El espacio público virtual reemplaza por estos días a la movilización en las calles como vía para visibilizar las demandas de las organizaciones sociales, como las del colectivo feminista Nosotras Proponemos, cuyas integrantes llevan una fuerte campaña de concientización sobre el trabajo del arte, los artistas y sus necesidades concretas, en un «sistema del arte sostenido por trabajo no remunerado de miles de artistas que apenas sobreviven» y donde «la pandemia dejó al descubierto la precariedad del sector cultural».
El 7 de noviembre de 2017, desencadenada por la muerte de la artista rosarina Graciela Sacco, se conformó la agrupación Nosotras Proponemos, organizada como Asamblea Permanente de Trabajadoras del Arte, desde donde se promovió el Compromiso de Prácticas Artísticas Feministas para el «mundo del arte», en sintonía con las denuncias del #meetoo (#yotambién) en Estados Unidos, que pusieron en agenda pública las desigualdades de género y las violencias hacia las mujeres.
Con casi 3000 firmas de trabajadores de la cultura de distintos puntos del territorio y del exterior, los ejes del documento fundacional pusieron en foco la relación con la estructura del mundo del arte: conductas, carrera artística y creatividad, feminismo artístico e historia del arte feminista, además de subrayar el carácter inclusivo de la propuesta.
Las artistas visuales Cristina Schiavi y Paula Senderowicz junto a la historiadora del arte Andrea Giunta, explican el surgimiento del espacio de alcance nacional: «Fue como respuesta a las inquietudes surgidas a causa de la muerte inesperada y prematura de Graciela Sacco, quien persistentemente tuvo que confrontar comportamientos patriarcales del mundo del arte», sostuvieron.
En noviembre pasado se conformó en forma colectiva en Facebook el Compromiso de Prácticas Artísticas Feministas, que propone expandir la conciencia acerca de la necesidad de terminar con los comportamientos patriarcales y machistas que dominan el mundo del arte.
El punto de partida fue un decálogo escrito por la artista y escritora Leticia Obeid en su muro. Paralelamente, se creó la Asamblea Permanente de Trabajadoras del Arte y el primer encuentro se realizó en La Verdi (proyecto cooperativo dirigido por Ana Gallardo), mientras que el segundo tuvo lugar en el Parque de la Memoria.
«El compromiso, que consta de 37 puntos, sigue vigente. Se identifica, en primer lugar, con la histórica exclusión y desvalorización de las artistas mujeres, pero sus propuestas pueden ser asumidas por mujeres, varones o cualquier identidad no normativa; es una guía de prácticas que invitamos a seguir.Los principios de equidad y de respeto pueden ser aplicados y respetados por todxs», explica Andrea Giunta.
El colectivo reúne artistas, escritoras, curadoras, investigadoras, gestoras culturales, de distintas provincias del país. En cada asamblea se presentan los temas a trabajar y la continuidad del debate se hace en un foro. A su vez trabajan en distintas comisiones: cultura, legales, estadísticas, producción de afiches y piezas gráficas, proyecciones, videos.
«La participación es móvil y rotativa y la dinámica de intercambio es permanente, lo que se refleja en la pluralidad y diversidad de las producciones», dice Paula Senderowicz
Desde su creación, Nosotras Proponemos interviene activamente en movilizaciones y acciones performativas en el contexto social y en el sistema del arte, como los reclamos por la legalización del aborto junto a agrupaciones de mujeres, lesbianas, trans, travestis y no binaries. Se manifiestan contra toda forma de violencia, física, simbólica, económica e institucional, hacia los cuerpos femeninos y feminizados.
A modo de ejemplo, explican, durante el 8M de 2018 cubrieron la fachada del Malba con el nombre de de 900 artistas mujeres argentinas y realizaron una performance colectiva recitando un poema de Susana Thenon en la explanada del museo.
En marzo propusieron al Museo de Bellas Artes hacer apagones de media hora, dejando iluminadas sólo las obras de artistas mujeres. El resultado fue salas prácticamente oscuras. La experiencia fue replicada en otros espacios provinciales.
Para el 8 de marzo de 2019 y 2020, las integrantes del colectivo hicieron una trenza de 20 metros de tela verde, «como objeto escultórico performativo que serpenteó la marea, evocando la lucha por el aborto legal, el movimiento del deseo y el trabajo colaborativo».
Se realizaron también banderas pintadas que representan perfiles de artistas contemporáneas argentinas, siluetas que surgieron de obras fotográficas de Rosana Schoijett, que se colgaron en los balcones de distintas partes de la ciudad durante distintas manifestaciones.
Por otro lado, lanzaron la campaña «Al rescate de otras narrativas», que surgió a raíz de un trabajo de investigación y visita a los acervos de museos de la ciudad de Buenos Aires, en busca obras de artistas mujeres pertenecientes a la colección de cada institución, cuenta Cristina Schiavi
El colectivo especifica también que «ha llevado adelante acciones efectivas para crear conciencia sobre la discriminación de las artistas mujeres en pos de la representación igualitaria, que propiciaron, la reelaboración del reglamento del Salón Nacional, logrando implementar «la representación igualitaria en la conformación de jurados, selección y premiación de artistas y la representación federal».
La relevancia del espacio que funciona desde 1911 en el Palacio Nacional de las Artes (ex Palais de Glace) bajo la órbita del Ministerio de Cultura, radica en los concursos anuales y nacionales que permiten la promoción de artistas y se constituye en «espacio de consagración y legitimación».
«Si bien el contexto de pandemia nos alejó de las calles, la asamblea realizada digitalmente permitió impulsar la campaña de visibilidad de lxs artistas como trabajadorxs y propone que todas sus tareas se visualicen como trabajo que debe ser remunerado», cuenta Senderowicz.
Para ello están elaborando un tarifario en cooperación con Artistas Autoconvocades, Trabajadores del arte y otras agrupaciones del resto del país, que en concordancia con la actual emergencia económica y social provocada por la pandemia, acordaron un honorario especial de $5.000 para las participaciones artísticas a las que sean convocados.
La acción, titulada «Lxs artistas somos trabajadores», última campaña sobre visibilidad de lxs artistas como trabajadorxs, es también una «apuesta a desarmar el discurso canónico que pretender evaluar lo que llaman calidad'» y se apoya en acciones continuas, señalando en cada paso y en toda situación la desigualdad de oportunidades y la diversidad de estéticas posibles.
«Nuestro compromiso feminista parte de la experiencia, y busca concientizar tanto acerca de la discriminación como de la opresión. Son muchxs lxs artistas que desconocemos y es un proceso largo de investigación y visibilización. Hacemos el ejercicio de nombrarnos cada vez que podemos, por eso las pancartas y placas incluyen obras de artistas. No queremos que la reivindicación de las artistas sea sólo una moda coyuntural», concluye Schiavi.