
La obesidad se ha convertido en uno de los problemas de salud pública más apremiantes de nuestro tiempo. Este fenómeno se ha vuelto omnipresente y, a la vez, alarmante, que afecta a millones de personas en todo el mundo y genera un impacto negativo en la calidad de vida, además de ser un factor de riesgo cardiovascular significativo. Según la World Obesity Federation, se estima que para el año 2025, la prevalencia de la obesidad alcanzará el 18% en hombres y superará el 21% en mujeres.
Esta tendencia se presenta como un desafío global que requiere atención urgente y estrategias de prevención efectivas. Clásicamente, la obesidad se ha definido como una acumulación excesiva de grasa corporal que conlleva efectos adversos sobre la salud. Esta condición se identifica comúnmente a través del índice de masa corporal (IMC), que considera a una persona obesa cuando su IMC supera los 30 kg/m². Sin embargo, este método no captura de manera exhaustiva el verdadero riesgo cardiometabólico de un individuo.
El Dr. Jorge Riera Stival, integrante del Comité de Obesidad y Diabetes de la Federación Argentina de Cardiología (FAC), enfatiza la importancia de considerar la distribución de la grasa corporal. “La grasa visceral, aquella acumulada alrededor de los órganos internos, se asocia con un mayor riesgo de complicaciones cardiometabólicas”, sentencia.
Para una evaluación más precisa de la adiposidad abdominal, se destacan otros métodos complementarios como la circunferencia de la cintura y la relación cintura-altura. Estas medidas permiten una identificación más efectiva de la obesidad en la población, y ayudan a determinar quiénes están verdaderamente en riesgo. “La acumulación de grasa en lugares específicos se relaciona directamente con un mayor riesgo de hipertensión y otras complicaciones cardiovasculares”, añade Riera Stival, lo cual subraya la necesidad de un enfoque más multidimensional en la lucha contra la obesidad.
Un aspecto preocupante de esta problemática es el impacto de la obesidad en la población infantil. La obesidad no sólo afecta a los adultos; está ganando terreno también en la niñez, comprometiendo seriamente la salud futura de los más pequeños. La prevalencia de la obesidad infantil se ha disparado en muchos países, y los datos sugieren una relación directa entre un índice de masa corporal elevado en la infancia y el desarrollo de enfermedades cardiovasculares en la edad adulta. La necesidad de abordar la obesidad desde edades tempranas es imperativa. Al respecto, el Dr. Riera Stival apunta a la importancia de implementar “programas educativos que fomenten hábitos saludables en niños, que pueden tener un impacto duradero en su salud cardiovascular futura”.
La educación sobre nutrición y actividad física debería ser parte integral de la currícula escolar, así como la promoción de un entorno familiar y social que apoye estas iniciativas. Desde la FAC, se brindan consejos accesibles que pueden ayudar a las familias a adoptar cambios en su estilo de vida, desde la elección de alimentos más saludables hasta la incorporación de la actividad física en su rutina diaria. De esta manera, es posible crear una cultura de salud que prevenga la obesidad y sus complicaciones en la población infantil y adulta.
Además de la educación y la concientización, las políticas públicas juegan un papel crucial en la lucha contra la obesidad. Esto incluye regular la publicidad de alimentos poco saludables, fomentar la creación de espacios públicos seguros para el ejercicio y promover iniciativas que garanticen el acceso a alimentos frescos y nutritivos en todas las comunidades. La colaboración entre el sector salud, la educación y el gobierno es fundamental para abordar la obesidad de manera integral.
La situación actual demanda una acción colectiva. La prevención y el tratamiento de la obesidad se convierten, no solo en una responsabilidad individual, sino en una responsabilidad social. Es crucial que se tomen en serio los signos de este problema y se comprendan las consecuencias a largo plazo que puede acarrear para la salud pública global. La Federación Argentina de Cardiología, a través de sus campañas de sensibilización, está comprometida en generar conciencia y proporcionar herramientas para revertir esta tendencia.
En resumen, la obesidad es una epidemia que afecta de manera cruda y directa a todas las sociedades contemporáneas. No es solo una cuestión estética, sino un reto que implica la salud cardiovascular, la calidad de vida y, sobre todo, la prevención de enfermedades crónicas. Las medidas deben implementarse desde una edad temprana y con un enfoque integral que involucre a toda la comunidad. En palabras del Dr. Riera Stival, es necesario “dar un giro a nuestros hábitos y desarrollar la conciencia colectiva sobre la obesidad como un problema serio que afecta a nuestra sociedad”. Si no se aborda con la urgencia que requiere, el costo humano y económico será devastador.