Un total de 15 niñas de entre 11 y 16 años que viven en la villa 1-11-14 en la zona del bajo Flores porteño desparecieron unos días de sus casas y luego regresaron pero no contaron lo que les pasó, tras ser captadas mediante engaños a través de Facebook, según un relevamiento efectuado por una organización social que recopiló datos de los últimos diez meses.
La Red de Docentes, Familiares y Organizaciones del Bajo Flores, conformadas por vecinos y maestras del lugar, realizó un relevamiento en 16 escuelas, incluida la que funciona dentro de la villa, ante las reiteradas despariciones de niñas y la «inacción de las autoridades» con el propósito de alertar y generar medidas preventivas.
«Logramos documentar las historias de 15 chicas, pero estamos seguros que son muchas mas», dijo Silvina Herrera, docente de una de las escuelas de la zona sur porteña, donde está ubicada la Villa 1.11.14.
El trabajo determinó que hay una situación repetitiva en la desaparición de estas niñas y los integrantes de la red sospechan del funcionamiento de una red de trata de personas con fines sexuales.
«El contacto comienza en las redes sociales, con despliegue reiterado de tácticas de seducción, seguidas de amenazas y chantajes con el objetivo de que entreguen fotos desnudas y videos de contenido sexual, sobre todo a través de Facebook», detalló Herrera.
Luego, muchas de esas niñas «desaparecen durante varios días y vuelven a reaparecer producto de la movilización social de las sus familiares, organizaciones sociales y docentes de las escuelas del Bajo», explicó la docente integrante de la Red y amiga de una mamá que atravesó esta situación con una de sus hijas.
«En su mayoría, las pibas mantienen un cerrado silencio respecto de lo ocurrido, al menos con los adultos que las rodean», contó la docente, por lo que referentes del barrio van a las escuelas «donde invitamos a las chicas a distintas actividades, pensando estrategias didácticas preventivas».
También, colocan mesas con información en distintos sectores del barrio para que las personas sepan adonde recurrir para denunciar desapariciones de niñas y adolescentes.
«Les sugerimos que llamen al 137, que es la Brigada Niñ@s del Ministerio de Justicia, al 144 del Consejo Nacional de las Mujeres, o que recurran a la oficina de ATAJO, ubicada en el Camilo Torres y Riestra o directamente que vayan a la Procuración contra la Trata de Personas (PROTEX)».
La sospecha es que «no son casos aislados, están conectados, por eso pedimos que investigue la fiscalía especializada», destacó Herrera.
Para avanzar en la visibilidad del tema, mañana a las 18 realizarán una reunión de la que participará la antropóloga Rita Segato, especialista en violencias hacia las mujeres que reside en Brasil, y otros referentes sociales, en La Cazona de Flores de Morón 2453.
«La realidad de las niñas y adolescentes que viven en el barrio, conocer las tramas económicas y políticas de los circuitos de captura, así como conocer resistencias frente a estas violencias y pensar estrategias futuras», son parte de los desafíos que se propone la Red para acompañar a las que se fueron y volvieron, pero aún, no pueden hablar.
La Procuraduría contra la Trata y la Explotación Sexual (PROTEX), trabaja en el tema desde hace tiempo y detalla que se está ante una “red de pedofilia para explotación sexual”.
«Pero es preciso determinar cuál es la dimensión de esta red, y qué tipo de articulaciones detenta, ya sea con otras estructuras de poder territorial (como el narcotráfico), o con las instituciones del Estado (como las fuerzas de seguridad).», destacó el titular de la Protex, Marcelo Colombo.
Precisó que aun no saben «si esta modalidad de violencia específica que tiene como vehículo el cuerpo de niñas y adolescentes de la villa 1.11.14, tiene como interlocutor ´-ó “esta dedicado” en los términos de Rita Segato- hacia otros sujetos masculinos detentores de poder del propio barrio, y/o si forman parte de los circuitos económicos y financieros informales del propio territorio».
Sostuvo además que «tampoco contamos con una hipótesis firme sobre cómo y por qué las pibas son atrapadas. Creemos que existe una modalidad de reclutamiento afectivo, sostenido sobre condiciones de una adolescencia precaria, que luego se transforma en reclutamiento forzoso, a partir de amenazas contra ellas y sus familias, chantaje y extorsión».
