Si existen escuelas elegidas para probar el plan y cuál ha sido el criterio de selección de tales establecimientos.
Si las ‘prácticas educativas’ serán remuneradas. Cuáles serán los establecimientos, empresas u organismos dónde se planean desarrollar.
Si el plan se implementará en todos los establecimientos educativos de la Ciudad de Buenos Aires o solo en establecimientos públicos. En este último caso, debería conocerse las causas e informar si no podría constituir discriminación que pudieran derivar en desigualdades en el derecho a la educación, vulnerando el art. 23 de la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires.
Solicitamos saber qué contenidos actuales pasarán a ser prescindentes o dejarán de ser abordados en el aula.
Un punto importante es saber cómo se garantizarán los derechos laborales de los trabajadores y las trabajadoras docentes y no docentes».
Al Observatorio del Derecho a la Ciudad, le preocupa que este programa se implemente sin ningún tipo de debate ni estudio sobre sus repercusiones a futuro. Entendiendo que «este plan fomenta una posible precarización laboral tanto de los jóvenes que participen del mismo y como de aquellos que no lo hagan». Y, que la eliminación de materias del último año conspira contra la formación de personas con conciencia crítica, tal como ordena el art. 24 de la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires.
¿De qué hablamos cuando hablamos de la Propuesta Secundaria del Futuro?
La propuesta Secundaria del Futuro se enmarca en el Plan Maestro a nivel nacional, cuyas bases han sido diseñadas por el Banco Mundial en el documento “Profesores excelentes. Cómo mejorar el aprendizaje en América Latina y el Caribe”. Este proyecto esboza la provincialización de la negociación salarial, dado que el sistema educativo argentino se halla descentralizado desde la década de los 90. El Gobierno anterior en lugar de centralizarlo, sancionó la ley 26.075 que establece que los acuerdos salariales deben realizarse a nivel nacional. Un paliativo que a nivel salarial es importante, pero no los es a nivel curricular.
El proyecto habla de formar “ciudadanos del siglo XXI”, de un “aprendizaje crítico y cooperativo”, de “aprendizajes significativos” y “sujetos autónomos”. También explicita que se pretende formar sujetos con capacidad de adaptación, flexibilidad y emprendedores. Todas estas consignas adquieren sentido o se enmarcan en el anhelo del ex ministro de Educación, Esteban Bullrich, cuando dijo que los argentinos debemos aprender a de ser felices en la incertidumbre.
El proyecto parte del supuesto de que la escuela actual no se produce aprendizajes significativos; que las clases se imparten únicamente de modo magistral, es decir unidireccional, donde los alumnos tienen un rol pasivo y que las materias son compartimentos estancos sin articulación. Estos supuestos revelan un claro desconocimiento de la escuela pública. La propuesta tampoco explica de qué forma se garantizará este Plan Maestro. Se intuye que su aplicación intentará flexibilizar la estructura escolar, en lugar de mejorar la calidad educativa.
Los lineamientos del Plan Maestro fueron armados desde el Ministerio de Educación porteño, sin que se conozca la identidad de sus autores. La única certeza es que quienes participan en el diseño desconocen la tarea docente, es más, éstos no participan ni participaron en el armado del proyecto, dado que el mismo parte de una realidad escolar imaginaria, que, para su puesta en marcha, necesita de infraestructura y acceso a servicios y tecnologías que las escuelas de la ciudad no están en condiciones de garantizar.
Tampoco se sabe cuál será el destino final de los docentes, si que dejarán de denominarse así, para pasar a ser “orientadores”, “facilitadores” o “tutores”. Por otra parte, el agrupamiento de materias por áreas y la división en clases teóricas y prácticas, cambiaría también la organización del trabajo. A esto viene a sumarse que la pretendida eliminación de los contenidos curriculares de quinto año anulará la necesidad de profesores. Con lo que tenemos que el Plan Maestro apunta a la desvalorización del rol docente.
Otra polémica abre el planteo que los estudiantes realicen prácticas en empresas en reemplazo de horas de clase. Al respecto la docente y pedagoga, Adriana Puiggrós, advirtió en una entrevista al diario Página/12 que: “Los estudiantes y los profesores son concebidos como posible mano de obra barata. ¿Se tratará de otro paso hacia la reforma laboral, para presionar a los trabajadores en blanco con una rebaja de salarios?”. No sorprendería que esta precarización y fragmentación de las discusiones paritarias por provincias tuviera el objetivo de quitar fuerza a la organización sindical y presionar salarios a la baja.