El furibundo ataque perpetrado contra dos parejas de mujeres, que se cobró la vida de tres de ellas, no fue un hecho aislado, en el barrio de Barracas se enmarca en un contexto de la violencia machista, alimentada por los discursos homofóbicos propiciados desde las esferas del poder político.
Precisamente el autor de este lesbicidio mostraba un profundo odio hacia las víctimas. Odio que desencadenó el terrible acto de violencia que acabó con la vida de Pamela, Mercedes y Andrea, mientras que Sofía es la única sobreviviente. Estas mujeres llevaban consigo cicatrices de la pobreza, la lucha por su identidad lésbica y la violencia institucional.
El Estado es responsable de lo ocurrido en Barracas, en la medida que forma parte de una contraofensiva patriarcal que busca reprimir las diversas ‘desviaciones’. Estos argumentos fueron discutidos por 2000 personas en Plaza Congreso, en el marco de la Convocatoria Federal y Plurinacional «No es libertad, es odio. Fue lesbicidio», en respuesta al ataque lesboodiante que cobró vidas y dejó a otras en estado grave.
Organizaciones y referentes feministas y de la diversidad sexual como uno de los crímenes de odio califican este ataque como uno de los más aberrantes de los últimos años.
Según la Federación Argentina LGBT+, este acto de violencia es un claro ejemplo de los efectos concretos que pueden tener los discursos de odio en la sociedad. Expresaron su profundo dolor y preocupación por lo sucedido, destacando que los crímenes de odio son el resultado de una cultura de violencia y discriminación que se sustenta en discursos de odio avalados por algunos funcionarios y referentes del Gobierno Nacional.
Es importante señalar que este tipo de actos no solo afectan a las víctimas directas, sino que también tienen un impacto en toda la comunidad, generando miedo, inseguridad y desconfianza. Es fundamental que se tomen medidas concretas para prevenir y combatir la violencia basada en el odio, así como para promover la inclusión y el respeto hacia la diversidad en todas sus formas.
En este sentido, es responsabilidad de todos trabajar juntos para construir una sociedad más justa, igualitaria y respetuosa, donde todas las personas puedan vivir libres de discriminación y violencia. Es necesario promover el diálogo, la educación y la sensibilización para erradicar los prejuicios y estereotipos que alimentan el odio y la intolerancia.
En conclusión, es fundamental condenar en los términos más enérgicos posibles cualquier forma de violencia basada en el odio, y trabajar de manera conjunta para construir un mundo donde la diversidad sea celebrada y respetada en su totalidad. Solo así podremos avanzar hacia una sociedad más inclusiva y justa para todas las personas.
Ante esta situación, la Defensoría LGBT+ y la Federación Argentina LGBT+ han tomado medidas para brindar apoyo a las víctimas. Se han dirigido a los hospitales donde se encuentran internadas, han mantenido conversaciones con una de ellas y están en la búsqueda de sus familiares y amigos. Además, se han comunicado con el juzgado y la fiscalía, enviando un informe de crímenes de odio y solicitando una reunión para expresar su preocupación y compartir información relevante sobre estos crímenes en Argentina.
Es fundamental que se brinde acompañamiento a las víctimas y sus familias, así como seguir de cerca el desarrollo de la causa judicial para garantizar que se haga justicia. Sin embargo, es importante señalar que los crímenes de odio son el resultado de una cultura de violencia y discriminación que se sostiene a través de discursos de odio, los cuales lamentablemente cuentan con el aval de varios funcionarios y referentes del Gobierno Nacional.
La preocupación se centra también en la eliminación o vaciamiento de espacios a los que las víctimas de estos ataques pueden recurrir, como es el caso del INADI. Es por ello que se exige la implementación de políticas públicas contundentes contra los discursos y los crímenes de odio en Argentina, así como el fortalecimiento del INADI, organismo encargado de generar políticas para prevenirlos.
Es necesario que se tomen medidas concretas para combatir la violencia y discriminación que sufren las personas LGBT+. La sociedad debe rechazar de manera contundente los discursos de odio y trabajar en la construcción de una cultura de respeto y aceptación hacia la diversidad. Todos los ciudadanos tienen el derecho a vivir libres de violencia y discriminación, y es responsabilidad de las autoridades y de toda la sociedad trabajar en conjunto para garantizar este derecho fundamental.
Foto / Fuente. Somos Télam