Los asesinatos de niñas y jóvenes en hechos de violencia de género o intrafamiliar fueron delitos que signaron el año 2014, y las imágenes de cámaras de seguridad, las redes sociales y los teléfonos celulares cumplieron un rol fundamental para esclarecer muchos de ellos.
El caso más resonante por su resolución mediante imágenes fue el de la estudiante chilena Nicole Sessarego Bórquez (21), asesinada a puñaladas el 15 de julio en la entrada de su edificio del barrio porteño de Almagro.
Durante cuatro meses los pesquisas cotejaron ADN de posibles sospechosos e incluso fue detenido un joven turco que había tenido relación con Nicole, luego liberado.
La causa dio un vuelco cuando desde el juzgado habilitaron la difusión en los medios de imágenes de cámaras de la ciudad en las que se ve cómo el asesino acecha a Nicole y luego se va de la escena del crimen limpiando una herida en su mano.
La difusión de esas filmaciones dio resultados. El 8 de noviembre Lucas Azcona (22) fue entregado a la policía por su padre, que lo reconoció por televisión. Luego, una evidencia contundente lo vinculó con firmeza a la causa: su ADN coincide con el hallado en el lugar del crimen.
Ahora a Azcona se lo investiga por ataques a otras mujeres que también lo reconocieron por televisión cuando fue detenido.
Otro caso fue el de Melina Romero (17), hallada asesinada el 23 de septiembre en un predio de la Ceamse de la localidad bonaerense de José C. Paz, un mes después de desaparecer, cuando fue a festejar su cumpleaños al boliche Chankanab, de San Martín.
Las cámaras del local y de un comercio permitieron captar cuando Melina llegó a Chankanab, saludó a amigos y luego se fue sola en dirección a donde, según la pesquisa, se encontró con sus asesinos, a quienes conocía y con quienes fue a la casa donde la golpearon y asfixiaron tras violarla.
La aparición de una testigo considerada «clave» que aseguró haber presenciado el ataque llevó al procesamiento de cuatro acusados, quienes luego fueron liberados por «falta de méritos».
Las imágenes de cámaras permitieron también esclarecer el crimen de Priscila Lafuente, una niña de 7 años que vivía en Berazategui con su madre, su padrastro y sus hermanos y que fue encontrada asesinada a golpes e incinerada en una bolsa junto a un arroyo.
La cámara de una estación de servicio captó el momento en que, el 4 de enero, la madre, el padrastro y dos hermanos de la niña llevaron el cuerpo en un cochecito de bebé desde su casa al arroyo.
Luego se estableció que la niña había sido golpeada por su madre, que amaneció muerta, que su padrastro intentó quemar el cuerpo para borrar rastros y, al no lograrlo, lo abandonaron en el arroyo.
El 23 de de febrero, Daiana Giménez (12) fue encontrada violada y ahorcada en un arroyo ubicado a 200 metros de su casa, en José C. Paz.
La noche anterior, Daiana había ido a una fiesta de la comunidad paraguaya en una capilla de la zona y, gracias a la filmación tomada por el celular de su madre durante la celebración y una foto aportada también por la familia, fueron localizados dos sospechosos que bailaron con ella durante la noche.
Los mensajes de texto telefónicos y en redes sociales también permitieron en varios casos ubicar a los acusados de matar a otras chicas en 2014.
Tal fue el caso de Pamela Biosa (21), quien el 17 de junio fue hallada muerta a golpes y con su bebé ileso sobre su pecho, en la localidad bonaerense de Escobar.
Los pesquisas supieron que no se había tratado de un robo y, por las llamadas que Pamela hizo con su celular, fue detenida una ex pareja que figuraba entre sus contactos como «Marga», la última persona con la que se comunicó.
Al llamar a ese número, los investigadores fueron atendidos por un hombre que cortó y el rastreo de ese teléfono llevó a la policía hasta su vivienda, donde fue detenido.
El 23 de junio, Selena Rodríguez (15) fue hallada degollada y con más de 50 puñaladas en el hueco de un árbol de un campo de Villa Tujuy, Moreno.
La chica había desaparecido cuando salió de la escuela y por el crimen fue detenido un ex novio, con quien se había intercambiado mensajes de texto antes.
En la casa del joven se hallaron zapatillas con sangre y barro. Además, en su Facebook escribió: «Todavía sigo pensando en vos Sere», «Pensé que era importante para ella y me quería, pero me mintió».
Noelia Akrap, como Selena, tenía 15 años cuando el 16 de noviembre fue asesinada en un campo de Ezpeleta. Había había ido a comprar cigarrillos y, según se estableció, murió asfixiada por la tierra con la que el asesino quiso cubrirla luego de derribarla de un golpe que la dejó inconsciente.
El móvil del ataque fue para los pesquisas el robo de su celular, que el asesino vendió a dos hombres que se transformaron en testigos.
El sospechoso es novio de una amiga de Noelia, con quien se habría encontrado en la calle, a quien le escribía por Facebook y quien en la red social, con el apodo de Lucas Cai II, escribió tras el crimen la letra de una canción: «La muerte esta detrás de mi en este momento…».