Los grupos Camus, Placer, Sur Du Monde, el ex Natas Sergio Ch fueron algunos de los animadores de la jornada del viernes en el Festival Ciudad Emergente que se realiza en la Usina del Arte en un barrio de la Boca que recibe a la cultura rock y ve pasar por sus calles a miles de jóvenes.
En una de las salas chicas pero con una acústica exquisita, Sergio Chotsourian acompañado por su hija y por Tito Fargo repasó canciones de su época con los Natas, de Ararat y algunas que presentara en un próximo disco solista grabado solo con su guitarra y algunos ruidos de sintes.
Con una SG azul, Ch repartió responsabilidades de voces con su hija y ese juego entre la voz grave y una voz femenina más dulce al estilo de Kristin Hersh de Throwing Muses y de Hope Sandoval de Mazzy Star, le daban un toque de distinción a las canciones.
Desde un electroacústica enchufada a una pedalera, Tito Fargo enriqueció las canciones con punteos y solos en canciones como «la Familia», «La Sal y el arroz», «Las Piedras» y «Ganar Perder» donde las dos guitarras lograban generar un clima desértico y atractivo.
En un escenario grande ubicado sobre la calle Caffarena abajo del inicio de la autopista Buenos Aires-La Plata se presentó Camus, una de las revelaciones rockeras de los últimos años con su estilo a lo Led Zepelin y Black Sabbath con un rock bien setentoso y valvular para acompañar a la notable voz de Leticia Pitrella.
Desde Les Paul, el guitarrista Santino Kaslauzkas guía a la banda con sus riffs y sus solos, mientras que desde su Rickenbacker negro, el bajista Sebastián Choren y el baterista Ignacio Curen conforman una base poderosa con mucho groove.
En «Desesperación», Camus eligió un camino más denso más saturado desde la guitarra, mientras Pitrella copaba el escenario con su voz, una de las más privilegiadas de la escena rockera argentina. En «Infinito» la banda mantuvo una línea más Sabbath con un hard rock bien denso, hasta que la línea zepelliniana apareció en «La La La», donde la inmensidad de la voz de Pitrella copó toda la Usina y alrededores.
En «Puedo avanzar» la banda siguió rockeando y Kaslauzkas le dio rienda suelta a su electricidad con un solo enloquecedor y veloz.
Dentro de la Usina se desarrolla el concurso «Camino a Abbey Road», que organiza el gobierno porteño y allí se destacaron los rosarinos Mamita Peyote, toda una orquesta caribeña con bronces, muy ajustada y con muy buen repertorio. Mientras que los The Pelos gratificaron con un rock guitarrero, bien interpretado y que recuerda al mejor Charly García, el de los 80.
En el escenario Geiser, se concretó a una experiencia sonoro muy interesante que fue escuchar a las bandas a través de auriculares, con un muy buen audio y ayer le toco a la banda del sur del conurbano bonaerense Placer que reviso toda su trayectoria.
Los Placer cuentan glamorosas historias de amor, desamor, desencuentro y rupturas, envueltas en musicales trajes de la new wave y el brit pop de tiempos de Stone Roses, The Verve, Happy Mondays, Pulp y Oasis. Las letras que tienen un enfoque social crítico del amor y que retrata como pocos la vida burguesa acercan al cantante Walter Lema con Jarvis Cocker, mientras que desde lo instrumental el guitarrista Gerardo Cardone y los teclados de Sebastián Cardaci van colorando y definiendo el estilo musical a la banda que cabalga sobre el groove que conforman el baterista Matías Herrera y el bajista Santiago Guzmán.
En el escenario principal, Fantasmagoria, el grupo de Gori, celebró sus 15 años de carrera con ese rock entre glam, country y stoniano con dos acústicas, bajo, teclados y batería en un show que tuvo a Juanse como invitados con su Gibson SG.
