El domingo miles de fieles se acercaron a la Iglesia de Liniers para honrar al patrono del trabajo, San Cayetano, que este año, desembocó en una marcha de más de cien mil personas que se dirigieron desde el santuario hasta la Plaza de Mayo bajo la consigna «Paz, pan, tierra, trabajo y techo».
Durante la homilía, el arzobispo de la Ciudad, Mario Poli, señaló que la independencia firmada en Tucumán hace 200 años «alcanzará su plena vigencia conforme a los ideales de sus gestores cuando la familia más postergada de los argentinos tenga una casa digna para formar su hogar, donde no falte la asistencia de la salud, la educación y un trabajo digno y honrado para los padres.
Al predicar el Evangelio sobre la «parábola del buen samaritano», el sacerdote afirmó que los próceres de la independencia fueron «los primeros samaritanos de la patria» y el «ideal» que guio sus pasos -el de un país que funcione «como una gran familia» y donde primen la «solidaridad» y la «fraternidad»-, está todavía «muy lejos de haberse alcanzado».
Luego, Poli, leyó la carta enviada por el papa Francisco con motivo de esta celebración, en la que el obispo de Roma llamó la atención sobre los «índices de desocupación significativamente altos» en el país.
Francisco aclaró que «una cosa es tener pan para comer en casa y otra llevarlo a casa como fruto del trabajo», y sólo esto último es lo que «confiere dignidad», por eso «cuando pedimos trabajo estamos pidiendo sentir dignidad».
Luego de la misa, organizaciones políticas, sociales y sindicales partieron a las 9.30 desde la Iglesia hacia Plaza de Mayo para reclamar «Paz, pan, tierra, trabajo y techo».
Bajo la idea de visibilizar a los sectores más pobres, postergados y excluidos del sistema de trabajo formal, participaron referentes y militantes del Partido Justicialista porteño, el Movimiento Evita, Barrios de Pie, el MTA, la CCC, la Corriente Federal, algunas organizaciones de la CGT, las dos CTA, el gremio estatal ATE, la Corriente Federal de los Trabajadores, la FULP, la FUBA, y Suteba, entre otros.
La marcha fue encabezada por numerosos jóvenes de la organización «Misioneros de Francisco» que portaban una imagen de la Virgen María.
Tras una caminata de doce kilómetros a través de la avenida Rivadavia, con dos paradas en Plaza Flores y otra en Congreso, las columnas ingresaron a la Plaza de Mayo cerca de las 15.
Entre los presentes se encontraban Nora Cortiñas, Osvaldo Bayer y el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel. El acto fue cerrado por tres oradores, Esteban Castro, de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular; Amancay Aradura, de la Corriente Clasista y de Barrios de Pie, Daniel Menéndez. Los oradores reclamaron «un salario universal complementario» y la declaración de la «emergencia social», y pidieron al gobierno que cambie la política económica.
A su vez, Castro resaltó la figura de Francisco, a quien definió como «el Papa compañero, quien nos dijo que había que hacer la reforma agraria cuando estuvimos en el Vaticano».
Además, rescataron la figura del ex secretario general de la CGT, Saúl Ubaldini y pidieron por la libertad de la dirigente social Milagro Sala.
Sobre el final, los manifestantes entonaron el himno nacional y así dio comienzo a un festival donde actuaron Liliana Herrero, Arbolito y Los Cantores del Alba.