Este martes 12 de octubre, al menos en la Argentina, podría ser la última vez que se conmemora el denominado “Día de la Raza”. Durante décadas se lo utilizó para hablar del “descubrimiento de América”, y a partir de los últimos 20 años se lo intentó popularizar como “el encuentro de dos culturas”. Pero a esta altura no quedan dudas: fue el comienzo del genocidio.
Hace dos meses (el 13 de setiembre), el gobierno argentino envío al Parlamento un proyecto para el reordenamiento de feriados, en el que se incluye el remplazo de la denominación “día de la raza”, por el de “Día del respeto a la diversidad cultural”, una forma de continuar colocando las cosas en su lugar histórico.
En ese sentido, el 20 de mayo de 2010, líderes de diferentes Pueblos Originarios estuvieron en la Casa de Gobierno. Fueron recibidos por la Presidenta Cristina Fernández, a quien le entregaron para su consideración un llamado “Pacto del Estado con los Pueblos Originarios para la creación de un Estado Plurinacional”.
El documento sugería, además, eliminar del calendario oficial el feriado del 12 de octubre, llamado Día de la Raza, y promover las fechas sagradas de los pueblos originarios (Inti Raymi, Wiñoy Xipantu, Pachamama, entre otras). El feriado no fue eliminado, pero su cambio de nombre propone también una interpretación real de la historia que nos mal enseñaron.
En una ceremonia posterior, se anunciaron una serie de medidas tendientes a reconocer y garantizar los derechos de los pueblos indígenas. Entre ellas, se destacan:
La firma del decreto 701 que reglamenta la ley 25.517, que establece que deberán ser puestos a disposición de pueblos indígenas los restos mortales de indígenas que forman parte de museos o colecciones privadas o públicas.
– La decisión en pos de que el Instituto de Asuntos Indígenas sea el ámbito que monitorice la garantía constitucional del reconocimiento de la posesión de la tierra comunitaria de los pueblos originarios.
– La conformación de una comisión de análisis e instrumentación de la anterior medida, con participación indígena.
– La financiación de 10 radios FM y una radio AM para las comunidades de los pueblos originarios.
– La ampliación a 20 mil de las becas de estudio de educación básica y secundaria para las comunidades originarias.
– Y la decisión de que todo aquel joven que viva en su comunidad originaria tenga derecho a una beca universitaria.
Puede parecer poco, y seguramente lo es frente a todo lo que han sufrido los Pueblos Originarios. Pero es un gran avance si consideramos que recién en 2010, después de 27 años de democracia continua en la Argentina, se escuchan estos reclamos y se ponen manos a la obra para dar respuestas adecuadas a esas demandas.