viernes, enero 3

LA UBA SE SUMA A LA ALIANZA GLOBAL CONTRA EL HAMBRE Y LA POBREZA

En un significativo adelanto en la lucha contra el hambre y la pobreza, la Universidad de Buenos Aires (UBA) firmó su adhesión como miembro a la Alianza Global Contra el Hambre y la Pobreza. Esta decisión, impulsada por la Dra. Adriana Rodríguez, Decana de la Facultad de Agronomía, cuenta con el respaldo del Consejo Superior de la universidad y marca un hito en el compromiso de la institución con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). La formalización de esta alianza se produjo durante el G20 de noviembre de 2024 en Río de Janeiro, Brasil, destacando la relevancia de la colaboración internacional para enfrentar estos desafíos que afectan a millones de personas en todo el mundo.

La Alianza Global Contra el Hambre y la Pobreza surge como respuesta a una problemática urgente: la persistencia del hambre y la pobreza en un mundo que, a pesar de los avances tecnológicos y el crecimiento económico, enfrenta desigualdades estructurales que limitan el acceso a recursos básicos para una vida digna. Los ODS 1 y 2, que buscan erradicar la pobreza en todas sus formas y poner fin al hambre, son objetivos fundamentales que la Alianza se propone alcanzar mediante un enfoque colaborativo e innovador.

La UBA, con su larga trayectoria de compromiso social y académico, se suma a esta iniciativa en un momento crítico, dado el aumento reciente de la inseguridad alimentaria a nivel global. Este fenómeno, agravado por situaciones como conflictos, crisis económica y desastres naturales, ha dejado a millones de personas en situaciones de vulnerabilidad extrema. A través de su adhesión, la UBA reitera su intención de ser parte activa de un esfuerzo colectivo para enfrentar este desafío.

Al unirse a la Alianza, la UBA se comprometió a firmar la Declaración de Compromisos, que contiene una serie de directrices y objetivos a seguir. Estos compromisos se centraron en varios aspectos clave que abarcan la protección social, la nutrición y el acceso a servicios básicos. Es de alto interés que se priorice el apoyo a agricultores y agricultoras familiares, ya que son fundamentales para garantizar la seguridad alimentaria desde una perspectiva sostenible.

La Facultad de Agronomía tiene un papel crucial en esta lucha, dada su experiencia en desarrollar políticas que apoyan la agricultura familiar. Las estrategias a implementar incluyen:

1. Fortalecimiento de la agricultura familiar: Promover la resiliencia de las familias agricultoras mediante políticas que les permitan acceder a recursos, financiamiento y mercados.

2. Desarrollo de cadenas de valor: Fomentar la creación de redes que conecten a productores pequeños con consumidores, lo que permitirá fortalecer la economía local y asegurar que la producción se destine a comunidades que más lo necesitan.

3. Comercialización sostenible: Impulsar cadenas cortas de comercialización que reduzcan intermediarios y permitan que los agricultores obtengan un precio justo por sus productos.

4. Sustentabilidad ambiental: Incorporar criterios medioambientales en las prácticas agrícolas para asegurar que se protejan los recursos naturales, indispensables para el futuro de la alimentación.

La UBA también se comprometió a fomentar el aprendizaje compartido y la creación de alianzas estratégicas. Esto implica la recopilación y análisis de datos sobre las condiciones de seguridad alimentaria y pobreza, permitiendo una mejor comprensión de la situación actual y proporcionando el marco adecuado para la elaboración de políticas efectivas. La asistencia técnica y la capacitación son dos pilares fundamentales para empoderar a las comunidades vulnerables y fortalecer sus capacidades.

La adhesión de la UBA a la Alianza Global Contra el Hambre y la Pobreza no solo refuerza el compromiso de la universidad con el desarrollo sostenible, sino que también promueve un enfoque innovador en la búsqueda de soluciones frente a estos desafíos apremiantes. La formación de profesionales capacitados y conscientes de la importancia de la sostenibilidad y la equidad social será crucial para lograr un impacto duradero en la lucha contra el hambre y la pobreza.

La UBA ha demostrado que la educación superior puede ser un motor de cambio social. Al unirse a la Alianza, se abre un camino hacia la colaboración internacional y la implementación de iniciativas que pueden transformar realidades. Este tipo de compromiso institucional es esencial para abordar las desigualdades estructurales que perpetúan el ciclo del hambre y la pobreza, y contribuir al logro de los ODS en el ámbito local y global.

Con su firme paso en la Alianza Global Contra el Hambre y la Pobreza, la UBA se posiciona como un actor clave en la búsqueda de soluciones a uno de los problemas más acuciantes de nuestra era. Es un llamado a la acción no solo para las instituciones académicas, sino también para gobiernos, organizaciones no gubernamentales y la sociedad civil, a trabajar juntos por un mundo más justo donde cada persona tenga acceso a alimentos suficientes y nutritivos y a oportunidades para desarrollar su pleno potencial. La lucha contra el hambre y la pobreza es un objetivo común que requiere del compromiso de todos.

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