La Red de Docentes, Familiares y Organizaciones del Bajo Flores, conformadas por vecinos y maestras del lugar, realizó un relevamiento en 16 escuelas, incluida la que funciona dentro de la villa, ante las reiteradas despariciones de niñas y la «inacción de las autoridades» con el propósito de alertar y generar medidas preventivas.
«Logramos documentar las historias de 15 chicas, pero estamos seguros que son muchas mas», dijo Silvina Herrera, docente de una de las escuelas de la zona sur porteña, donde está ubicada la Villa 1.11.14.
El trabajo determinó que hay una situación repetitiva en la desaparición de estas niñas y los integrantes de la red sospechan del funcionamiento de una red de trata de personas con fines sexuales.
«El contacto comienza en las redes sociales, con despliegue reiterado de tácticas de seducción, seguidas de amenazas y chantajes con el objetivo de que entreguen fotos desnudas y videos de contenido sexual, sobre todo a través de Facebook», detalló Herrera.
Luego, muchas de esas niñas «desaparecen durante varios días y vuelven a reaparecer producto de la movilización social de las sus familiares, organizaciones sociales y docentes de las escuelas del Bajo», explicó la docente integrante de la Red y amiga de una mamá que atravesó esta situación con una de sus hijas.
«En su mayoría, las pibas mantienen un cerrado silencio respecto de lo ocurrido, al menos con los adultos que las rodean», contó la docente, por lo que referentes del barrio van a las escuelas «donde invitamos a las chicas a distintas actividades, pensando estrategias didácticas preventivas».
También, colocan mesas con información en distintos sectores del barrio para que las personas sepan adonde recurrir para denunciar desapariciones de niñas y adolescentes.
«Les sugerimos que llamen al 137, que es la Brigada Niñ@s del Ministerio de Justicia, al 144 del Consejo Nacional de las Mujeres, o que recurran a la oficina de ATAJO, ubicada en el Camilo Torres y Riestra o directamente que vayan a la Procuración contra la Trata de Personas (PROTEX)».
La sospecha es que «no son casos aislados, están conectados, por eso pedimos que investigue la fiscalía especializada», destacó Herrera.
Para avanzar en la visibilidad del tema, mañana a las 18 realizarán una reunión de la que participará la antropóloga Rita Segato, especialista en violencias hacia las mujeres que reside en Brasil, y otros referentes sociales, en La Cazona de Flores de Morón 2453.
«La realidad de las niñas y adolescentes que viven en el barrio, conocer las tramas económicas y políticas de los circuitos de captura, así como conocer resistencias frente a estas violencias y pensar estrategias futuras», son parte de los desafíos que se propone la Red para acompañar a las que se fueron y volvieron, pero aún, no pueden hablar.
La Procuraduría contra la Trata y la Explotación Sexual (PROTEX), trabaja en el tema desde hace tiempo y detalla que se está ante una “red de pedofilia para explotación sexual”.
«Pero es preciso determinar cuál es la dimensión de esta red, y qué tipo de articulaciones detenta, ya sea con otras estructuras de poder territorial (como el narcotráfico), o con las instituciones del Estado (como las fuerzas de seguridad).», destacó el titular de la Protex, Marcelo Colombo.
Precisó que aun no saben «si esta modalidad de violencia específica que tiene como vehículo el cuerpo de niñas y adolescentes de la villa 1.11.14, tiene como interlocutor ´-ó “esta dedicado” en los términos de Rita Segato- hacia otros sujetos masculinos detentores de poder del propio barrio, y/o si forman parte de los circuitos económicos y financieros informales del propio territorio».
Sostuvo además que «tampoco contamos con una hipótesis firme sobre cómo y por qué las pibas son atrapadas. Creemos que existe una modalidad de reclutamiento afectivo, sostenido sobre condiciones de una adolescencia precaria, que luego se transforma en reclutamiento forzoso, a partir de amenazas contra ellas y sus familias, chantaje y extorsión».