Se conmemora hoy un nuevo aniversario del nacimiento del sacerdote y vinculado al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo y a las luchas populares, Carlos Múgica, acribillado por 14 balazos por parte de la Triple A el 11 de mayo de 1974 en la puerta de la iglesia de San Francisco Solano de Villa Luro. El apostolado de Múgica se caracterizó por su «opción preferencial por los pobres», principio fundamental de la Teología del pueblo y la mayor parte de su labor comunitaria se desarrolló en la Villa 31 de Retiro, donde fundó la parroquia Cristo Obrero, siendo fundador del movimiento conocido como curas villeros.
«Fue esa proximidad física expresada en el encuentro cotidiano con los más pobres lo que le permitió comprender su lucha por la vida, su sentir, sus alegrías, su dolor», enuncia el documento elaborado por el equipo de Curas de Villas y Barrios Populares de Provincia y Ciudad de Buenos Aires. donde abordan, entre otras cuestiones, la problemática del acceso a la vivienda por parte de los sectores populares.
«La vivienda del pueblo: una asignatura pendiente», era la consigna de esta convocatoria en la que se analizaron «los dramas irresueltos de la vivienda y el trabajo representan hoy un grito estremecedor y creciente», consigna el texto, donde los sacerdotes aseguran que «la realidad no se comprende mirando desde el centro, sino desde la periferia, y la agenda que necesita nuestra patria debe ser para todas y todos, empezando por los últimos».
«Las agendas que llevan adelante la economía liberal o el progresismo cultural, no le hacen justicia al deseo de vivir bien que tienen los más pobres y pequeños de nuestro país», indica el movimiento de curas villeros y asegura que «el sufrimiento del pueblo es demasiado real y extendido para que no tenga casi lugar en la agenda política y en los debates de la campaña legislativa».
A su vez el documento sentencia que los alquileres tienen «requisitos inalcanzables», que comprar un terreno o una vivienda «representa una empresa absolutamente desproporcionada para el sueldo promedio de un obrero» y denuncia que millones de argentinos no tienen un trabajo formal.
«Nuestro país ha entrado hace décadas en una espiral de empobrecimiento cada vez mayor, al tiempo que es cada vez mayor la concentración de la riqueza y la desigualdad social», subraya la reflexión, al tiempo que define como «pasmosa» la «desconexión de algunas dirigencias políticas con el dolor del pueblo».
El documento también hace mención al desalojo en la Villa 31 que se produjo el jueves pasado, en la toma denominada Fuerza de las Mujeres, consignando que «los gobiernos son crueles cuando no escuchan la necesidad, y solo defienden los helados intereses del poder».