por Lucía Pereyra
En un contexto político cada vez más polarizado, la reciente participación de Mariano Cúneo Libarona, ministro de Justicia de la Nación, en la Comisión de Mujeres y Diversidad de la Cámara de Diputados generó un intenso malestar social. Durante su intervención, Libarona rechazó abiertamente la “diversidad de identidades sexuales”, comentario que no sólo demuestra un claro retroceso en términos de derechos humanos, sino que también revela la agenda reaccionaria del gobierno de Javier Milei.
Discurso reaccionario
Las declaraciones del ministro de Cúneo Libarona fueron vertidas en medio de un clima de ajuste fiscal que afecta desproporcionadamente a las mujeres y a la comunidad LGBTIQ+. Lo cierto es que desde su arribo al ministerio, Libarona. ha adoptado una postura que niega la existencia de la violencia de género, transformando este importante concepto en una mera «violencia intrafamiliar». La alteración del marco normativo en torno a la violencia de género no sólo ha minimizado la importancia de las políticas implementadas en este ámbito, sino que también ha puesto en grave riesgo a quienes más necesitan apoyo.
El ministro sostiene que, según su visión, “el género” ha llegado a su fin, promoviendo la idea de que la estructura familiar es el eje central de la política del gobierno. Este enfoque ignora las realidades de muchas personas que no se alinean con las identificaciones tradicionales de género y que, por tanto, son vulnerables a la violencia y la discriminación. La idea de que las identidades que no encajan con la biología son «inventos subjetivos» es un argumento que ya hemos escuchado en discursos de sectores ultraconservadores.
La separación de las identidades y orientaciones sexuales de su realidad social y política es, en sí misma, una forma de violencia. La decreciente atención a las políticas de género y la restricción de los servicios de apoyo a víctimas de violencia son alarmantes. En los últimos meses, el gobierno ha recortado significativamente los recursos destinados a estos programas, haciendo que la situación sea aún más precaria para aquellos que ya enfrentan múltiples desafíos.
Citas y referencias a la Biblia
En un intento por justificar sus declaraciones, Cúneo Libarona apeló a la Constitución, a la Biblia y al Corán, argumentando que su postura estaba respaldada por “la ciencia” y “la naturaleza del ser humano”. Este tipo de razonamiento es peligrosamente engañoso: utiliza textos religiosos como evidencia de una supuesta verdad universal, lo cual ignora el contexto cultural y social en el que se producen las identidades sexuales y de género.
Por ejemplo, en el libro del Levítico, se menciona la condena a la homosexualidad, pero estos textos deben ser leídos dentro del contexto histórico y no como un mandato atemporal. Es problemático tomar la Biblia, un texto antiguo y lleno de interpretaciones, como un documento científico capaz de dictar normas sobre la vida contemporánea.
La voz del descontento
La reacción de varios diputados durante la discusión fue inmediata y contundente. Representantes de diferentes sectores, como Carla Carrizo de la UCR y Esteban Paulón del PS, argumentaron en contra de las afirmaciones de Cúneo Libarona, señalando que su retórica no solo es dañina, sino que también ignora los logros sociales alcanzados. Este rechazo fue un símbolo de la falta de aceptación de discursos retrógrados en un país que ha avanzado en el reconocimiento de los derechos de las personas LGBTIQ+.
Más allá de la resistencia en el ámbito político, existe un descontento creciente en la sociedad civil. Las redes sociales se han inundado de críticas y de voces que defienden la diversidad, destacando la necesidad de seguir luchando por los derechos de todos.
El rechazo de Cúneo Libarona a la diversidad de identidades sexuales no solo es un reflejo de la ideología de su partido, La Libertad Avanza, sino que también representa un peligroso giro hacia políticas que desprotegen a los sectores más vulnerables de la población, especialmente a las mujeres y a la comunidad LGBTIQ+. Su utilización de argumentos basados en la biología y en textos religiosos para deslegitimar la diversidad revela una falta de entendimiento sobre la complejidad de las identidades humanas y las dinámicas sociales.
Es crucial que la sociedad civil, los movimientos feministas y LGBTIQ+, y todos aquellos que crean en la igualdad, se mantengan alertas y activos ante estos ataques, ya que la lucha por los derechos humanos es una tarea continua y necesaria. En medio de un ajuste que busca despojar a muchos de sus derechos, es vital recordar que la diversidad es una riqueza que debe ser defendida y celebrada en lugar de ocultada o negada.