La milonga porteña más tradicional de la Ciudad, Sunderland, ubicada en el barrio de Villa Urquiza, fue cerrada este fin de semana y no podrá realizar su baile esta noche, del que participan vecinos de la zona pero sobre todo turistas de todo el mundo que cultivan el tango, informó hoy Jorge Rodríguez, uno de los dueños del lugar.
Este recinto de la cultura porteña, de donde salieron los milongueros de la obra teatral Tango Argentino que conquistó el mundo en la década del 90 y revivió el género, fue inspeccionado el sábado pasado, pero la intervención del Gobierno de la Ciudad terminó el jueves con el reestablecimiento la clausura del año pasado.
En 2015, el local de Lugones 3161 fue cerrado casi tres meses tras una reinterpretación de la normas que rigen estos locales bailables, con la que exigieron que se instalen mangueras en el edificio del club en lugar de los matafuegos que tenía, por superar los 1.000 metros cuadrados con un pasillo que une la cocina con el lugar de baile.
El baile se realizó desde julio del año pasado con permisos para realizar reuniones a beneficio que se renovaban todos los viernes en la Comuna local, pero esta semana no se renovó. Adujeron que se violó la clausura en el club, donde no había faja, y hasta casi se llevan detenida a la dueña del buffet del club de barrio.
Rodríguez detalló que el sábado pasado, “los inspectores llegaron a las 3, pidieron la documentación pertinente y se retiraron, pero a las 4 volvieron, dispusieron la clausura y allí se inició una discusión hasta las 5 en la que se estableció que no iban a llevarse a nadie detenido”.
Durante la semana se realizaron gestiones ante el Gobierno de la Ciudad, cuyos funcionarios establecieron que “nunca se levantó la clausura” y así volvieron a cerrar el lugar en el que en enero se cambió el piso de la pista de baile y cancha de básquet por una plataforma de madera que mejora los desplazamientos de deportistas y milongueros.
Los permisos semanales los otorgó la comuna local durante más de seis meses para que se realice el baile todos los sábados, siempre los viernes a la tarde, por lo que los organizadores de la milonga Malena, la familia Rodríguez, tenía 24 horas para convocar a quienes realizarían las exhibiciones de tango y el bar para preparar todo para las noches de sábado.
El milonguero devenido a empresario detalló que durante la semana que viene volverán a “realizar ante el gobierno de la Ciudad todas las gestiones necesarias para volver a hacer la milonga” que este sábado permanecerá cerrado.
En la década del 90 cuando sólo se bailaba tango en Sunderland, su vecino Sin Rumbo y el Club Glorias Argentinas de Mataderos, los productores de la obra Tango Argentino buscaron aquí a los bailarines que enloquecieron a Europa primero y a Estados Unidos después, por lo que se volvió a bailar tango en los países centrales, primero, y las milongas renacieron después en Buenos Aires, al punto que hoy hay más de 10 lugares para bailar por noche en la ciudad donde nació esta cultura hace más de 100 años.
Sunderland es un club de barrio fundado en 1919 y desde esa época allí se práctica fútbol, handbol y basquet, además de tango, los sábados a la noche, por lo que se constituyó, ya en aquella época, en un templo del baile de la ciudad.
Un comerciante inglés puso el dinero para comenzar el club cuando la zona era casi campo con la única exigencia de que el lugar llevara el nombre de su ciudad natal en el Reino Unido. De manera que además de recuperar su aporte dejó al barrio el lugar de tango que salvó al género y ya no se sintió tan lejos de donde había nacido.
En la década del 80 se refugiaban en ese lugar los vecinos de Villa Urquiza, unas cien parejas para comer asado con ensalada, y bailar tango con su estilo sin casi nada de adornos que les quedó de la década del 50, distinto a la forma con firuletes de la zona sur de la ciudad y el conurbano.