar de este modo, puede utilizarse como combustible para la generación de electricidad. De hecho, Suecia fue noticia el año pasado por importar basura de Noruega, porque no tenía suficiente propia para alimentar sus centrales eléctricas.

Declaraciones

Reutilizar la basura significa un cambio cultural, además de nuevas políticas públicas. En la comunidad quienes pueden liderar ese cambio, que debe involucrar a las familias, la escuela y las empresas, son quienes más saben de basura entre nosotros, los cartoneros. Ellos deben ser el eje de una nueva política. Pero no para seguir revolviendo basura, sino para enseñarnos a todos cómo se deben separar los residuos, de modo que se los pueda reutilizar. Tiene que ser nuestros “promotores ambientales”. Hay experiencias ya realizadas aquí, entre nosotros”, dice el autor, y señala que: “Hoy las prioridades están al revés. La ciudad gasta 18 veces más en enterrar basura, que en reciclarla. El presupuesto para “higiene urbana” es el  tercer gasto en importancia, después de educación y salud. Pero casi todo es dinero que tiramos a la basura, realmente. Dinero que podría servir para recuperar recursos naturales escasos, muchos de los cuales no son renovables.”
«El desafío es hacerlo en la Ciudad, porque ningún municipio bonaerense quiere ser el basurero de los porteños. Se necesitan cuatro predios de unas 5 hectáreas cada uno, donde disponer las plantas de tratamiento que reutilicen nuestra basura. Amsterdan lo hace. Nosotros tendremos que hacerlo”, culmina.

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