por Leticia Pogoriles
La Fundación PH15, que dá talleres de fotografía a chicos en situación de vulnerabilidad de diversos barrios y villas del país para favorecer la integración y socializar la experiencia del arte, cumple quince años desde que comenzó el primer taller en Ciudad Oculta y celebra su crecimiento sostenido con una monumental muestra de 300 fotos captadas por los alumnos, videos e instalaciones artísticas que abre mañana en el Palais de Glace.
En la actualidad, los talleristas trabajan con 40 chicos de Ciudad Oculta y Villa 31 y más de 900 jóvenes y adultos en todo el país, gracias a un convenio con el programa Argentina Conecta donde el objetivo es que los que van a clase se apropien del arte como herramienta de cambio, generando espacios participativos donde producen sus propias fotografías.
PH15 es un ejemplo de fundación y voluntariado en ese sentido. Las fotos -singulares visiones y perspectivas- no sólo pisan fuerte en Argentina, sino que desde ese primer taller hace quince años, los resultados se expandieron por todo el mundo y hubo muestras en Londres, Alemania, Nueva York, Las Vegas, Venezuela, San Pablo, Madrid, Boston y Dakota del Norte.
«El éxito tiene que ver con el talento de los chicos, las obras son magníficas y desmitifican que las fotos de estas comunidades tienen que ser sobre miseria, tristeza, delincuencia o violencia, sino que muestran lo contrario. Son chicos, que juegan, se divierten, estudian y lo muestran con una mirada fresca y espontánea», dice Moira Rubio Brennan, cofundadora junto a Miriam Priotti de PH15.
La exhibición remite a esta idea con instantáneas de vínculos familiares cotidianos, fiestas y cumpleaños, objetos como si estuvieran posando, retratos únicos con la luz exacta, pasillos villeros en blanco y negro, los reflejos en el agua tras una inundación, la comida en la mesa, saltos de felicidad, mascotas que se escapan y playas fuera de temporada.
Algo así cuenta Gabriela Godoy, que pasó por PH15 en 2006: «Sentía que podía expresarme sin tener que pedir a nadie que me escuche. Las fotos eran aquellas que me escuchaban. Me gustaba mucho sacar fotos los días de lluvia y sobre todo cómo quedaba el barrio y los pasillos después del agua. Y lo que para todos era algo feo, calles inundadas, yo lo veía como algo lindo. Me concentraba en los reflejos, me encantaban. Me gustaba sacar algo lindo, yo lo veía como si fuera una pintura».
Y Nahuel Alfonso, que hoy trabaja como fotógrafo, recuerda: que lo que importaba eran «las sensaciones, sin técnicas condicionantes para la búsqueda de un lenguaje personal. Después llegaron las muestras y los viajes, fuimos a lo desconocido, fuimos a expandir nuestros límites y disfrutar de lo nuevo, de lo incierto, de todo a lo que quisimos aspirar y que logramos llegar. PH15 no era solo una teoría o un guión, era real y nosotros logramos ser protagonistas de esa realidad y de nuestras vidas».
Como Nahuel y Gabriela desde el año 2000 ya pasaron más de 1.800 chicos y chicas y en este lapso, se montaron y exhibieron 120 muestras en Argentina y el mundo y más de 3.500 espectadores pudieron ver las obras. Pero, además, esta experiencia se expandió a través de seminarios, notas y conferencias.
«Vamos viendo los cambios, es gratificante que los chicos lo digan diez años después, que se den cuenta que eso que les iba a generar, tiene que ver con autoestima, con sentirse reconocidos como artistas, con utilizar el arte para comunicarse con gente que habitualmente no podían. Son muchos los que decidieron seguir por este rumbo, como docentes o fotógrafos, y que abrieron sus propias organizaciones. Es muy gratificante», dice Rubio Brennan.
Actualmente, un equipo de 17 personas lleva adelante los programas de la organización, aportando sus conocimientos que van desde la expresión fotográfica hasta la gestión de cada iniciativa.
Pero ¿cómo empezó esta historia que le cambió la suerte, el rumbo, la mirada y la subjetividad a tantas personas? «Ciudad Oculta nos eligió a nosotros y no al revés. Hace quince años el fotógrafo Martín Rosenthal estaba haciendo un registro de comedores para la Red Solidaria y unos chicos se le acercaron muy interesados en un taller. Él les dijo que si conseguían un espacio y diez chicos podían empezar un taller. A los 15 días lo llamaron y desde ese sábado estamos ahí. Para nosotros es una filosofía: no vamos adonde no nos llaman, no somos paracaidistas», recuerda la fundadora.
