jueves, enero 30

¿POR QUÉ LOS SALARIOS NO RECUPERAN EL PODER DE COMPRA?

El 22 de enero, el INDEC publicó datos de ventas de supermercados que indican una caída interanual acumulada del 11,9% hasta noviembre de 2024. Esto reavivó el debate sobre el consumo popular y la dinámica de los salarios reales. El Gobierno afirma que los salarios registrados en el sector privado han recuperado lo perdido desde finales de 2023. Sin embargo, las ventas en supermercados y el consumo de productos básicos (yerba, carne, leche) han disminuido, lo que no sugiere una mejora en los niveles salariales mencionados.

¿Cómo comparar estas variables para entender este fenómeno? Con el objetivo de analizar el comportamiento del consumo (ventas de supermercado) con relación al poder de compra (salario real del sector privado registrado), el Centro de Economía Política de Argentina (CEPA) elaboró un estudio a través de cual logró correlacionar ambos indicadores.

El informe del CEPA califica como imposible de sostener que exista la recuperación salarial que afirma el Gobierno. Validar esta tesis implicaría aceptar que gran parte de la sociedad puede consumir los mismos bienes que en noviembre de 2023 (leche, carne, yerba, etc.), pero opta por no hacerlo. La razón de esta discrepancia es que la medición de inflación del INDEC, utilizada para ajustar salarios, y ya no refleja el verdadero consumo de los argentinos, ya que sub-pondera el peso de los servicios (luz, gas, transporte). Si se actualizarán los ponderadores con la Encuesta de Gasto de Hogares (ENGHO) 2017-2018, resultaría en un 8,5% más de inflación desde la asunción de Milei.

En este sentido, el estudio señala que el coeficiente de correlación entre el promedio de salarios registrados privados sin estacionalidad (SIPA, proyectado a nov-24 por RIPTE) y las ventas de supermercados INDEC (precios constantes desestacionalizados) es de 0,838 entre enero de 2017 y noviembre de 2023, lo que indica una fuerte correlación. Esto significa que el aumento del salario real está asociado con un crecimiento en el consumo en supermercados, y su disminución lleva a una reducción en las ventas.

Sin embargo, entre diciembre de 2023 y noviembre de 2024, la correlación cambia drásticamente a -0,05, lo que sugiere que el consumo en supermercados ya no sigue la tendencia del salario real. Un coeficiente cercano a 1 indica una fuerte relación entre las variables, mientras que un valor próximo a 0 indica poca o ninguna correlación. Esta divergencia se explica porque la medición actual de la inflación no refleja la canasta de consumo de los argentinos, sino una recuperación salarial distorsionada. Al deflactar la evolución salarial desde noviembre de 2023 utilizando el IPC con ponderadores actualizados según la ENGHo 2017/2018, las ventas de tres supermercados muestran una correlación mucho más fuerte con el salario real deflactado, recuperando la fuerte relación que existía hasta noviembre de 2023.

Surge una pregunta: ¿son reales los números del INDEC? Según el estudio citado, existen tres puntos importantes a considerar: primero, la inflación está bien calculada según la metodología vigente; segundo, la canasta utilizada no representa el consumo de los argentinos; y tercero, el INDEC debería corregir la limitación de representación en la medición del Índice de Precios al Consumidor (IPC). El debate sobre el costo de vida no pone en duda la veracidad de los datos del Instituto, sino que se centra en analizar si la metodología refleja realmente los incrementos de los gastos más significativos de la población y si el INDEC podría ajustar este aspecto. La clave son los ponderadores: la crítica a la inflación actual se relaciona principalmente con los ponderadores que utiliza el INDEC para sus cálculos.

Aclaremos algunas definiciones, como ¿qué son los ponderadores? Según el INDEC, «los ponderadores reflejan la importancia relativa de los bienes y servicios en el gasto promedio de los hogares, y se construyen a partir de una encuesta de gastos.» En otras palabras, para medir la inflación, el INDEC elabora una «canasta» de gastos mediante la «Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares» (ENGHO), la cual identifica los bienes y servicios que consumen los hogares y el porcentaje del gasto total que se destina a cada uno. Este porcentaje se conoce como ponderador.

El INDEC utiliza actualmente ponderadores del IPC con base en diciembre de 2016 (100), que se originan de los gastos de los hogares urbanos de la ENGHO 2004/05 por región, y de los precios relevados en diciembre de 2015. Al actualizar las ponderaciones de la nueva canasta, se realizaron ajustes ad-hoc para reflejar mejor los hábitos de consumo actuales. Por ejemplo, en la ENGHO 2004/05, los hogares gastaban más en telefonía fija que en móvil, mientras que hoy la situación es inversa. Además, el gasto en Internet domiciliario era menor en 2004/05. Para corregir estas distorsiones, se ajustó la ponderación de los servicios de telefonía fija, móvil e Internet domiciliaria. Como las empresas que ofrecen estos servicios son pocas y brindan todos, se usaron datos de facturación para reasignar la ponderación del gasto total en servicios telefónicos a cada uno específicamente.

En esta actualización, el INDEC estimó el gasto promedio de los hogares según las diferentes categorías analizadas, construyendo así la estructura de ponderadores con datos de 2004/05, periodo de referencia de los ponderadores originales, utilizando bienes y servicios consumidos hasta diciembre de 2015. Por ello, las ponderaciones del IPC son “híbridas”: combinan datos de del INDEC con precios del periodo base del índice. En consecuencia, los ponderadores de 2004-2005, actualizados a diciembre de 2016, revelan que los hogares argentinos destinan el 27% de sus gastos a alimentos y bebidas no alcohólicas, el 11% a transporte y el 9,9% a vestimenta, entre otros.

