por Claudio Campanari
La educación con perspectiva de género que incluya factores como la no discriminación, en especial de parte de directivos y docentes; la adecuación de horas de cursada y una infraestructura completa en escuelas resulta clave para que personas travestis y trans logren terminar sus estudios secundarios, señalaron especialistas.
Una investigación realizada en la Ciudad de Buenos Aires en 2016 reportó que sólo el 24,3% de las personas travestis y trans lograron terminar sus estudios secundarios, un porcentaje que bajó a 10,1% para el nivel terciario y universitario incompleto y a 5,9% en el caso de quienes lo terminaron.
Este tema fue uno de los ejes del primer Encuentro Federal de Educación Travesti Trans organizado por el Bachillerato Popular Mocha Célis, una de las secundarias públicas y gratuitas para esa población, en el que participaron el ministro de Educación, Nicolás Trotta, y la ministra de Mujeres, Género y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta.
Unas 2.010 personas trans y travestis de todo el país agrupadas en diversas organizaciones relataron sus experiencias en torno a la educación y coincidieron en la necesidad de «repensar una escuela con perspectiva de género», sin discriminación y con respeto a la identidad de género autopercibida.
En el transcurso del encuentro se abordó «no sólo la inclusión sino la revalorización de las personas trans y travestis como sujetos capaces de producir conocimientos» y no solo «como objeto de investigación».
Trotta aseguró que con la aprobación de la ley de cupo laboral travesti trans «se está construyendo un proceso de transformación que permite el pluralismo, reconocer las diversas historias y poner en valor las luchas» de estos colectivos.
«Tenemos la enorme responsabilidad de llevar esa mirada de la diversidad a nuestras aulas, trabajar en el abordaje de la reconfiguración de los comportamientos en las escuelas y en la formación de nuestros maestros «, destacó.
Para ello, «la escuela es un espacio central para construir la agenda de la diversidad y derechos y a partir de allí reconfigurar comportamientos que han estado presentes demasiado tiempo en nuestra sociedad», añadió.
Trotta se refirió además a la puesta en marcha en todas las escuelas del país y en todos los niveles del programa de Educación Sexual Integral (ESI) y, junto al Ministerio de Mujeres y la Secretaría de la Niñez, la elaboración de guías para la construcción de ambientes escolares seguros libres de discriminación por género o sexo
«Tenemos la voluntad de seguir avanzando en una agenda que reivindique las luchas históricas de estos colectivos, estamos convencidos que el momento es ahora, somos los protagonistas y hay que avanzar con todo para transformar todo lo que haya que transformar», dijo, por su parte, Gómez Alcorta.
La ministra indicó que para las feministas «los espacios educativos tienen una relevancia estratégica, son semilleros de producción y reproducción de subjetividades, se enseñan valores y sentido, formas de relacionarnos entre personas y con nuestro cuerpo».
Asimismo, destacó que la agenda del Gobierno busca «romper con la violencia heteropatriarcal que se instala en los procesos educativos, donde están los orígenes de las desigualdades contra la población LGBTIQ+».
Cintia Pili, referente del espacio de género del movimiento Atahualpa e integrante de la Asociación Mundo Igualitario de Mar del Plata, dijo a Télam que «cuando hablamos de discriminación no decimos que vamos a la escuela y nos cierran la puerta. Muchas dejan la educación pública porque los directivos no nos respetan nuestra identidad de género».
«Además existe el problema de que al haber muchas personas trans y travestis que caen en la prostitución, los horarios de cursada no les permiten seguir, junto al tema de la conectividad, al que tampoco acceden», aseguró Pili, quien cursa la carrera de Trabajo Social en la Universidad de Mar del Plata.
El encuentro adquirió relevancia ya que el Bachillerato Popular Mocha Célis cumple una década en noviembre próximo, a 15 años de la Ley de ESI y tras la reciente promulgación de la Ley 27.636 de Cupo e Inclusión Laboral Travesti Trans Diana Sacayán-Lohana Berkins.
«Hay que dejar de pensar a las personas travesti trans como objeto de investigación y verlas como personas capaces de producir conocimiento y sentido», afirmó Francisco Quiñones Cuartas, director del Mocha Célis, quien manifestó que tras la sanción del cupo laboral travesti trans hay que hablar sobre la finalización de los estudios.
«No puede ser que se haga en las escuelas que ya expulsaron, que ya violentaron y discriminaron», aseguró Quiñones Cuartas, y destacó que existe «un cambio de paradigma que empieza a mostrar esta diversidad que somos».
En este aspecto, Pili, quien tiene 47 años y terminó la secundaria en 2014 por el plan Fines, refirió que abandonó la escuela pública por la discriminación que sufría.
«Me llegué a orinar encima para no entrar al baño, en donde había una persona en la puerta que me pedía el DNI, al tiempo que se me cuestionaba la ropa que me ponía», contó a Télam la referente que actualmente es convocada para dar charlas sobre ESI en las escuelas.
Y aunque celebró los avances en muchos aspectos, cuestionó que «todavía seguimos encontrando situaciones de discriminación en muchos lados» y expresó la necesidad de «introducir algunos cambios en la ESI porque es binaria y no tiene en cuenta a las diversidades y los colectivos».
Maryanne Lettieri, docente del bachillerato, dijo que «hay que empezar a hablar de la valoración de la población travesti trans» y destacó la importancia de «que la inclusión se empiece a transformar en una valoración».
«En un espacio como la educación hay que visibilizar no sólo a estudiantes sino a docentes trans que podemos ocupar esos espacios», apuntó.
Por su parte, Manu Mireles, coordinador del evento, aseguró que «hay que repensar a la escuela en sí misma, y a las las lógicas que reproducen matrices de violencias patriarcales, binarias en los ámbitos educativos» .
«Argentina es un país de avanzada en materia de derechos de personas trans, la propuesta educativa para nosotros tiene que ver con el diálogo, la puesta en valor, el reconocimiento de las historias de vida, de los relatos», destacó Mireles.
Y aseguró que el país «hace muchos años que es diverso y lo que queremos son instituciones capaces de potenciar esa diversidad, intercultural o de géneros. La educación es la herramienta para que podamos seguir luchando contra la matrices patriarcales y binarias».