sábado, noviembre 23

SOLEDAD ACUÑA O COMO DESENTENDERSE DE LA FUNCIÓN DE EDUCAR

El escandalo de la semana en este tórrido enero del tercer año de la peste, estuvo protagonizado nada menos que por  la ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, cuando, refiriéndose a que uno de los principales objetivos del oficialismo es que los estudiantes no dejen la escuela y sugiriendo que los que se fueron deben volver y aseverando que «Hoy en 2022, después de dos años (de pandemia), ya es muy tarde para salir a buscar chicos, porque esos alumnos (que dejaron la escuela), seguramente ya están perdidos en un pasillo de una villa, ya cayeron en actividades del narcotráfico o ya tuvieron que ponerse a trabajar, perdieron su propia fe respecto de las oportunidades de estudiar».

Estas declaraciones proferidas sin ningún tipo de recato por quien tiene a cargo la cartera educativa en la Ciudad, es decir digita la formación de nuestros hijos, hijas y adolescentes causó más que asombro, estupor en tanto en los distintos ámbitos de la comunidad educativa, como en organismos defensores de  Derechos Humanos y organismos estatales.

«La derecha estigmatiza. No piensa en políticas para los pibes y las pibas. Lo vimos en los cuatro años de Mauricio Macri y de María Eugenia Vidal”, expresó Ayelén López directora provincial de Juventudes bonaerense, quien destacó los programas que lleva a cabo el organismo a su cargo, entre ellos, el denominado  Envión y Centros Juveniles,  a través del cual «buscan contener a los pibes y las pibas, organizar y dar herramientas, con la finalidad de evitar que dejen la escuela o bien que vuelvan a la misma.

«Buscamos casa por casa, nunca es tarde para volver a la educación”, aseveró López, que  también se refirió a las políticas que se llevan adelante para las juventudes en plena temporada y dijo que «no es lo mismo pensar políticas públicas para los pibes del conurbano que para los pibes del interior bonaerense; no es lo mismo las políticas para pibes en situación de vulnerabilidad social que las promociones en la costa».

“Desde el Ministerio de Desarrollo de la Comunidad, que nos dedicamos mucho en los barrios populares, también trabajamos para que pibes y pibas puedan viajar, ir a la playa, ir a Tecnópolis”, graficó la funcionaria bonaerense, y explicó que se trabaja «en la institucionalización de la solidaridad, tanto con los cuidados en materia de Salud Pública como en una articulación con el ANSES buscando barrio por barrio, casa por casa para inscribirlos a la beca progresar”.

Por su parte, la CTA de los Trabajadores de la Ciudad juzgó que los dichos de la ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, evidencian su «pensamiento clasista» y el de «todo» el Gobierno capitalino. En este sentido,  esta central sindical,  remarcó que la obligación del Gobierno porteño es incluir a todos los niños, niñas y adolescentes que no regresaron a la escuela como consecuencia de la pandemia de coronavirus, en lugar de  tratarlos como elementos de descarte social.

«Esta no es la primera vez que escuchamos este tipo de declaraciones de la Ministra, quien hace solo unos meses calificó a los y las docentes de fracasados y sin capital cultural», sentencia un comunicado de esta organización donde asevera que este tipo declaraciones pone «en evidencia su pensamiento clasista y el de toda la gestión del GCBA, lo que se reafirma en las políticas dirigidas al sector educativo».

A su vez, la CTA señaló en ese mismo comunicado las múltiples problemáticas que atraviesan docentes y estudiantes de la ciudad, como «la falta de vacantes, la reducción del presupuesto educativo y la falta de dispositivos y de conectividad»; a las cuales calificaron como «el reflejo del vaciamiento que lleva adelante el Gobierno de la Ciudad, y que afecta profundamente a los barrios más vulnerados».

«Acompañamos a cada pibe y a cada docente que, a pesar de estas circunstancias, sigue poniendo el cuerpo para garantizar el derecho a la educación», concluyeron en solidaridad con la comunidad educativa.

En tanto, la secretaria general del gremio docente UTE-Ctera, Angélica Graciano, calificó como «sumamente discriminativas y clasistas» las declaraciones de la ministra  Acuña y aseguró que «muestra realmente una discriminación de clase muy complicada».

«Como responsable del Ministerio de Educación tendría que preguntarse qué estuvieron haciendo todo este tiempo porque, según lo que han dicho, ellos no han perdido un solo día de clases», sostuvo la dirigente gremial, quien añadió: «Es inexplicable que salga a hablar como si no tuviera nada que ver en la conducción del ministerio, como si estuviera por afuera».

Asimismo, Graciano consideró además que «el Ministerio de Educación de la Ciudad, encabezado por Acuña, no ha tenido políticas proactivas para que los jóvenes estén en las escuelas, no han distribuido las computadoras en cuanto a conectividad, como tampoco desarrollaron programas complementarios para el apoyo de la escolaridad».

