
En el comunicado de esta semana, la Mesa Coordinadora Nacional de Organizaciones de Jubilad@s y Pensionad@s considera que el mes de marzo en particular estuvo marcado por un clima de intensas movilizaciones y protestas que reflejan un descontento palpable en las calles. Además de las tradicionales marchas de los miércoles frente al Congreso Nacional, cada vez más multitudinarias, diversas y combativas. El punto de inflexión fue la marcha del 8M, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, y especialmente la conmemoración del 24M, en recuerdo de las víctimas de la Dictadura cívico-militar-eclesiástica y la lucha por los Derechos Humanos. Sin embargo, este año, las marchas trascienden el acto de memoria histórica y se convierten en un claro repudio a las políticas de un gobierno que se ha vuelto sinónimo de ultraderecha, negacionismo y represión.
Las multitudinarias movilizaciones abarcaron no sólo la reivindicación de los derechos humanos, sino que se transformaron en un grito colectivo en contra de las decisiones que el presidente Javier Milei y su gabinete han tomado en los últimos meses. Miles de argentinos se congregaron en las calles, levantando pancartas y exigiendo un cambio radical en la dirección del país, repudiando las medidas coercitivas que han sido implementadas y señalando la clara subordinación del gobierno a los poderes económicos, tanto nacionales como transnacionales.
A medida que marzo avanzaba, las tensiones fueron exacerbándose. Las gestiones del gobierno ante el Fondo Monetario Internacional (FMI) se convirtieron en el epicentro de la controversia. En un movimiento que fue respaldado por diversos medios de comunicación afines al gobierno, Milei buscaba asegurar una significativa inyección de dólares que no solo sirviera para ocultar la realidad económica del país, sino que también beneficiará a un selecto grupo de empresarios cercanos al poder. La Cámara de Diputados, en un acto que muchos interpretaron como una entrega de soberanía, le otorgó al presidente las manos libres en cuanto a la negociación con el FMI, lo que generó una oleada de críticas en la sociedad civil.
El miércoles 25 de marzo, el clímax de la semana se alcanzó con otra manifestación masiva, esta vez encabezada por jubilad@s que no están dispuestos a aceptar las medidas drásticas que se han propuesto. La respuesta del Gobierno fue la represión, una acción que solo sirvió para encender aún más la indignación popular. Se teme que el presidente Milei esté detrás de un plan para desvirtuar la jubilación, transformándola en un simple «subsidio a la vejez» y poniendo en riesgo los haberes de más del 60% de los beneficiarios, que hoy se encuentran por debajo de la línea de indigencia.
Dentro de este contexto, l@s jubilad@s comenzaron a organizarse en respuesta a esta ofensiva. En una muestra de unidad y determinación, el sábado 29 de marzo se llevó a cabo el Tercer Plenario Nacional de Organizaciones de Jubilad@s. Allí, los participantes debatieron con fervor, acordando una serie de resoluciones que buscan hacer frente a la política económica del gobierno. Entre los reclamos destacados se incluyen la exigencia de un aumento de haberes, la prórroga de la moratoria previsional, la cobertura al 100% de los medicamentos y un llamado a la renuncia de Milei y su ministra Patricia Bullrich.
Con la consigna «¡Aumento de haberes, ya!», La Mesa Coordinadora resalta la urgencia de modificar la inequidad que impera en la distribución de ingresos en el país. La disconformidad no se detiene en los pasillos de los organismos oficiales, sino que se expande a cada rincón donde aún existe una voz que se levanta en busca de justicia. La activación de movimientos sociales y la movilización popular han demostrado que, a pesar de la represión y el desánimo, el espíritu de resistencia sigue vigente.
La semana cerró con un eco de solidaridad y firmeza entre los jubilad@s, quienes se juegan no solo el presente, sino también el futuro de las generaciones venideras. Unidad, lucha por los derechos y resistencia al poder se alzan con fuerza. El camino es difícil, pero la resistencia organizada es clave ante la creciente adversidad. El futuro, incierto y desafiante, se enfrenta a una sociedad que ha decidido plantarse y luchar por sus derechos, por una Argentina más justa y equitativa. Así, la crónica de esta intensa semana nos invita a reflexionar sobre el papel de cada uno en este proceso de cambio y resistencia, y nos recuerda que, aunque el camino esté plagado de obstáculos, la lucha colectiva es el motor que puede transformar la realidad.