La noche de su inauguración falló la calefacción central y los invitados tuvieron que cenar con sus lujosos tapados y sobretodos puestos. El frío no logró opacar el glamur de la velada del 7 de julio de 1924, cuando el Tabarís abrió por primera vez sus puertas, para transformarse en el cabaret y centro de diversión nocturna de la clase alta y bohemia de aquellos “años locos”; como se recuerda en el mundo a la segunda década del siglo pasado.
El fin de la primera guerra, el triunfo de la revolución soviética, la fantasía sobre la opulencia del capital y una tímida liberación femenina, generaron una nueva cosmovisión del hombre y su devenir. En el arte y la literatura, la irrupción del dadaísmo y del surrealismo hacían añicos el molde del clasicismo y se adentraban en nuevas aventuras creativas. Algunas de estas tendencias se plasmaron en la moda, en la arquitectura y en las costumbres de la época. Se vivía de forma intensa y despreocupada. El derroche y la ostentación descollaban en la clase alta, en tanto que la clase trabajadora bregaba por el reconocimiento de sus derechos laborales.
Buenos Aires no era ajeno a este fenómeno. Las tendencias culturales se importaban de Europa y se asimilaban a la metrópolis criolla con sus limitaciones y sus excentricidades.
Emplazado sobre calle Corrientes al 800, en el mismo edificio de dos plantas donde funcionó otro legendario cabaret: el Royal-Pigalle, el Tabarís fue el templo para terratenientes, ganaderos y turistas que hacían gala del lujo y la frivolidad. No cualquiera podía ingresar: los varones lo hacían únicamente si vestían riguroso smoking y las damas lujosos vestidos de fiesta. En la planta baja se encontraba el salón de baile, en tanto que en el piso superior había un sector de palcos y salones reservados donde los clientes podían acceder a espectáculos privados con prostitutas de lujo. Por lo demás, contaba con un escenario levadizo donde se presentaban espectáculos de diversos géneros que se exponían en una suerte de alquimia sensual y despreocupada. Lucienne Boyer, Josephine Baker y Mistinguett, fueron algunas de las artistas que deslumbraron en el Tabarís.
Eduardo de Windsor (Príncipe de Gales), Orson Welles, Maurice Chevalier, Luigi Pirandello, Carlos Gardel, Federico García Lorca y hasta el Maharajá de Kapurthala, figuran entre sus visitantes “ilustres”.
Andrés Trillas estuvo a cargo del Tabarís hasta que logró convertirse en su propietario. Trillas, un español llegado a estas tierras a los 14 años, adquirió rápidamente experiencia en el negocio del cabaret. Al característico glamur francés le anexó con un exótico toque porteño con la orquesta de Francisco Canaro como show permanente.
En 1937, el Teatro-Dancing Tabarís fue remodelado y ampliado por el arquitecto Rafael Sammartino, que le brindó una estética moderna de líneas sobrias, con columnas de influencia art decó en su fachada vidriada. Desde entonces, cuenta con una sala principal con un nivel de pullman de 551 butacas y otra sala en el subsuelo, denominada petit Tabarís, de 160 butacas.
La mentira de la fábula capitalista se puso en evidencia tras la gran crisis financiera de la década del treinta. En Europa se impusieron los regímenes nazis fascistas Y el mundo cambió drásticamente tras Segunda Guerra Mundial. En la década del 40, Buenos Aires era atravesada por surgimiento de la clase popular. Ella era la protagonista. No la agónica Europa. El Tabarís fue perdiendo glamour. En la década del 50, Carlos A. Petit, se hizo cargo del teatro, produjo espectáculos acordes al espíritu de la época, que fueron el puntapié para lo que luego que se convertiría en teatro de revistas.
Para 1981 la sala es alquilada por Carlos Rottemberg y Guillermo Bredeston quienes tomaron la posta de Teatro Abierto, luego del incendio del Picadero. El Tabarís se convirtió así en el lugar donde las artes teatrales repudiaron la dictadura. Al finalizar Teatro Abierto continuaron los espectáculos de revista, típicos de la escena porteña.
En la década del 90 la revista ya no rendía igual que antes, y se produce una mutación en la oferta artística del Tabarís, migrando a espectáculos teatrales cómicos. Allí aparecen duplas como Emilio Disi y Tristán, que protagonizaban comedias picarescas. Para entonces Carlos Rottemberg se había convertido en el propietario del teatro.
Durante la crisis económica y política del año 2000 el propietario alquiló el sitio a una Iglesia Evangelista, retomando su actividad teatral recién en marzo de 2007. Hoy forma parte de un circuito de salas de teatro.
Recientemente la Legislatura porteña dio curso a la iniciativa del ex Defensor del Pueblo Adjunto Gerardo Gómez Coronado, y aprobó la Ley que cataloga con Nivel de Protección “Estructural” al Teatro Tabarís. También el inmueble fue declarado Monumento, según los términos del artículo 4° de la Ley 1227, y deberá preservar su denominación histórica “Tabarís”, como el uso como teatro, admitiéndose usos complementarios que no afecten ni alteren su carácter.
Hace 54 años que vivo en el extranjero, pero naci porteño y morire porteño. Como «crooner» de orquestas de jazz, tuve oportunidad en año 1955, de actuar un mes en el «Tabaris». Fue una epoca en que el jazz alternaba con el tango en todas partes. Con el pseudonimo de Carlos Fon-
taine hice temporadas en la confiteria Cabildo, la Copper Kettle, Richmond, Ideal, etc. pero
salio un contrato para Peru y de alli otro para Colombia, Curacao, Panama….y Venezuela, pais
donde vivo actualmente. Siempre digo que soy ciudadano de America, pero mi corazon esd porteño.
Las veces que viaje a Buenos Aires, busque ambientes familiares, pero han ido desapareciendo, y
la musica ni se diga. para cumbia villera prefiero la colombiana. Soy porteño, pero de los 6o’s….
EL TABARIS NO EXISTIRÍA SIN BUENOS AIRES Y BUENOS AIRES SIN EL TABARIS TAMPOCO. COEXISTEN EN SIMBIÓTICA UNIÓN QUE SE TRANSFIERE PROPORCIONALMENTE Y RESULTAN SER UNA IMPOTANTÍSIMA ALÍCUOTA DE LA CULTURA DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES
El cabaret TABARIS, como bien dicen en los comentarios anteriores, fue el Templo de diversión para la gente de clase alta.ahí no podían ir los trabajadores, donde una botella de champgne equivalia a 10 días de jornal del obrero medio.Las cartas estaban escritas en frances/castellano y ahí se podi apreciar los valores.Todo esto lo se por la hija del pianista Director y compositor Enrique De Lorenzo » EL PIBE DE ORO «, que estuvo por seis años consecutivos, con su orquesta típica, animando las noches del TABARIS.
Conoci a su propietario…el frances Dn Andres Trillas—-a su esposa y aun mantengo contacto con sus sobrinas.- Vivia en Gral Rodriguez.- Su Granja Dolores…….. en ese entonces abastecia al Tabaris .- Em la granja estaba la bodega de reserva.- Cuantas historias conservo…..a pesar de que en aquel entonces era adolescente.-
Hola Juan Miguel, me gustaría contactar cn Ud. a ver si puede facilitarme un contacto o señas, teléfono de las sobrinas de D. Andres Trillas.
Gracias de antemano.
Jose R.
Raul Guerrero, fue un hombre que diseño muebles para renovar en el Tabaris