viernes, noviembre 22

EL 3J DESBORDÓ LAS CALLES

“Contra la violencia patriarcal y contra la violencia del Estado, basta de represión y criminalización; trabajo digno para todas, basta de ajuste, exclusión y endeudamiento. Basta de femicidios y travesticidios. ¡Ni Una Menos!”, comienza diciendo el documento consensuado y leído en la jornada del 3 de junio pasado al celebrarse la tercera movilización de mujeres contra el femicidio, los travesticidios, el acoso callejero, la violencia sexista y la trata de mujeres.

La concurrencia superó las expectativas. A las 16 horas una multitud de mujeres había colmado la plaza de los Dos Congresos. Con colores, música, comparsas, canticos y pintadas sacudieron las rejas que rodean al Congreso Nacional. Reclamaron allí que se legisle, gobierne y haga justicia para frenar la matanza de mujeres “Las enormes movilizaciones que gestamos, que atravesaron nuestro país y el continente desde el 3 de junio de 2015, con el grito Ni una menos, fueron la voz de nuestro hartazgo: Basta, basta de violencia machista, basta de complicidad estatal para esas violencias. Reclamamos prevención y cuidado, igualdad y justicia social. La demanda al Estado, tanto al Gobierno de Mauricio Macri y la alianza Cambiemos como a los gobiernos provinciales, es clara: se trata de las políticas integrales de prevención de la violencia patriarcal y respuesta adecuada a las víctimas. Nunca pedimos el endurecimiento de las penas: tampoco menos libertades. Hablan por nosotras y dicen que queremos menos libertades sociales a cambio de una protección que nunca llega, pero esos pedidos siempre se vuelven contra el pueblo; sobre todo contra nosotras, que a la vez que nos dejan indefensas, nos criminalizan cuando queremos defendernos y nos persiguen cuando hacemos oír nuestro grito”, expresa en documento que se leyó sobre el escenario montado en Plaza de Mayo.

Avenida de Mayo se hizo peatonal en pocos minutos. Allí llegaban centenares de mujeres acompañadas de amigas, familiares o von sus hijos a participar. La mayoría portaba pancartas escritas a mano donde se exigía al Estado Nacional la implementación de políticas de prevención de los homicidios. Señalando que la negativa de implementarlas, hace cómplice al gobierno “No nos callan. Por tercera vez marchamos un 3 de junio. Porque todos los días una mujer, una niña, una travesti, aparece muerta. El patriarcado se sostiene con esa violencia sobre nuestros cuerpos. Y no nos vamos a creer que es culpa de manifestarnos que la violencia crece, ahora más que antes, tenemos que seguir la misma huella. Tenemos que seguir ese camino que nos abrieron hasta esta plaza las luchas protagonizadas por las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Ellas nos llevaron muy lejos. Con ellas fuimos parte, hace menos de un mes, del cuerpo colectivo que repudió masiva y claramente el 2×1 para los genocidas, para seguir diciendo basta a la impunidad al terrorismo de estado y sus secuelas”, señala el documento escrito en conjunto.

“Estamos en las calles, estamos resistiendo y no nos vencieron. A la crueldad femicida le oponemos feminismo y organización, la revuelta que dice ¡Basta!: Ni una víctima más. Ni una menos. Libertad, autonomía, deseo y revolución. Emancipación del patriarcado!
Sin embargo, a nuestra marea, el Estado le responde con represión. A nuestras demandas, con manipulaciones. Quieren convertir la lucha de las mujeres en adorno cosmético de una política excluyente antes que en efectivas estrategias de cuidado de la vida. El Estado participa del pacto de complicidad machista que incluye al femicida, pero también a los agentes judiciales machistas que no creen en la palabra de la víctima, los medios de comunicación que solo nos reconocen como víctimas para su show del horror, los políticos que nos usan de excusa para quitar derechos. No sólo las demandas del 3 de junio siguen sin cumplirse. Peor: el ritmo de los femicidios y travesticidios se aceleró, no tenemos un sólo día que no esté marcado por el duelo. Y también empeoraron nuestras condiciones de vida: nos sustrajeron derechos y múltiples amenazas se ciernen sobre nosotras y sobre todxs. Hoy en la argentina, dos presas paradigmáticas, Higui, presa política del patriarcado por defenderse de sus violadores, y Milagro Sala, por protestar contra el gobierno, son demandas inclaudicables de este movimiento”.

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