por Dolores Pruneda Paz
Lui Bolin y Zhang Dali son dos artistas chinos que hasta el 21 de junio recalarán en el Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires (Macba) con las muestras «La segunda historia» y «Desapareciendo», una deconstrucción de fotos publicitarias intervenidas por el régimen maoista y líricas fotografías performáticas que buscan resaltar lo oculto y cuestionan el discurso del poder.
La planta baja del 328 de la avenida San Juan muestra una sucesión de fotos públicas del líder comunista Mao Zedong (1894-1976) -saludando al pueblo, dialogando con campesinos, desfilando junto a soldados- acompañadas cada una por su fotograma original, sin las alteraciones de la edición, y en esa operación Dali evidencia «La segunda historia», la deriva en la construcción de la narrativa del poder.
Se trata de «ocho años de investigación que invitan a participar de esa mirada y descubrir aquello que está bajo la sombra», resumió la directora del museo, Teresa Riccardi, en conferencia de prensa.
La planta baja impacta: Gigantografías de distintas superficies y paisajes -el icónico toro de Wall Street,bosques orientales, flores, celulares, fusiles y templos milenarios- que a primera vista parecen sólo eso, pero al acercarse develan una figura humana perfectamente camuflada por el virtuosismo de pintores anónimos.
Ese es Bolin, el performer que para lograr estas imágenes debe permanecer al menos 10 horas inmóvil, permitiendo que pinten su uniforme militar blanco hasta desaparecer entre pandas de peluche, tapas de revistas o dragones antiguos; y ésa es su acción, una maniobra enunciativa y de protesta: se funde en el entorno y muestra lo oculto.
Estas piezas están vinculadas a «Hiding in the city» (Escondiéndose en la ciudad), una serie nacida en 2005 tras la destrucción por parte de agentes gubernamentales de varios atelieres de artistas locales, entre otros el de este licenciado en Artes del Shandong Arts Institute, nacido en 1973 en esa ciudad.
«Desapareciendo» es una traducción literal del título que Bolin eligió para esta exposición, dejando una discusión pendiente para cuando en julio próximo se presente en la Bienal de Performance de Buenos Aires (BP2015), habida cuenta de que ese artista acostumbre trabajar en contexto, es un activista social que no suele desencajarse de la realidad política de los lugares donde trabaja.
Su trabajo supera la cuestión de los invisibles y aborda la mirada del sujeto y la otredad de manera contemplativa e integradora -el yo forma parte del entorno, no se distancia o desprende enfocando al ego- y, por otro lado, alude a una realidad política en la que el camuflaje sirve para la preservación.
La curadora Casey Burry, responsable de las muestras que llegan al Macba y de una de las cuatro galerías neoyorquinas pioneras en trabajar con arte asiático contemporáneo (las que anticiparon esa suerte de crecimiento y apertura hacia Occidente que hoy alcanza a Argentina) destacó como espacio común entre Bolin y Dali «el trabajo sobre la distorsión de la realidad».
«Escultura, instalaciones, pintura, fotografía… la versatilidad de estos artistas es notable -remarcó Burry-. Dali fue uno de los grandes introductores del graffitti en el mundo asiático y Bolin, trabajando con la fotoperformance y la pintura pone en juego las misma cuestiones: develar lo oculto, pensar al individuo desde lo colectivo».
El trabajo de Dali -las fotografías que recuperó de las ruinas del comunismo e instituciones dilapidadas por la virulencia política- «cumplió un rol muy significativo en la historia del arte contemporáneo chino y tuvo un inmenso impacto en la concepción de nuevas generaciones sobre lo social», añadió Burry.
El «artista guerrillero» -tal como se define este licenciado de la Academia de Fine Arts de Beijing nacido en 1963 en Harbin- tuvo que recurrir a «contactos internos no formales» para conseguir las fotografías de propaganda maoista, «fue un trabajo muy difícil porque en China los archivos no están abiertos al público, que tuve que realizar en secreto», rememoró en videoconferencia.
La exposición que alcanza al Macba nunca fue presentada en China, de hecho «el gobierno expresó su descontento -dijo Dali- pero tuvo una influencia enorme en la sociedad que reaccionó con desilusión, desconcierto y frustración. Esos chinos nacieron viendo esas propagandas, esas fotografías alteradas que te orientan a cómo pensar o cómo determinar tu estilo de vida en forma colectiva», explicó.
Esta exhibición, junto a la de Bolin, permite una mayor comprensión de la historia de la China moderna, al tiempo que indaga en las nociones de mito y realidad: «La persona que tiene el poder tiene el poder de contar la historia y mostrar lo que es necesario para sus fines. Este trabajo busca mostrar la verdad», dijo Dali. Al menos, desde lo visual.
Estas muestras estarán acompañadas por una serie de actividades artísticas que incluyen un ciclo de películas chinas, cuyo cronograma puede consultarse en el sitio de Internet www.macba.com.ar.