Así nació PH15, ph apócope de photography -en inglés, fotografía- y 15 por ser el número que identifica a Ciudad Oculta, barrio conocido anteriormente como Villa 15. A partir de ese pequeño taller, se abrió un mundo de experiencias artísticas. En La Plata ya dan clases hace cinco años, también están en la Villa 31, pasaron por el barrio La Cava, Boulogne, Villa Soldati y con el Programa Argentina Conectada en distintas localidades del país donde durante un cuatrimestre desarrollan los talleres.
«Fueron años de crecimiento exponencial, fue sin parar, nunca hicimos marcha atrás, fue de mucho aprendizaje. Empezó como un grupo dando un taller chiquito y terminó convirtiéndose en una fundación en 45 lugares. Aprendimos a gestionar con la acción, nunca nos quedamos paralizados, nos fuimos chocando, sí, y aprendimos a los ponchazos», considera Rubio Brennan.
Los quince años -excusa, nombre bautismal y número celebratorio- reunirán desde mañana a compañeros, docentes, alumnos, vecinos, amigos y antojadizos de la fotografía como arte en una muestra en el Palais de Glace, emblemático espacio nacional de exposiciones artísticas, donde se exhibirán fotografías captadas por chicos que en algún momento pasaron por estos talleres y su modo de ver la vida, cambió.
«Mi paso por PH15 son sólo hermosos recuerdos, donde no existía el maestro y el alumno, todos aprendíamos de todos», recuerda Gabriela.
«Nos volvimos a contactar haciendo un balance de PH15: hay testimonios, contando qué les pasó, durante y después de los talleres. Con Miriam Priotti ya tenemos una segunda generación de alumnos, viene los hijos de los chicos. Son reflexiones muy positivas, más allá que no se hayan dedicado al arte, les generó un cambio para valorarse a sí mismos y relacionarse con el mundo», dice Moira.
La muestra «PH15 15 Años – 15 años de historias retratadas por sus propios protagonistas» no sólo es el resultado tangible de que la cultura y el arte deben incidir en el desarrollo de la sociedad sino de la suma de miradas artísticas al mundo. Se podrá ver desde mañana hasta el 20 de septiembre en Posadas 1725.
Además, desde la fundación publicarán un libro con imágenes y para lograrlo se sumaron a la plataforma de financiamiento colectivo idea.me. Con lo recaudado van a imprimir 200 libros y con esa venta se comprarán cámaras y recursos de los talleres. «Hace foco» es el nombre de la campaña y quienes quieran adherirse pueden ingresar a colaborar a partir de 10 pesos.
En la actualidad, los talleristas trabajan con 40 chicos de Ciudad Oculta y Villa 31 y más de 900 jóvenes y adultos en todo el país, gracias a un convenio con el programa Argentina Conecta donde el objetivo es que los que van a clase se apropien del arte como herramienta de cambio, generando espacios participativos donde producen sus propias fotografías.
PH15 es un ejemplo de fundación y voluntariado en ese sentido. Las fotos -singulares visiones y perspectivas- no sólo pisan fuerte en Argentina, sino que desde ese primer taller hace quince años, los resultados se expandieron por todo el mundo y hubo muestras en Londres, Alemania, Nueva York, Las Vegas, Venezuela, San Pablo, Madrid, Boston y Dakota del Norte.
«El éxito tiene que ver con el talento de los chicos, las obras son magníficas y desmitifican que las fotos de estas comunidades tienen que ser sobre miseria, tristeza, delincuencia o violencia, sino que muestran lo contrario. Son chicos, que juegan, se divierten, estudian y lo muestran con una mirada fresca y espontánea», dice Moira Rubio Brennan, cofundadora junto a Miriam Priotti de PH15.
La exhibición remite a esta idea con instantáneas de vínculos familiares cotidianos, fiestas y cumpleaños, objetos como si estuvieran posando, retratos únicos con la luz exacta, pasillos villeros en blanco y negro, los reflejos en el agua tras una inundación, la comida en la mesa, saltos de felicidad, mascotas que se escapan y playas fuera de temporada.
Algo así cuenta Gabriela Godoy, que pasó por PH15 en 2006: «Sentía que podía expresarme sin tener que pedir a nadie que me escuche. Las fotos eran aquellas que me escuchaban. Me gustaba mucho sacar fotos los días de lluvia y sobre todo cómo quedaba el barrio y los pasillos después del agua. Y lo que para todos era algo feo, calles inundadas, yo lo veía como algo lindo. Me concentraba en los reflejos, me encantaban. Me gustaba sacar algo lindo, yo lo veía como si fuera una pintura».