En la misma sintonía, el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) calificó como «estigmatizantes» y «discriminatorias» las expresiones de la ministra porteña de Educación, Soledad Acuña, y advirtió que exhiben «prejuicios ideológicos elitistas y un desprecio a la cosa pública en general» que generan «un grave daño institucional».

«Implica un grave daño institucional que la ministra Soledad Acuña se haya dirigido de manera discriminatoria a la población receptora de sus políticas. Más aún tratándose de menores de edad de grupos históricamente vulnerabilizados, que durante los últimos años tuvieron que sufrir además los efectos de una pandemia», expresa un comunicado del INADI, donde se remarca que estos dichos de la funcionaria, al igual que gobierno que encabeza Horacio Rodríguez Larrea «se desentienden de sus obligaciones como funcionarios: garantizar la educación de calidad en tanto derecho humano para todos los sectores de la sociedad».

«Con su discurso suma una dimensión más a la discriminación, al responsabilizar a los grupos vulnerados de su situación y realizar asociaciones infundadas y estigmatizantes en cuanto a niñez, criminalidad, pobreza y educación pública», agrega el comunicado al tiempo que resaltan que las declaraciones de Acuña «demuestran sus prejuicios ideológicos elitistas y un desprecio a la cosa pública en general, sesgo personal que ha manifestado en otras oportunidades y que es compartido por parte de su entorno político».

Sobre el impacto de la pandemia de coronavirus, el INADI recordó que desató una situación «inédita» en lo social, lo educativo y lo sanitario «dejando cifras dramáticas», en particular para los niños, a quienes afectó con «deficiencias elementales en condiciones básicas en un momento en que se encuentran en proceso de crecimiento» y con consecuencias «graves» a nivel intergeneracional.

Por su parte, la pedagoga Adriana Puiggrós, exdirectora general de Cultura y Educación bonaerense, calificó como “racistas” los dichos de la ministra Soledad Acuña y señaló la coherencia de estas aseveraciones con las de la exgobernadora bonaerense María Eugenia Vidal y del expresidente Mauricio Macri, quienes consideran que «los chicos pobres están condenados y no hay que utilizar recursos para que ellos estudien».

«Lo que hay que hacer es aumentar las tareas de seguridad para evitar que delincan o estén en el narcotráfico. La de Acuña es una idea profundamente racista, porque consideran a las clases populares inferiores a un sector social. Piensan de esa forma, hay que convencerse de que el desprecio que tienen es profundo, ideológico y esto lo traducen en políticas concretas. Por eso, también están en contra de todo tipo de subsidio”, agregó Puiggrós, y  recordó que “son los mismos sectores que criticaron que el gobierno de la provincia de Buenos Aires le entregue una ayuda económica a quienes no estudian para que puedan concurrir a las aulas».

La pedagoga consideró además que la funcionaria parte «del razonamiento que afirma que aquel que tenga dificultades para estudiar debe trabajar y no hay que darle ninguna beca. A ellos no les interesa emprender la batalla por la educación del pueblo, y con estos dichos confirman que lo que hay que hacer es privatizar lo más posible. Hay que pensar mucho esto porque son maneras muy profundas de pensar que construyen argumentos que son fáciles de tomar para grandes sectores de la población”, puntualizó.

Para la secretaria gremial de la Asociación Docente Ademys, Amanda Martin: » la ministra de Educación, Soledad Acuña, una vez más se expresó con repercusiones radiales de manera discriminatoria y violenta contra la juventud que concurre fundamentalmente a las escuelas públicas o pobres, como ella lo tildó, demostrando su orientación como defensora de un régimen que solo hace crecer la pobreza y la deserción escolar».

«En un país con más del 60% de pibes pobres, las declaraciones de la ministra son un ataque violento para aquellos estudiantes que se organizaron bajo duras condiciones de barrios y villas de la ciudad de Buenos Aires, que le reclamaron una y otra vez computadoras y conectividad para poder acceder al derecho elemental de estudiar, y no tuvieron respuesta», remarcó Martín  y aseguró que Acuña «no se hace cargo de su política» educativa y «se lava las manos de cualquier tipo de plan que implique revincular a los estudiantes»

«El gobierno de la Ciudad de Buenos Aires no tuvo respuesta a través de un programa de distribución masiva de computadoras y conectividad, ni becas, y esto está directamente relacionado con el impacto que tuvo en las trayectorias educativas», enumeró la dirigente de Ademys, y denunció que el registro de deserción escolar que presentó Acuña no coincide con «el propio registro de las escuelas y no toma en cuenta a los que hace rato no están o nunca ingresaron en el sistema educativo».

«Desmentimos que sean solamente 6500 estudiantes que no pudieron culminar sus estudios, tampoco 100», enfatizó Amanda Martín, recordó  la «falta de nombramiento de docentes para montar un programa integral de seguimiento de trayectorias escolares»  se pronunció  contra los «anuncios marketineros» y las «evaluaciones improvisadas a fin de año» que hicieron desde el Gobierno porteño, «que no hizo más que agudizar la crisis educativa que hoy preocupa a familias, docentes y estudiantes».

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