Más Tarde, Massacre con Wallas a la cabeza repasó sus dos primeros discos, esos que le dieron forma al rock alternativo argentino «Sol Lucet Ómnibus» y «Galería Desesperanza» recuperando su lado más skater, punk, hardcore y más sucio.
En una de las salas chicas pero con una acústica exquisita, Sergio Chotsourian acompañado por su hija y por Tito Fargo repasó canciones de su época con los Natas, de Ararat y algunas que presentara en un próximo disco solista grabado solo con su guitarra y algunos ruidos de sintes.
Con una SG azul, Ch repartió responsabilidades de voces con su hija y ese juego entre la voz grave y una voz femenina más dulce al estilo de Kristin Hersh de Throwing Muses y de Hope Sandoval de Mazzy Star, le daban un toque de distinción a las canciones.
Desde un electroacústica enchufada a una pedalera, Tito Fargo enriqueció las canciones con punteos y solos en canciones como «la Familia», «La Sal y el arroz», «Las Piedras» y «Ganar Perder» donde las dos guitarras lograban generar un clima desértico y atractivo.
En un escenario grande ubicado sobre la calle Caffarena abajo del inicio de la autopista Buenos Aires-La Plata se presentó Camus, una de las revelaciones rockeras de los últimos años con su estilo a lo Led Zepelin y Black Sabbath con un rock bien setentoso y valvular para acompañar a la notable voz de Leticia Pitrella.
Desde Les Paul, el guitarrista Santino Kaslauzkas guía a la banda con sus riffs y sus solos, mientras que desde su Rickenbacker negro, el bajista Sebastián Choren y el baterista Ignacio Curen conforman una base poderosa con mucho groove.
En «Desesperación», Camus eligió un camino más denso más saturado desde la guitarra, mientras Pitrella copaba el escenario con su voz, una de las más privilegiadas de la escena rockera argentina. En «Infinito» la banda mantuvo una línea más Sabbath con un hard rock bien denso, hasta que la línea zepelliniana apareció en «La La La», donde la inmensidad de la voz de Pitrella copó toda la Usina y alrededores.
En «Puedo avanzar» la banda siguió rockeando y Kaslauzkas le dio rienda suelta a su electricidad con un solo enloquecedor y veloz.
Dentro de la Usina se desarrolla el concurso «Camino a Abbey Road», que organiza el gobierno porteño y allí se destacaron los rosarinos Mamita Peyote, toda una orquesta caribeña con bronces, muy ajustada y con muy buen repertorio. Mientras que los The Pelos gratificaron con un rock guitarrero, bien interpretado y que recuerda al mejor Charly García, el de los 80.
En el escenario Geiser, se concretó a una experiencia sonoro muy interesante que fue escuchar a las bandas a través de auriculares, con un muy buen audio y ayer le toco a la banda del sur del conurbano bonaerense Placer que reviso toda su trayectoria.
Los Placer cuentan glamorosas historias de amor, desamor, desencuentro y rupturas, envueltas en musicales trajes de la new wave y el brit pop de tiempos de Stone Roses, The Verve, Happy Mondays, Pulp y Oasis. Las letras que tienen un enfoque social crítico del amor y que retrata como pocos la vida burguesa acercan al cantante Walter Lema con Jarvis Cocker, mientras que desde lo instrumental el guitarrista Gerardo Cardone y los teclados de Sebastián Cardaci van colorando y definiendo el estilo musical a la banda que cabalga sobre el groove que conforman el baterista Matías Herrera y el bajista Santiago Guzmán.
En el escenario principal, Fantasmagoria, el grupo de Gori, celebró sus 15 años de carrera con ese rock entre glam, country y stoniano con dos acústicas, bajo, teclados y batería en un show que tuvo a Juanse como invitados con su Gibson SG.
Más Tarde, Massacre con Wallas a la cabeza repasó sus dos primeros discos, esos que le dieron forma al rock alternativo argentino «Sol Lucet Ómnibus» y «Galería Desesperanza» recuperando su lado más skater, punk, hardcore y más sucio.