por Claudio Minghetti
A un año de su rodaje llega a los Espacios Incaa «Proyecto Mariposa», tercer largometraje documental de Sergio ‘Cucho’ Costantino, que reúne testimonios de militantes políticos que fueron detenidos tras el golpe de Estado de 1976 y que comparten recuerdos de sus tiempos en los centros de detención clandestina.
David Mazal y Catalina Garraza eran militantes de la UES y después de Montoneros detenidos en 1976, apenas concretado el golpe a la democracia, que se conocieron por cartas en prisión.
Durante varios años se enviaron cartas desde sus celdas, sin verse las caras, a través de un código: «Llegó la mariposa», y se enamoraron por medio de esas palabras escritas.
Los dos salieron en libertad el 3 de diciembre de 1983, desde entonces siguen juntos, y son el eje de esta historia que sigue siendo intensa a pesar del paso del tiempo, porque la reflexión no cesa sino que, por lo contrario, ayuda a una construcción mucho más sólida de sus convicciones.
Sergio ‘Cucho’ Costantino es mendocino, autor, además, de trabajos destacables como «Buen día, día», acerca de Miguel Abuelo, e «Imágenes paganas», que tiene como protagonista a Federico Moura. Habló con Télam acerca de su presente y de su futuro.
-Hay un notable giro entre tus dos primeros trabajos documentales y este, de la música al compromiso con estos personajes y su tiempo. ¿Por qué crees que se da este salto?
-Como documentalista me debía una peli sobre nuestra historia. No sabía ni qué ni como contarlo, solo tenía ganas, hasta que aparecieron David y Lina en mi vida.
-La música fue un tema fuerte de tus primeros dos largometrajes…
-A mí me gusta documentar músicas, es verdad, estoy haciendo una especialización en documentales musicales, sin embargo hechos de esta naturaleza, hay que filmarlos y dejar testimonio.
-En esta también hay algo de ese estilo.
-Sí, es una gran historia de amor, Luis Alberto Spinetta decía que la música es amor por lo tanto si el orden de los factores no altera el producto sigo filmando músicas. También en esta peli nos dimos el gusto con mi hijo Mateo para que él musicalizara, o sea mucho amor, mucha música.
-¿Cómo te encontraste con esta historia y estos personajes?
-Hace más de cuatro años militaba en el centro de jubilados Dr. Hugo Vaca de Saavedra, ahí conocí a David, en un mitin político. Me contó su historia en tres minutos, un flash, quedé asombrado, ahí mismo me imaginé casi todo; cuando podés contar una historia en pocos minutos es un muy buen indicio de una buena peli. Esa misma noche llegué a casa y escribí un boceto de lo que sería después el guión final.
– ¿Y con los protagonistas?
-A los pocos días nos empezamos a juntar con David, Lina, su familia y amigos; de a poco conocí a todos los integrantes de la peli. Había encontrado la historia a mi medida para saldar la deuda que tenía y acá esta estrenándose y ando bastante feliz por este hecho .
– ¿Fue difícil contar su historia y que no quede simplemente como un relato de cabezas parlantes?
-Realmente yo me la hago difícil, siento que lo fácil lo hace cualquiera, no podría hacer una película que solo hablen sentados en una silla. Soy de filmar mucho, probar, mezclar, y al final hacer lo que sueño, estoy tan conectado con mi trabajo que sueño mucho con él, de ahí sale casi todo; lo otro es, supongo, oficio, técnica, no me resulta fácil y me gusta que así sea.
– ¿Qué creés es lo que más conmueve de esta historia, y cómo lees la historia que vivieron?
-A mí lo que más me conmueve es el amor que generan los protagonistas en sus celdas, a escondidas, cómo siempre el amor gana. Hay una escena casi final, no es el final, una escena de archivo, es el juicio al represor de Lina y su familia, el juez le pregunta al represor si quiere decir algo, este asesino, contesta que “no va a decir nada”… acto seguido la cámara panea y descubre a Lina con su hija abrazándose, eso me conmueve hasta las lágrimas cada vez que lo veo. Creo que la historia de David y Lina es un canto a la esperanza, una carta de amor.
– ¿Creés que el documental puede seguir aportando experiencias para la reflexión a quienes lo vean, en qué medida es un desafío para los narradores?
-Claro que sí, el documental, es una gran herramienta de reflexión, y emoción en muchos casos. Al ser hechos reales, la gente se identifica de una manera especial, muchas veces el documental se utiliza de manera socio-político- cultural, en este lugar es donde casi todos entran. Los documentales que yo hago son una vertiente relativamente nueva, el hecho de plantearme documentar de lo intangible, como la música y el amor, es un gran desafío.
-¿Se puede resolver el desafío?
-Aún mayor cuando el documental es de bajo presupuesto, particularmente creo que muchas veces las pelis no son mejores según el presupuesto, obvio, sí es claro que mientras más tenés mejor técnica podés lograr y mejorar el producto, sin embargo se pueden hacer películas con muy bajo presupuesto como esta, que está en la menor categoría del Incaa y emociona como cualquiera de Hollywood. De eso se trata el cine.
– ¿Qué temas pensás seguir tocando, ya que primero fue Miguel Abuelo, después Moura y ahora estos protagonistas de la militancia en tiempos de plomo?
– “Proyecto Mariposa” no es mi última película, ya filmé otra el año pasado que se llama “Familia Cantora”, es la vida de la Familia Pacheco, de Deán Funes, en Córdoba, mas de 60 integrantes todos músicos, es otro documental musical.
– ¿Cuándo lo veremos?
-Espero mostrarla antes de fin de año. Lo que pasa es que la gente se entera cuando las pelis se estrenan, pero casi siempre ya tienen un año de giras en festivales, así que cuando llegan a Buenos Aires ya hace un tiempo que están terminadas.