Estos no son los ponderadores actuales. El INDEC ha actualizado la incidencia de cada rubro por precio, modificando así el ponderador final, lo que da un carácter híbrido. Por ejemplo, los datos actualizados a noviembre de 2023 muestran una disminución en la ponderación de Vivienda y Transporte, que pasa del 9,4% y 11% en diciembre de 2016 a 6,3% y 10,1% en noviembre de 2023. En contraste, la ponderación de alimentos y bebidas aumenta del 27% al 30,8% en noviembre de 2023. Es importante mencionar que las actualizaciones de los ponderadores debido a precios hacen que las variaciones relativas, que no son bruscas, tiendan a “compensarse” con el tiempo.

Sin embargo, resulta crucial señalar que el problema metodológico surge ante cambios abruptos en las cantidades consumidas o en la estructura de gastos, que el INDEC no logra medir. Por ejemplo, si consumo solo tomate y su precio aumenta un 100%, mi inflación sería del 100%. Sin embargo, probablemente dejaría de consumir tomate y optaría por lechuga, un cambio que el INDEC no captura. En cuanto a la estructura de gastos, si los precios de la electricidad suben un 500% de un mes a otro, el gasto total en ese rubro se incrementa considerablemente, pero el INDEC no lo registra de inmediato, ya que su ajuste por precios ocurre al mes siguiente. Posteriormente, si otros rubros también aumentan un 500% mientras que los servicios no lo hacen, el indicador intentaría compensar esas variaciones. No obstante, la magnitud del aumento (500%) dificulta que esto suceda, consolidando así la distribución del gasto promedio entre los diferentes rubros.

La limitación de utilizar ponderadores fijos actualizados en cada ENGHo es que no están adaptados a cambios rápidos en las pautas de consumo, las cuales determinan el nivel de inflación. Además, los aumentos significativos en precios de servicios y transporte no se reflejan adecuadamente en el indicador. Esto lleva a cuestionarse por qué no realizar una nueva medición. La respuesta es clara: medir el consumo poblacional es costoso y lento; no es factible calcular mensualmente gastos y categorías de consumo, ni establecer ponderadores arbitrarios que representen el consumo promedio de la sociedad. No obstante, el INDEC dispone de una herramienta para abordar este problema: los resultados de la Encuesta Nacional de Gastos de Hogares 2017/2018 (ENGHO 2017/2018).

Lo razonable sería aplicar los ponderadores antes de los cambios significativos en los precios relativos que resultan de las políticas del actual Gobierno, es decir, en diciembre de 2023. Esto permitiría reflejar con mayor precisión los aumentos en los rubros mencionados. Sin embargo, el Gobierno busca actualizar los datos a partir de ahora para evitar registrar la corrección de precios de meses anteriores y así eludir el costo político de un aumento en la inflación al inicio del año. La disminución de la inflación es su principal argumento de validación ante la sociedad, por lo que rechazar la aplicación de la ENGHo a finales de 2023 se convierte en un interés político innegociable. ¿Por qué le preocupa tanto al Gobierno este tema? ¿Es relevante la diferencia en la aplicación del indicador? Sí. Al aplicar los ponderadores de 2017/2018, se observa un incremento del 8,5% en la inflación desde la asunción de Milei. Las variaciones se concentran en febrero y abril de 2024, donde los precios en «Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles” aumentaron por encima del promedio (20,2% en febrero frente al 13,2% del índice general y 35,6% en abril frente al 8,8% del índice general). Un fenómeno similar se observa en “Transporte” en febrero de 2024 (21,6% frente al 13,2% del índice general).

En el período de noviembre 2023 a octubre 2024, la inflación acumulada fue del 159,8% con los ponderadores actuales, pero si utilizáramos los ponderadores de la ENGHO 2017/18, alcanzaría el 181,9%. Esta diferencia de 22,1 puntos porcentuales durante la gestión Milei representa un 8,5% de inflación adicional acumulada. Esta variación explica por qué la aparente recuperación de los salarios registrados privados «no se siente»; con la metodología actual, el poder adquisitivo de este grupo crece un 1,5% en noviembre de 2024 en comparación con noviembre de 2023, mientras que al aplicar los ponderadores de 2017, la reducción en la capacidad de compra sería del 6,8%.

Esta distancia explica por qué la aparente recuperación de los salarios registrados privados “no se siente”. Según la metodología actual, el poder adquisitivo de este grupo de trabajadores aumentó un 1,5% en noviembre de 2024 en comparación con noviembre de 2023. No obstante, al aplicar los ponderadores de 2017, la pérdida de capacidad de compra alcanza el 6,8%.

Por otra parte, la actual evolución del consumo revela caídas en los principales productos masivos: Las ventas de productos lácteos muestran una caída significativa en el mercado interno, acumulando una baja interanual de 6,9% en noviembre 2024, y de 11,1% en el período enero-noviembre de 2024 en comparación con el mismo período de 2023. Se registra el peor nivel de consumo interno per cápita de carne vacuna de los últimos 26 años, con una caída de 9,0% en 2024. En noviembre 2024 el consumo de yerba mate, muestra un guarismo de 15,1% por debajo del mismo mes del año anterior.

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