Y Nahuel Alfonso, que hoy trabaja como fotógrafo, recuerda: que lo que importaba eran «las sensaciones, sin técnicas condicionantes para la búsqueda de un lenguaje personal. Después llegaron las muestras y los viajes, fuimos a lo desconocido, fuimos a expandir nuestros límites y disfrutar de lo nuevo, de lo incierto, de todo a lo que quisimos aspirar y que logramos llegar. PH15 no era solo una teoría o un guión, era real y nosotros logramos ser protagonistas de esa realidad y de nuestras vidas».
Como Nahuel y Gabriela desde el año 2000 ya pasaron más de 1.800 chicos y chicas y en este lapso, se montaron y exhibieron 120 muestras en Argentina y el mundo y más de 3.500 espectadores pudieron ver las obras. Pero, además, esta experiencia se expandió a través de seminarios, notas y conferencias.
«Vamos viendo los cambios, es gratificante que los chicos lo digan diez años después, que se den cuenta que eso que les iba a generar, tiene que ver con autoestima, con sentirse reconocidos como artistas, con utilizar el arte para comunicarse con gente que habitualmente no podían. Son muchos los que decidieron seguir por este rumbo, como docentes o fotógrafos, y que abrieron sus propias organizaciones. Es muy gratificante», dice Rubio Brennan.
Actualmente, un equipo de 17 personas lleva adelante los programas de la organización, aportando sus conocimientos que van desde la expresión fotográfica hasta la gestión de cada iniciativa.
Pero ¿cómo empezó esta historia que le cambió la suerte, el rumbo, la mirada y la subjetividad a tantas personas? «Ciudad Oculta nos eligió a nosotros y no al revés. Hace quince años el fotógrafo Martín Rosenthal estaba haciendo un registro de comedores para la Red Solidaria y unos chicos se le acercaron muy interesados en un taller. Él les dijo que si conseguían un espacio y diez chicos podían empezar un taller. A los 15 días lo llamaron y desde ese sábado estamos ahí. Para nosotros es una filosofía: no vamos adonde no nos llaman, no somos paracaidistas», recuerda la fundadora.
Así nació PH15, ph apócope de photography -en inglés, fotografía- y 15 por ser el número que identifica a Ciudad Oculta, barrio conocido anteriormente como Villa 15. A partir de ese pequeño taller, se abrió un mundo de experiencias artísticas. En La Plata ya dan clases hace cinco años, también están en la Villa 31, pasaron por el barrio La Cava, Boulogne, Villa Soldati y con el Programa Argentina Conectada en distintas localidades del país donde durante un cuatrimestre desarrollan los talleres.
«Fueron años de crecimiento exponencial, fue sin parar, nunca hicimos marcha atrás, fue de mucho aprendizaje. Empezó como un grupo dando un taller chiquito y terminó convirtiéndose en una fundación en 45 lugares. Aprendimos a gestionar con la acción, nunca nos quedamos paralizados, nos fuimos chocando, sí, y aprendimos a los ponchazos», considera Rubio Brennan.
Los quince años -excusa, nombre bautismal y número celebratorio- reunirán desde mañana a compañeros, docentes, alumnos, vecinos, amigos y antojadizos de la fotografía como arte en una muestra en el Palais de Glace, emblemático espacio nacional de exposiciones artísticas, donde se exhibirán fotografías captadas por chicos que en algún momento pasaron por estos talleres y su modo de ver la vida, cambió.
«Mi paso por PH15 son sólo hermosos recuerdos, donde no existía el maestro y el alumno, todos aprendíamos de todos», recuerda Gabriela.
«Nos volvimos a contactar haciendo un balance de PH15: hay testimonios, contando qué les pasó, durante y después de los talleres. Con Miriam Priotti ya tenemos una segunda generación de alumnos, viene los hijos de los chicos. Son reflexiones muy positivas, más allá que no se hayan dedicado al arte, les generó un cambio para valorarse a sí mismos y relacionarse con el mundo», dice Moira.
La muestra «PH15 15 Años – 15 años de historias retratadas por sus propios protagonistas» no sólo es el resultado tangible de que la cultura y el arte deben incidir en el desarrollo de la sociedad sino de la suma de miradas artísticas al mundo. Se podrá ver desde mañana hasta el 20 de septiembre en Posadas 1725.
Además, desde la fundación publicarán un libro con imágenes y para lograrlo se sumaron a la plataforma de financiamiento colectivo idea.me. Con lo recaudado van a imprimir 200 libros y con esa venta se comprarán cámaras y recursos de los talleres. «Hace foco» es el nombre de la campaña y quienes quieran adherirse pueden ingresar a colaborar a partir de 10 pesos.