El jefe de Gabinete porteño, Felipe Miguel, anunció que en diciembre comenzará la construcción del «Paseo del Bajo», un túnel para el tránsito pesado de 6,7 kilómetros que unirá las autopistas Buenos Aires-La Plata e Illia, evitarando que los camiones y ómnibus de larga distancia ingresen al centro.
En rigor, el proyecto del Gobierno de la Ciudad es un emprendimiento que fue presentado por primera vez en 2006 y fue conocido como «autopista ribereña».
La obra que costará 650 millones de dólares, será financiada en parte con un préstamo de 400 millones de la Corporación Andina de Fomento y, el resto, con fondos propios de la Ciudad y la Corporación Antiguo Puerto Madero.
El funcionario calificó al «Paseo del Bajo» como «la obra vial más importante de la historia de la Ciudad», y remarcó que «los camiones que vayan al Puerto y los micros que vayan a Retiro no van a tener que entrar a la Ciudad para llegar a destino».
La obra, que se prevé finalizar en 2019, tendrá cuatro carriles para tránsito liviano en sentido norte por la avenida Alicia Moreau de Justo, y otros cuatro en sentido sur por la avenida Huergo.
«Se va a beneficiar a los más de 50.000 conductores y pasajeros que atraviesan esa zona todos los días y el tiempo de viaje se va a reducir entre 45 minutos y una hora», aseguró el funcionario porteño.
Por otra, y en relación a la puesta en marcha de esta obra, Miguel, anunció un plan de trabajo en la Villa 31 y 31 bis de Retiro que apunta a “la integración social, urbana y el mejoramiento de las condiciones de habitabilidad” para los habitantes de ese asentamiento.
«En diciembre de 2015 creamos la Secretaría de Integración Social y Urbana para integrar las Villas 31 y 31 bis a la Ciudad y vamos a mejorar las condiciones en las que viven los 43.000 vecinos del barrio”. Puntualmente, Miguel dijo que desarrollaron un plan “plan basado en tres ejes: la integración social; la integración urbana, infraestructura, movilidad y espacio público; y el mejoramiento de las condiciones de habitabilidad”.
Según agregó, “la integración social de los vecinos que viven en villas es muy importante y para ello vamos a generar toda clase de actividades vinculadas a la educación, al deporte y a la cultura para que realmente se sientan parte de la Ciudad, sin cargar con el peso de la estigmatización sobre sus hombros”.
“La estigmatización llega al extremo de que hoy, al que vive en una villa le cuesta mucho conseguir empleo, por eso queremos que nunca más vivir en una calle sin nombre sea obstáculo para conseguir trabajo en la Ciudad”, destacó.
Y resaltó que “sabemos que los vecinos del barrio viven en condiciones precarias, por eso el objetivo es mejorar las viviendas con espacios adecuados y seguros para la gente”.